Montecito es la comunidad de California con mayor número de casas de famosos por metro cuadrado. Katy Perry, Gwyneth Paltrow, Ellen DeGeneres, Oprah Winfrey y el Principe Harry con Meghan Markle son algunos de los más resonantes que viven acá, rodeados por las montañas de Santa Ynez al este y el océano Pacífico al oeste. No es extraño entonces que exista aquí un jardín botánico con la mayor cantidad de especies raras y exóticas.



Cómo llegar y cuándo visitar Lotusland
Llegué con mi familia desde la ciudad de Santa Bárbara, en un recorrido de 10 minutos por calles ondulantes, apacibles y arboladas que me condujeron hasta uno de los jardines de plantas exóticas más impresionantes del mundo: Ganna Walska Lotusland.
Esta finca y jardín botánico de 15 hectáreas -conocido por su enfoque totalmente orgánico- protege 25 jardines y espacios temáticos, y alberga más de 3 mil cuatrocientos tipos diferentes de plantas.
Esta es la temporada ideal para visitar Lotusland, porque durante los meses de invierno, desde mediados de noviembre hasta mediados de febrero, permanece cerrado. Los recorridos públicos están disponibles únicamente con reservación (75$ adultos, 25$ menores de 3 a 17 años), de miércoles a sábado.

Me habían solicitado que llegue a la puerta de visitantes a las 9:15, dado que solo hay dos turnos para el ingreso, 9:30 am y 1:30 pm., y por cada uno de ellos se permite una visita de dos horas. Si llegas tarde, deberás salir igualmente a la hora de salida programada y hasta podrías perder la guiada docente reservada. Afortunadamente, aunque no logramos llegar a tiempo, Patt Crotteau, un ingeniero que será nuestro guía (labor que cumple desde que se jubiló en 2019) aún nos está esperando.
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Cómo son los jardines de Madame Ganna Walska



Mientras ingresamos por un sendero de palmeras, Patt nos cuenta que la propiedad fue adquirida originalmente por Ralph Kinton Stevens en 1882, y que en 1920 fue renovada bajo el nombre de Cuesta Linda por la familia Gavit, quien le dio un estilo más formal al paisajismo y construyó las casas de estilo colonial. Madame Ganna Walska, una cantante de ópera polaca, decide comprarla en 1941, para cinco años más tarde cambiarle su nombre al actual Lotusland.

La artista pasó 43 años de su vida aquí, diseñando jardines inusuales y fantásticos, un adjetivo sobre el cual Patt hará hincapié a lo largo de todo el paseo. Aunque Walska no tenía un conocimiento técnico de las plantas, contrataba a jardineros y paisajistas para dar forma a sus visiones, a menudo ignorando las reglas convencionales de diseño paisajístico. “Ella creaba sets escénicos con las plantas, no le importaban las reglas de los paisajistas. Si algo no se veía bien, lo arrancaba. Todo era sobre el impacto visual para Madame», cuenta Patt. Los paisajistas han seguido cultivando los jardines con ese espíritu hasta el día de hoy.
Por citar un ejemplo, Walska crea un jardín japonés de estilo americano, donde se puede contemplar un estanque con elementos típicos en convivencia con ejemplares del pino de Torrey, considerado el más raro del mundo, y algunas araucarias que estaban presentes desde antes de que comprara la propiedad.
Entre las atracciones más cautivadoras del paseo está el jardín de ginkgos. «Los ginkgos han existido por más de 300 millones de años. Pensábamos que estaban extintos hasta que los encontraron creciendo en algunos monasterios budistas. Este ha sido podado al estilo miwaki, lo que miniaturiza la planta», describe Patt.
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Lotusland: jardín exótico, orgánico y sostenible



Lotusland cuenta también con un notable jardín de aloe, con más de 500 especies y un estanque de lotos que florecen en junio y julio, representando renovación en la cultura japonesa. Tenemos la suerte de ver el último que queda en flor. Patt dice que “representan la pureza porque salen del lodo perfectamente limpios, son súper hidrofóbicos». Otras de las colecciones extraordinarias del jardín incluyen raras cícadas, cactus, palmeras y euforbias. También helechos, nenúfares y bromelias, algunas de tamaños colosales que imprimen un perfil prehistórico a su aspecto.



Además de la creaciones de Madame Walska, el jardín preserva su historia con elementos de sus dos dueños anteriores, como las palmas chilenas plantadas en los años 1880 por Kinton Stevens y los caminos diseñados por la familia Gavit en los años 1920, que aún se conservan como testigos del pasado del lugar.
La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad en Lotusland desde 1980, cuando se volvió completamente orgánico. Desde entonces, se emplean técnicas como el compostaje y la creación de «té de compost» para nutrir sus plantas. En la actualidad, un equipo de 10 jardineros mantienen la belleza de este asombroso espacio natural.

Si estás de paso por las playas del sur de California, no dejes de visitar este paraíso encantador que te sumergirá por dos horas en escenarios verdes y fantásticos.