7 elementos que no pueden faltar en altar de Día de Muertos
Una mujer posa junto al altar de uno de sus seres queridos (Pexels)

El altar de Día de Muertos es una de las manifestaciones culturales más representativas de México. Esta tradición, que se celebra cada 1 y 2 de noviembre, se centra en la idea de honrar a los difuntos. En este sentido, el altar es un elemento clave en la celebración, ya que se considera un puente entre el mundo de los vivos y los muertos.

A través de diferentes elementos simbólicos, se busca recibir a las almas que visitan durante estos días especiales. La construcción del altar de Día de Muertos sigue un protocolo con elementos que tienen significados específicos.

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Velas junto a alimentos preferidos del muerto y las flores de cempasúchil (Pexels)

Elementos infaltables en un altar de Día de Muertos

Estos componentes varían ligeramente según las regiones y familias, pero los mencionados son imprescindibles para cualquier altar. Estos, son siete elementos que no pueden faltar en este tipo de altares. Todos ellos son indispensables para el cumplimiento del ritual y la tradición.

La fotografía del difunto es uno de los elementos centrales del altar. Su presencia tiene la función simbólica de recordar y honrar a la persona fallecida. Es un medio para hacer presente su memoria en el altar y ayudar a guiar su espíritu hacia el espacio de la ofrenda.

Se coloca generalmente en la parte superior del altar, mirando hacia el frente, como un reconocimiento de su lugar especial en la familia. En algunos casos, se colocan varias fotografías si el altar es para varios difuntos. A pesar de las variantes que pueda haber, la fotografía cumple un rol esencial dentro de la estructura del altar.

Las velas y veladoras representan la luz que guía a las almas en su retorno al mundo de los vivos. En el altar de Día de Muertos, este elemento es fundamental para iluminar el camino de los difuntos, ayudándoles a encontrar su hogar y el altar preparado en su honor.

La cantidad de velas puede variar según las tradiciones familiares, pero lo común es colocar cuatro velas principales en las esquinas del altar, simbolizando los puntos cardinales y adicionales según el número de personas recordadas.

Es común que se utilicen veladoras, que son velas protegidas por un recipiente de vidrio, para evitar que el viento las apague. En algunas variantes de altares se colocan también ceras de colores, cada una con un significado específico.

Las calaveritas de azúcar son un símbolo de la muerte en la cultura mexicana, pero no de una muerte temida o evitada, sino una que se acepta y se celebra. Estas pequeñas representaciones de cráneos son decoradas con colores vibrantes y, en algunos casos, llevan el nombre del difunto escrito en la frente.

Se colocan en el altar de Día de Muertos para recordar la presencia de la muerte como una parte natural de la vida, pero siempre con un toque de humor y color. Además de las calaveritas de azúcar, también pueden usarse calaveras de otros materiales, como chocolate, amaranto o incluso barro, dependiendo de la región.

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El papel picado es una expresión artística típica de Día de Muertos (Freepik)

El papel picado es otro de los elementos imprescindibles del altar de Día de Muertos. Se trata de hojas de papel de colores brillantes, generalmente en tonos de amarillo, morado y naranja, que están perforadas para formar diseños artísticos y símbolos relacionados con la muerte y la vida.

Este papel se coloca en los altares, colgando alrededor o cubriendo las superficies, y representa el viento, uno de los cuatro elementos presentes en la cosmovisión prehispánica. El papel picado actúa como un elemento simbólico que representa la fragilidad de la vida. Las figuras recortadas suelen incluir calaveras, cruces, flores y otros simbolismos.

Las flores de cempasúchil tienen un papel destacado en la decoración del altar de Día de Muertos. De origen prehispánico, estas flores de color anaranjado intenso se utilizan para guiar a los espíritus hacia los altares mediante su aroma y color.

Es común ver pétalos de cempasúchil formando senderos desde la puerta de la casa hasta el altar, con la finalidad de mostrar el camino a las almas. El cempasúchil es conocido como «la flor de los muertos» y se utiliza en ramos, coronas y cruces. En muchas ocasiones se coloca alrededor de las veladoras.

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Pasan los años y este pan sigue siendo un elemento clave en las celebraciones de Día de Muertos (Freepik)

El pan de muerto es otro elemento central en el altar de Día de Muertos. Este tipo de pan, con una forma redonda que simboliza el ciclo de la vida y la muerte, es una ofrenda alimentaria dedicada a las almas de los difuntos. La decoración del pan suele incluir pequeñas figuras que representan huesos, una referencia directa a la muerte.

El pan de muerto se coloca en el altar como un símbolo de los alimentos que las almas disfrutan durante su visita y es habitual que cada familia tenga su receta o variante favorita de este pan, que puede estar cubierto de azúcar o ajonjolí. Aunque es uno de los elementos más modernos del altar, su inclusión es casi universal.

El agua en el altar de Día de Muertos cumple una función práctica y simbólica. Se coloca en recipientes para calmar la sed de las almas que han viajado desde el más allá.

En la tradición prehispánica, el agua simboliza la purificación y es uno de los cuatro elementos que deben estar presentes en el altar (junto con el fuego, representado por las velas; el viento, por el papel picado; y la tierra, por las flores). Además de la función de saciar la sed, el agua también purifica las energías presentes en el altar.

Cabe recordar para concluir, que alrededor de México existen distintos destinos destacados para apreciar altares super creativos y sorprendentes.