
En medio del incesante alboroto, junto a la emblemática Quinta Avenida, se esconde un pequeño refugio de serenidad llamado Paley Park que hasta cuenta con su propia cascada. Este parque de Nueva York, aunque no es ampliamente conocido, ofrece una experiencia única de tranquilidad y belleza natural, proporcionando a los visitantes un lugar perfecto para escapar del ritmo frenético de la ciudad «que nunca duerme».
Diseñado por el estudio de arquitectura paisajista Zion Breen Richardson Associates, el parque fue aclamado como uno de los mejores espacios urbanos de los Estados Unidos, reconocido por su diseño innovador y su ambiente relajante.
Paley Park, el parque oculto de Nueva York junto a la Quinta Avenida

Paley Park está ubicado en 3 East 53rd Street, entre Madison y Fifth Avenue en Midtown Manhattan. Este espacio, que solía ser el sitio del famoso Stork Club, se transformó en un parque público el 23 de mayo de 1967, gracias al financiamiento de la Fundación William S. Paley.
Para ponerse un poco técnicos, este parque se extiende a lo largo de 390 metros cuadrados (4 mil 200 pies cuadrados) y destaca por su diseño simple y funcional. La pieza central del parque es una impresionante cascada de 20 pies (6.1 metros) de altura, que vierte 6 mil 800 litros de agua por minuto. Esta cascada no solo proporciona un telón de fondo visual espectacular, sino que genera un constante ruido blanco que ayuda a enmascarar los sonidos de la ciudad.
El parque está rodeado por muros en tres de sus lados y abierto a la calle en el cuarto lado, con una entrada adornada. Las paredes laterales están cubiertas de hiedra inglesa y Thorndale, que junto con las flores coloridas, aportan un toque de verde y vida al entorno urbano.
En tanto, las mesas y sillas de Paley Park se diseñaron por destacados artistas: las mesas son obra del arquitecto Eero Saarinen y las sillas de estructura de alambre son creación del escultor Harry Bertoia. Estos elementos, junto con las superficies de granito del suelo, crean una combinación armoniosa de materiales y texturas que añaden al encanto del parque.

El parque de Nueva York perfecto para descansar
Paley Park fue objeto de numerosos estudios y elogios. En 1968, recibió el Premio Cívico Albert S. Bard por su excelencia en arquitectura y diseño urbano. Además, la interacción social en el parque fue analizada en el libro y la película «The Social Life of Small Urban Spaces» de William H. Whyte.
El diseño accesible del parque incluye rampas para sillas de ruedas en los cuatro escalones que conducen al área elevada desde la acera. Esto asegura que todos los visitantes puedan disfrutar del espacio sin barreras arquitectónicas. Además, el parque cuenta con una pequeña cafetería, el Paley Park Café, que ofrece una selección de sándwiches, café y postres.
Durante los meses cálidos, Paley Park se convierte en un refugio fresco bajo la sombra de los árboles. Las mesas y sillas de metal blanco se mezclan con el entorno verde, creando un espacio acogedor y relajante. El constante murmullo de la cascada añade un efecto calmante, haciendo del parque un lugar ideal para tomar un descanso del bullicio de Nueva York.