Un paseo en crucero por el río Sena en París
Jazmín Martínez

Bateaux Parisiens es una compañía que ofrece recorridos en crucero por el río Sena, en París. Pero si lo digo así, suena a que te estoy vendiendo algo en una feria de negocios. Corrijo. A bordo de Bateaux Parisiens te vas a comer París hasta las lágrimas. Los recorridos pueden ser tan sencillos o tan pródigos como tú quieras: hay cruceros para recorrer la ciudad y cruceros para beber champagne, comer comida hecha por un chef francés y escuchar a la cantante del vestido de lentejuelas cantarte al oído. Y yo te voy a hablar de este último.

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Paris like a local” podría ser uno de los términos de búsqueda con los que más nos topemos al investigar en tus redes qué planes armar para un viaje a París. Pero en la era donde la tendencia es vivir como locales los destinos que visitamos, en la ciudad del amor los clichés siguen siendo una forma emocionante de aprehender una ciudad que se hizo famosa por ser apasionada.

Soy una escritora que muy joven se convirtió en creadora de contenido de gastronomía. Me tomo muy en serio mi trabajo; cuando estoy buscando qué historias presentarle a mi audiencia (a la que por hoy perteneces) trato de ir contracorriente. Yo no quiero hablarte de lo que ya te habló todo el mundo. Así que cuando llegué a París este verano traía conmigo una lista de «lados B» y lugares ocultos del ojo turístico tradicional. Vaya, ni la torre Eiffel estaba en mis planes.

Planes. Es otra cosa que me pesa mucho hacer cuando salgo de viaje. Estoy de vacaciones, no quiero pasar meses haciendo un itinerario, no quiero levantarme con la alarma del reloj, no quiero correr a los landmarks a hacerme una foto al amanecer, antes de que lleguen los turistas. Y aunque claro que llevo listas de cosas que me gustaría hacer, mi “plan” favorito siempre es despertarme a la hora que se me antoje, hacer ejercicio en el gimnasio del hotel y salir a ver qué me encuentro.

Para triunfar en el dolce far niente he descubierto que en las ciudades con cuerpos de agua, los barcos son el transporte idóneo para recorrer muchos puntos importantes sin el estrés de correr de un lado a otro. El romanticismo de subirte a un bote, barco, crucero… y conocer una ciudad con una copa de vino en la mano es un sentimiento que quiero experimentar en todos los destinos del mundo, especialmente en París.

Así es un paseo en crucero con Bateaux Parisiens

Es verano. Llegamos a las 7:30 de la noche al embarcadero y la luz no se ha ido. La cita para subirte al crucero de Bateaux Parisiens con horario de cena no podría ser en otro sitio: debajo del Puente de Jena, el que te lleva hacia la torre Eiffel. Salvo el equipo de servicio, parece que todos los que vamos a subir somos turistas de con acentos surtidos. Algunos vienen elegantes, otros no tanto. A mi esposo y a mí el plan nos tomó por sorpresa así que no estamos «tan» vestidos para la ocasión.

Subimos y los host nos entregan un boleto con la leyenda “premier” impresa. Nos dirigen hacia la proa del barco, en una mesa pegada a las ventanas. Son los mejores lugares. Pronto, el mesero se acerca. Hay un mundo de personas de servicio. Tengo la idea preconcebida de que en los productos muy turísticos la atención puede volverse deficiente. A lo largo de la velada descubriremos que el servicio de Bateaux Parisiens es espectacular. El menú, diseñado por el chef ejecutivo Cedrick Navarette, propone una cocina francesa clásica, elegante y con productos de temporada, así que si visitaste los bateaux hace un año no esperes los mismos platos.

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El garçon se aproxima preguntando en francés si queremos agua natural o mineralizada. Nos deja una de cada una y trae el amuse bouche: unos camarones que llegan con una copa de champagne Pommery. El barco aún no empieza a moverse y la vista del Sena provoca agradecer a la vida por los viajes permitidos.

Es momento del primer tiempo y yo escojo uno de los platillos que más recordaré de este viaje a París: una tarta de caracoles y pulpo confitado con hinojo fresco y tomates encima. Mi esposo pide el foie gras para que podamos probar de todo. Además del champagne, tomaremos tres vinos distintos, un blanco de Borgoña de Maçcon Villages, un tinto de Burdeos con DO Pessac-Léognan y un biodinámico de la región de Languedoc elaborado por la casa Gerard Bertrand.

A partir del primer tiempo el barco comienza a moverse al ritmo de la primera canción en francés que yo conocí: Champs Elysées, el exitazo de Joe Dassin en los sesenta. Mis hombros tiemblan y sonrío. En una ciudad que provoca tantos sentimientos como París, lo clichés son indispensables.

Vamos a pasar por Los Inválidos, el Museo de Orsay, Notre Dame, la isla de la Cité, la Conciergerie, el Louvre, la Plaza de la Concordia, el Arco del Triunfo… Te digo que los cruceros son buena idea para relajarte mientras ves una lista de monumentos que a pie te tomaría horas conocer. El menú sigue corriendo y ahora llega un pollo al horno con ñoquis y chamipones. Eso para mí; mi acompañante tomará un filete de ternera con una salsa profunda y oscura con ejotes.

Este es el recorrido más dramático de todos los que ofrece Bateaux Parisiens. Y eso se debe a varias cosas. Podemos responsabilizar a la cantante en vivo, que imprime nostalgia a la noche y a la duración de dos horas y media del recorrido que no vas a querer que termine. En otros horarios puedes almorzar, comer sin música, tomar recorridos más breves y hasta abordar un barco sin restaurante a bordo, PERO, when in Paris

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Este es un crucero lleno de turistas, pero no en el sentido de multitudes arrebatándose el espacio vital para tomar fotos, sino en el de personas que hacen sonidos de sorpresa cada que pasamos por otro monumento iluminado.

Como es usual en Francia, antes del plato dulce llega una selección de quesitos hecha por un maestro quesero. Y luego, junto con una copa de una versión más dulce de champagne Pommery, los postres, que son preparados por Maison Lenotre, una casa repostera parisina de tradición. Una sopa fría de frutas y la memoria me empieza a fallar porque no recuerdo que otro postre pedimos, sin embargo, la cosa no acaba ahí. Si aún resistes el banquete también están los petit fours. Te voy a contar un secreto: solo el aperitivo y el plato dulce incluyen champagne, pero si le preguntas al mesero que si aún queda un poco por ahí, seguro te consigue otra copa.

Al lado de nosotros, una mujer argentina festeja sus 80 años con una amiga de toda la vida. No para de conmoverse con la torre Eiffel iluminada que anuncia que el viaje pronto va a terminar. Siempre quiso venir a París con su esposo pero él murió muy joven, nos cuenta. En esta ciudad los clichés no se acaban pero ¿no son esos lenguajes en común los que nos hacen identificarnos con otro ser humano?

Compra tus tickets para los Bateaux Parisiens aquí. El servicio del que te platiqué en este artículo es la cena-crucero categoría “servicio premier”, en el horario de las 20:30 de la noche.