A 25 minutos en carro desde Mérida —en el pueblo de Chocholá— está Chablé Yucatán, el resort que ocupa el puesto 13 en el nuevo ranking de The World’s 50 Best Hotels 2023. Y que también cuenta con uno de los restaurantes “más hermosos” del mundo.
Hace unas semanas visitamos este complejo con el propósito de asistir a una cena a seis manos (de las que les contaré en otra entrega) a cargo de los chefs de casa Ángel León y Jorge Vallejo (chef corporativo de Chablé Hotels y del restaurante Quintonil) y del llamado “chef del mar”, Ángel León, del restaurante Aponiente en España, premiado con la Estrella Verde Sostenible Michelin.
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Casitas que ofrecen privacidad en plena selva maya
Nuestro principal objetivo era el gastronómico, pero durante nuestra estancia de tres días también disfrutamos de las instalaciones de Chablé Yucatán, el resort construido por una familia mexicana en una antigua hacienda henequenera del siglo XVIII.
La forma más sencilla de moverse por las 270 hectáreas de selva que ocupa este complejo, y por todas las residencias, es en bicicleta, aunque también hay carritos de golf.

Son 40 las opciones de hospedaje entre villas y casitas. En la recepción —que por las mañanas se encuentra en la antigua tienda de raya— me dieron las llaves de la casita 37, pero nunca las ocupé, el lugar tiene tanta privacidad que me sentí en libertad de dejar las puertas abiertas.
Para ingresar a cada casita o villa, primero hay que salir del camino y recorrer un sendero pequeño rodeado de vegetación, a pocos metros de distancia, está la alberca privada con hamaca, un par de camastros y una terraza con un sofá y una mesa, ideal para tomar el desayuno, platicar o leer. La diferencia entre los dos tipos de hospedaje es el número de habitaciones, mientras las casitas tienen solo una (acondicionada con una o dos camas), las villas cuentan con dos dormitorios y pueden hospedar hasta a ocho personas.

Al llegar, para comenzar a sentir el espacio más tuyo, la recomendación es reproducir tu música favorita con ayuda de una tableta electrónica. A primera instancia, lo que más me sorprendió de este hospedaje es la regadera exterior tipo cascada, que te hará sentir que te estás en medio de la selva.
En cuanto a la arquitectura e interiorismo, se trata de una ingeniosa combinación de lo tradicional mexicano con acabados modernos, los pisos son de piedra natural y los muebles de madera tallados a mano, además hay piezas de decoración hechas con textiles locales. No por nada este complejo recibió el Prix de Versalles, el Premio Mundial de Diseño de Arquitectura. No está de más decir que son pocas las paredes, en su lugar hay ventanales que permiten integrar el espacio a la naturaleza.

Un spa alrededor de un cenote
Dentro de la propiedad hay un cenote natural poco explorado, no es posible meterse a nadar, pero alrededor de éste se llevan a cabo meditaciones y clases de yoga o sesiones con cuencos tibetanos. Al estar un poco alejado del resto del complejo, el único ruido es el de la naturaleza, si cierras los ojos puedes escuchar hasta el aleteo de las aves pequeñas y a los insectos.
El spa ofrece un circuito de hidroterapia a todos los huéspedes, con albercas de agua helada y caliente, además de un temazcal. Así como un gimnasio con una vista privilegiada al cuerpo de agua natural.
Un restaurante con la mayor colección de botellas de tequila
El restaurante Ixi’im es la joya de la corona en el terreno de lo gastronómico. Está ubicado en el antiguo cuarto de máquinas de la hacienda y alberga la colección de botellas de tequila más grande de México.

En 2018 causó revuelo entre los medios nacionales que publicaban notas con títulos como: “El restaurante más hermoso del mundo está en México” y es que, ciertamente, el proyecto arquitectónico de Central de Proyectos SCP, con interiorismo de la diseñadora Paulina Morán, comenzó a ser conocido así tras recibir el Prix de Versalles que otorga la Unesco al restaurante “más hermoso” del mundo.

Entre sus peculiaridades están la flama “que nunca se apaga”, colocada en un estanque de granito. Por su parte, la cocina ofrece matices del sureste de México; y los platillos son elaborados con productos locales.