4 cosas que debes hacer en tu visita a Puerto Madryn
Puerto Madryn, en la Patagonia argentina, permite el avistaje de pingüinos recorriendo sus costas. (Imagen Ilustrativa - FreePik)

Conformada por un total de seis provincias -Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, la Antártida e Islas del Atlántico Sur- la Patagonia argentina es un destino fascinante. Entre sus destinos dilectos, se encuentra Puerto Madryn, esta ciudad de Chubut que a orillas del Oceáno Atlántico, despliega su esplendor.

Conocida popularmente por el avistaje de las ballenas desde sus costas, Puerto Madryn permite un acercamiento único con la fauna autóctona y la maravillosa experiencia de adentrarse en los sabores de la escendencia galesa a la hora del té.

Una por una, 4 cosas imperdibles en Puerto Madryn

Considerada la capital nacional del buceo, «Madryn» como se la conoce puertas adentro, es una ciudad maravillosa, señalada como la entrada al bellísimo espectáculo que ofrece Península de Valdés. Desde avistajes de fauna local a experiencias gastronómicas y deportivas únicas, todo en la ciudad chubutense invita al disfrute y la admiración.

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Punta Tombo es el hogar de los pingüinos de Magallanes. (A Sparrow at Home en Flickr)

Punta Tombo es el lugar por elección de los pingüinos de Magallanes para preparar sus nidos y criar a sus polluelos. Ubicada a 180 kilómetros de Puerto Madryn, este Área Natural Protegida alberga aproximadamente a unas 400 mil aves al año.

Con categoría de Parque Nacional/Provincial en gestión, el Parque busca proteger y preservar el hábitat que naturalmente elegido por los pingüinos para su proliferación. En efecto, y siempre con el objetivo de cuidar esta especie, el parque -que abarcar unas 210 hectáreas de Estepa Patagónica- permanece cerrado entre abril y septiembre momento en que los pingüinos se encuentran mar adentro.

Desde el centro de visitantes parte un sendero de unos 3.500 metros que bordea la costa y permite ver de cerca las colonias de pingüinos con sus crías. Un espectáculo maravilloso que vale la pena ver.

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Avisaje de ballenas en Puerto Madryn. (Francisco Paez en Flickr)

Las costas de Puerto Madryn permiten presenciar otro espectáculo único: el avistaje de ballenas. En efecto, desde mayo a diciembre, las ballenas francas se acercan al lugar en la etapa de apareamiento. En particular, es entre septiembre y noviembre cuantos más ejemplares es posible divisar. El avistaje, en tanto puede hacerse tanto desde la costa, como embarcado.

  • Avistaje desde la costa: El mejor punto para ver las ballenas desde la costa es la Playa El Doradillo -que permite a los visitantes verlas a pocos metros de la playa- aunque también es posible verlas desde Punta Pardelas, Playa Larralde y Playa Ameghino. ¿Lo recomendable de la práctica? Su costo nulo y la posibilidad de adentrarse en la observación sin que medien interlocutores.
  • Avistaje embarcado: Las excursiones parten desde Puerto Pirámides y se realizan en embarcaciones de no más de 20 o 30 pasajeros. Durante una hora y media, las embarcaciones acceden a puntos frecuentados por las ballenas que, natural y mansamente, se acercan a los botes permitiendo a los turistas sentirse prácticamente junto a ellas.

Su apariencia es amigable desde la costa y mucho más cuando nadan a tu lado. Desde embarcaciones que se adentran en el Golfo Nuevo, es posible practicar snorkelling con lobos marinos que, tan pronto como ven a sumergirse a los turistas se acercan amigablemente a jugar. Sí, a jugar. El contexto, en tanto, es único: el color verde azulado del agua enmarca la experiencia que se vuelve fascinante.

Apto tanto para quienes saben como para quienes no saben nadar, la excursión provee a los turistas de equipos de neoprene adecuados para soportar las bajas temperaturas y que permiten incluso, flotar a quienes no saben hacerlo.

A tan solo una hora de Puerto Madryn, el ritual del té galés se vive con la fuerza de la tradición y el sabor de quienes más conocen de la cocina cámbrica. Gaimán, donde reside el asentamiento de galeses más importante de la Argentina, conserva la costumbre de tomar el té a las 5 en punto. Tal y como lo hizo Lady Di cuando visitó a la Argetina allá por 1995.

El ritual del té se vive de forma tradicional en cada una de los locales donde se ofrece: teteras vestidas con abrigos de lana, mobiliario antiguos, fotos de antepasados, vestimenta tradicional y el paraíso para el paladar que se despliga con sabores tan variados como indescriptibles. Mermeladas caseras, budines tradicionales, scons, tartas frutales y tortas se sirven con el mayor de los esmeros.