Llegar a Neko Restaurant es embarcarse en un viaje culinario donde las fronteras entre la cocina japonesa y peruana se desvanecen para dar paso a una experiencia gastronómica única. Desde el primer momento, la propuesta conceptual del menú sorprende, invocando y fusionando platos de dos tradiciones culinarias ricas y distintivas.
Lo que realmente distingue a este rincón en Belgrano es la manera en que esta fusión no es simplemente una etiqueta, sino un proceso en constante evolución, moldeándose y creciendo a la par del barrio y sus comensales.
Este rincón gastronómico es el resultado de la pasión compartida de la joven pareja de emprendedores, Lucas Ferrari y Antonella Baldi, quienes han transformado su amor por la buena comida en un exitoso negocio.
Neko, que significa gato en japonés, es el nombre que encapsula la esencia de este lugar único. La historia ficticia de un felino amante de la cocina que viaja por Japón, Tailandia, Vietnam y finalmente desembarca en Perú, inspira la identidad de Neko Restaurant. Este viaje culinario, lleno de descubrimientos, se materializa en un espacio contemporáneo en La Pampa 1391, que cautiva con sus sabores y aromas fusionados de manera magistral.
La travesía de los emprendedores comenzó en 2019 cuando, con 23 años y sin experiencia previa, inauguraron su primer local en Villa Crespo, denominado Neko Sushi. Inicialmente, se enfocaron en ofrecer una experiencia exclusiva de sushi fusión, que con el tiempo evolucionó hacia un concepto omakase. Tras aprender las complejidades del negocio y perfeccionar sus procesos, dieron vida a Neko Restaurant en Belgrano a finales de 2023.

La bienvenida estuvo a cargo de Fer, que auspició de guía a través de este recorrido de sabores, y nos invitó primero a elegir algunos de los platos que más llamaran nuestra atención. Optamos por algunos de la barra cevichera, como el tiradito de ají amarillo, compuesto por langostinos anticucheros, pesca blanca y chicharrón de pescado; un ceviche Kimchi, hecho con leche de tigre de rocoto y gochujang, trucha, besugo y kimchi; y unas majestuosas ostras a la parrilla con espuma de queso ahumado y caviar de anticuchera. La ante sala fue una versión mini de la causa limeña en formato roll que explotaba al máximo los sabores de este plato clásico peruano.

Los especiales de la semana revelaron la destreza y creatividad de la cocina de Neko. El nigiri de pesca blanca, con mantequilla thai y chalaca, se destacó como una combinación de sabores frescos y texturas armoniosas. Para acompañar la comida elegí la soda de chicha morada, una bebida refrescante y dulzona que se convirtió en la compañera perfecta para explorar los matices de los platos. Su sabor vibrante y distintivo complementaba a la perfección la fusión de la cocina nikkei.

De entre las opciones de sushi fusión, se destaca la recomendación de probar la variedad de nigiris de la casa, agrupados en la apetitosa opción Moriawase. Esta selección incluye nigiris elaborados con carne de wagyu acompañada de chalaca, pesca blanca con salsa teriyaki y mayo picante, pulpo con huancaína y chimichurri nikkei, y trucha con salsa terinikkei. También se sugiere explorar el roll Satoshi, una combinación de pesca blanca, rabas, palta, mayo picante, salsa terinikkei (una reinterpretación de la clásica salsa teriyaki) y condimento japonés furikake.






El punto culminante llegó con el postre: una sinfonía de sabores plasmados en una marquise de chocolate 70%, con helado de lúcuma, salted caramel y garrapiñada de girasol con togarashi, y una isla flotante con crema de suspiro limeño. La crocancia del merengue y la dulzura de la crema contrastaban perfectamente con los toque salados del caramel y la menta.

En cuanto a los tragos de autor, el Haku fue una revelación. Una mezcla ingeniosa de whisky, aceite de sésamo y salted caramel que se sirve con maestría desde la barra. Cada sorbo revelaba capas de sabores complejos, dulces y envolventes.
El ambiente de Neko Restaurant es tan distinguido como su propuesta culinaria. La atmósfera diseñada por el prestigioso grupo Art Wall Architecture combina elementos modernos con toques de la cultura japonesa, creando un ambiente único. Una pequeña área al aire libre, adornada con cerezos y un imponente gong, precede a la fachada. En el interior, las paredes de vidrio revelan un salón elegante, donde una estructura central evoca la majestuosidad de un templo. La barra se erige como el epicentro de la experiencia, con sillones corridos, mesas de madera y sillas azul marino que contribuyen a una atmósfera perfecta para una velada nocturna en pareja.
