Salares en Latinoamérica: los destinos turísticos más inesperados de la región
De acuerdo con Lonely Planet, el salar de Uyuni es uno de los 50 mejores lugares para visitar este año. Créditos: iStock/Nicole Tessieri

En la famosa “Puerta del Cielo”, que se encuentra en el templo Penataran Agung Lempuyang en Bali, los aficionados a la fotografía utilizan un espejo para crear un falso reflejo y obtener una de las instantáneas más conocidas de las redes sociales. Aunque este tipo de trucos se ha vuelto muy común en las principales atracciones turísticas del mundo, existen sitios donde este efecto de espejo es completamente natural. Los salares son uno de ellos.

Dado que los salares son más comunes en las regiones que tienen un clima árido o semiárido, puedes encontrarlos en países como Namibia, Vietnam e, incluso, Italia. Sin embargo, no es necesario ir tan lejos para apreciar el brillo de estas cobijas de sal, litio, potasio y otros minerales bajo el sol.

Salar de Uyuni, el rey de Bolivia y el mundo

A estas alturas probablemente estés pensando en el salar de Uyuni que, con sus 10.582 kilómetros cuadrados, es el más extenso del planeta. Este paraje de ensueño, ubicado en Bolivia, no solo impresiona por su tamaño, sino también por una característica única: su superficie es tan plana que permite observar la curvatura de la Tierra.

La estación lluviosa, que empieza en diciembre y termina en abril, es la mejor época para visitar el salar de Uyuni. Durante este período, no solo podrás acceder a precios más económicos, sino que también aumentarán las probabilidades de admirar el icónico efecto espejo, donde el cielo se confunde con la superficie inundada. Sin embargo, la época de sequía también tiene su encanto, ya que, como el suelo está seco y endurecido, es posible desplazarse hacia zonas que generalmente están cerradas cuando aumentan las lluvias.

Salinas Grandes, un mar blanco en el corazón de Argentina

Argentina, un país que se caracteriza por su variedad de climas y paisajes, también alberga las imponentes Salinas Grandes. Estas extensas planicies de sal, ubicadas entre las provincias de Salta y Jujuy, son una parada obligatoria para aquellas personas que atraviesan la Ruta Nacional 52

Si bien el lado jujeño suele ser reconocido como el “más blanco” y “atractivo”, cada centímetro de este paraje parece sacado de un libro de aventuras, especialmente cuando la lluvia crea “lagos” de un color azul turquesa. Puedes explorar las Salinas Grandes a tu propio ritmo o, bien, recorrer los caminos internos al contratar a un guía local. Según la excursión que elijas, la segunda opción también te dará acceso a actividades como trekking, paseos en bicicleta o picnics en medio del salar.

La mayoría de los salares están enclavados en territorios remotos, por lo que es importante tener algunas consideraciones: 

  • El protector solar es un aliado indispensable. El cuello, la barbilla y el surco nasolabial son las áreas en donde hay que poner más atención. 
  • Utiliza ropa y calzado adecuados para protegerte del sol y evitar lesiones.
  • Camina lentamente y trata de no agacharte de forma abrupta.
  • Los climas áridos pueden causar deshidratación, así que asegúrate de tomar mucha agua antes, durante y después del recorrido.
  • Debido a su elevación, algunos viajeros podrían sufrir de mal de altura, cuyos síntomas incluyen náuseas, dolor de cabeza y dificultad para respirar. Para prevenirlo, hay que aclimatarse de manera adecuada. Si contratas una excursión puedes preguntar si disponen de oxígeno.

Salares de Surire y de Tara, una aventura por el norte de Chile

Las llamativas lagunas de agua verde y roja del salar de Surire se llevan el primer lugar entre los destinos coloridos. Puedes apreciarlas desde la ruta principal o el mirador Chilcaya y, si tienes suerte, observarán algunos de los flamencos andinos que son típicos en la zona. 

Unos 200 kilómetros de distancia, cerca del punto donde se encuentran Chile, Bolivia y Argentina, se halla el salar de Tara. Este rincón altiplánico, que está dentro de la Reserva Nacional Los Flamencos, alberga animales como, por ejemplo, llamas, alpacas y pumas. El paisaje también incluye una serie de formaciones rocosas conocidas como Monjes de Pacana o Centinelas de Tara, cuya superficie ha sido moldeada por la acción del viento a lo largo de los años.

Salinas de Cumaraguas, una sorpresa a kilómetros del caribe venezolano

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La producción de sal en Las Cumaraguas, que se asemejan al sitio retratado en esta fotografía, se remonta a la época colonial. Créditos: iStock/DanielAzocar

En su camino hacia el Cabo San Román en Falcón, muchos viajeros se detienen para contemplar o tomarle fotos a las salinas de Cumaraguas. La característica que más fascina es su agua rosada, un fenómeno que ocurre en determinadas épocas del año. Este espectáculo se debe al pigmento de la Dunaliella salina, un tipo de microalga que que prosperan en ambientes con altos volúmenes de sal.

Otro detalle que completa el panorama de estas salinas son los lugareños, quienes venden trozos de sal como recuerdo a los visitantes. Algunas de esas piedras, producto de su trabajo artesanal, también pueden adquirir un tono rosa pálido. ¿Habrá otro souvenir más único y natural que este?