3 lugares para comer poutine en Toronto
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Abundante, jugosa, crujiente y con un toque salado. Así es el poutine, una de las joyas más emblemáticas de la gastronomía canadiense. Su esencia radica en una base de papas fritas dos veces, cubiertas con gravy de carne de res y/o pollo. Como toque final, se añaden una copiosa porción de tiras de queso cheddar blanco fresco. Esta deliciosa combinación, cuyo origen se remonta a la década del 50 del siglo pasado, es un imprescindible al visitar al país más extenso de Norteamérica. 

Junto con el double double de Tim Hortons, la cola de castor y la tocineta peameal, el poutine forma parte de la idiosincrasia canadiense. Este estatus ha llevado a que sus fanáticos más apasionados sean especialmente exigentes, sobre todo cuando lo prueban fuera de las zonas rurales de Quebec, su ciudad natal. 

La provincia de Ontario, por ejemplo, está repleta de lugares que preparan este manjar. Sin embargo,  solo un pequeño puñado logra ofrecer una salsa verdaderamente espesa y dorada, acompañada por un queso que chirría al morderlo. Viajemos hasta su capital para descubrir cuáles, entre todos ellos, son los más destacados para saborear un buen plato de poutine en Toronto.

Poutine en Toronto: tres opciones aprobadas por los locales

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Hoy en día, el poutine suele servirse en recipientes de cartón o de aluminio. Créditos: EyeEm Mobile GmbH/iStock

La opción tradicional de Nom Nom Nom es vegana, lo que la aleja un poco de la poutine tradicional, ¿no crees? Pues, esa afirmación está muy lejos de ser cierta. Este negocio, ubicado en un pequeño contenedor cerca de Chinatown y Little Italy, lleva 13 años en funcionamiento y ha sido votado, en repetidas ocasiones, como el mejor poutine en Toronto. Su queso artesanal, producido en una fábrica local, y la salsa traída directamente desde Quebec son responsables de su éxito.

Nom Nom Nom brinda toppings que, en los últimos años, se han convertido en un complemento obligatorio para el poutine. Entre ellos están el tocino, la carne ahumada, el pollo Jerk, el cerdo desmenuzado y las salchichas de perrito caliente. Los precios oscilan entre los 6,76 y 10,60 dólares, con la posibilidad de agregar doble queso.

Rudy Resto es conocido por sus hamburguesas con queso y sándwiches, pero a menudo es mencionado cuando se pregunta dónde comer un buen poutine en Toronto. La marca cuenta con sucursales en toda la ciudad, situadas en áreas de alto tránsito del centro, East York, Midtown y Old Toronto. Todas sirven el poutine como acompañamiento, con las tradicionales papas fritas de corte grueso y gravy hecha en casa. 

Para darle cabida a los productos más vendidos de su carta, todos los Rudy Restos disponen de combos como el The Crudy, que incluye una hamburguesa rellena con doble carne, queso, cebolla frita, pepinillos y una salsa especial, junto a una soda y una poutine de tamaño regular. En otras palabras, este es el sitio ideal para quienes tienen un gran apetito todos los días de la semana y buscan una buena relación precio-calidad.

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En solo 30 años, el poutine se volvió tan relevante en Canadá que comenzó a venderse en todas las principales cadenas de comida rápida del país. Créditos: LauriPatterson/iStock

Hace unas cuantas décadas, un franquiciado canadiense con una gran habilidad de oratoria convenció a un grupo de directivos de incluir el poutine en su menú. Al final, todos sus competidores siguieron su ejemplo, y este ícono local se volvió más accesible… O al menos eso es lo que afirma Burgers n’ Fries Forever (BFF), fundada por Jamil Bhuya en 2013.

Además de las clásicas papas cortadas a mano, el queso St. Albert’s y mucho gravy vegetariano, BFF, cuyo lema es idear “sabores que no encontrarás en otro lugar”, también ofrece opciones novedosas, como la Nashville Hot Poutine, con pollo tipo popcorn, aceite picante de Nashville, ensalada de col sureña y pepinillos. 

Además, Burgers n’ Fries Forever sorprende a sus clientes con un “dúo creativo” que se renueva cada dos meses. El más reciente está inspirado en la serie de Netflix El Juego del Calamar 2, así que puedes esperar un plato que combina lo dulce con lo picante. Se trata de una hamburguesa de pollo glaseado con salsa gochujang y una porción de papas fritas al estilo poutine, con daikon encurtido, ensalada de cebolla de verdeo y semillas de sésamo. Esta es definitivamente una manera de experimentar el aspecto multicultural de la ciudad.