
Pamplona, ubicada en la Comunidad Foral de Navarra, es famosa por sus impresionantes murallas renacentistas que se extienden a lo largo de 5 kilómetros, protegiendo la ciudad desde el siglo XVI. Gracias a su proximidad a la frontera con Francia, esta ciudad es un excelente punto de partida para descubrir encantadores pueblos franceses en un fin de semana.

5 pueblos cercanos ideales para una escapada de fin de semana
Saint-Jean-Pied-de-Port
Situado a unos 50 kilómetros de Pamplona, Saint-Jean-Pied-de-Port es una parada esencial en el Camino de Santiago. Este pintoresco pueblo, con sus calles empedradas y casas de estilo vasco, está coronado por una impresionante fortaleza medieval. Es un lugar perfecto para disfrutar de la historia y la arquitectura mientras se recorre su casco antiguo.
Ainhoa
A 70 kilómetros de Pamplona, Ainhoa es considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Este encantador lugar destaca por sus tradicionales casas de entramado de madera adornadas con flores coloridas. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y su cementerio son visitas obligadas para quienes deseen sumergirse en la historia y la belleza de este pueblo.

Saint-Étienne-de-Baïgorry
A aproximadamente 60 kilómetros de Pamplona, Saint-Étienne-de-Baïgorry ofrece un entorno rural tranquilo y pintoresco. Este pueblo es perfecto para los amantes de la naturaleza y el senderismo, con numerosas rutas que recorren el valle de Baïgorry. Su entorno sereno y sus hermosos paisajes lo convierten en un destino ideal para una escapada relajante.
El pueblito francés a 90 minutos de Pamplona con bonitos paisajes y perfecto para hacer senderismo
Cambo-les-Bains
A 70 kilómetros de Pamplona, Cambo-les-Bains es famoso por sus balnearios termales y su elegante arquitectura. La Villa Arnaga, antigua residencia del escritor Edmond Rostand, es uno de los puntos más destacados del lugar. Este pueblo es ideal para quienes buscan relajarse y disfrutar de un entorno refinado.

Sare
Ubicado a unos 80 kilómetros de Pamplona, Sare es otro pueblo que conserva un fuerte carácter vasco. Con sus características casas blancas y rojas, este pueblo ofrece atractivos turísticos como el museo del pastel vasco y las impresionantes cuevas de Sare. Es un lugar perfecto para disfrutar de la cultura y la naturaleza.