
Más que un simple detalle decorativo, los pisos de mármol en blanco y negro concebidos por el brillante diseñador francés Jacques Grange son una declaración de estilo de The Mark Hotel; una invitación a descubrir Nueva York de forma audaz, y regocijarse en una atmósfera de franca calidez y sofisticada privacidad.
Resulta difícil resistirse a esa seductora propuesta. Recorrer sus espacios es navegar entre la vibrante energía neoyorina y la elegancia parisina expresada en diversas disciplinas creativas. Además de diseñar mobiliario exclusivo para el hotel, Grange, junto con el anticuario parisino Pierre Passebon, seleccionó meticulosamente una colección de arte objeto, muebles y luminarias que transforman cada rincón en un escenario único.
En The Mark Bar, la maestría del afamado interiorista se encuentra con el ingenio de su colega Vladimir Kagan y el artista Guy de Rougemont, quienes con sus piezas magnifican la teatralidad de este sitio perfecto para disfrutar de cocteles clásicos y de autor.
¿Viaje a Nueva York? Te damos algunas recomendaciones
La sugestiva visión del “rey de la decoración francesa” trasciende una de las incorporaciones más recientes y emocionantes que ha tenido el hotel en los últimos años: Caviar Kaspia at The Mark. El espacio es una oda a la elegancia y al encanto de la “Ciudad de la Luz” que vio nacer el icónico restaurante en 1927.
Los manteles azules inconfundibles, las bancas de mohair verde esmeralda y los muros con paneles de madera crean un ambiente cálido y envolvente. En el centro, una majestuosa barra de mármol negro esculpido en Bélgica añade un toque de opulencia discreta. Aquí, cada plato ha sido pensado para celebrar las virtudes del preciado manjar con genialidad.
La papa al horno coronada con caviar, los delicados blinis con salmón ahumado y las esferas de trufa líquida que recrean un caviar vegetariano son solo algunas de las suntuosas delicias que aguardan a los comensales.

Destino gastronómico
La gastronomía es una de las manifestaciones más vivas y atrevidas del hotel. La experiencia en su restaurante insignia está acreditada por exigentes gourmets locales y trotamundos como la más destacada del Upper East Side. Desde el elegante comedor con su pared de vinos enmarcada en cobre y vidrio hasta su encantador patio para los días soleados, todo está diseñado para que cada visita sea especial.
Nueva York en siete bocados (y un par de sorbos)
Desde el primer bocado, es evidente que la cocina del célebre Jean-Georges Vongerichten está pensada para sor prender y deleitar. Para empezar el día con una nota dulce, nada como los panqueques de suero de leche con plátano y bayas, o, si prefieres algo más ligero, un tazón orgánico lleno de energía. La puesta en escena estelar llega al caer la noche. El pastel de cangrejo Peekytoe con pomelo rosado, aguacate y jengibre es fresco y vibrante, y la langosta de Maine recién cocida o el entrecot añejado durante 28 días con salsa bearnesa son opciones simplemente irresistibles.
El galardonado chef nacido y criado en las afueras de Estrasburgo, en Alsacia, Francia, trajo a The Mark su pasión desenfrenada por los ingredientes de temporada, y su astucia como restaurador y empresario. Su firma y ánimo de excelencia se encuentran implícitos en las experiencias exquisitas que ofrece el hotel, como el servicio de alta cocina a bordo del velero privado Herreshoff de 70 pies, y la canasta gourmet para picnic en Central Park. Incluso en el Spoiled Dogs Menu que desarrolló especialmen te para los perros de los huéspedes y que le valió su reputación como “el mejor hotel dog-friendly de la ciudad”.

El sitio perfecto
Si hay un día en el que The Mark se torna epicentro del glamour, es el primer lunes de mayo durante la Gala del Met, cuando abre sus puertas a las principales celebridades, casas de alta costura y líderes de la industria.
Ese día, así como todo el año, cada una de sus 100 habitaciones y 40 suites, incluido el penthouse (el más extenso en su tipo en Estados Unidos), aguardan con muebles de ébano y sicomoro, así como camas hechas a medida vestidas con sábanas italianas. El lujo se extiende hasta los baños de inspiración Art Decó. Ahí, relajarse en la bañera y envolverse en lujosas toallas flamencas es la forma perfecta de terminar el día.
