Despierto antes de las 6:00 de la mañana con el chillido de los monos aulladores. Por la potencia del sonido, imagino una especie de gran tamaño, quizá como un gorila, sin embargo, por la ventana del tocador puedo ver a un mico de unos 50 centímetros, que juguetea entre las ramas de los árboles. Lo admiro, me divierto y luego lo grabo con la cámara del celular (para ilustrar esta anécdota). Estoy en Nekajui a Ritz-Carlton Reserve, la incorporación más reciente al exclusivo portafolio de hoteles de lujo, que para el momento de mi visita en junio llevaba poco más de tres meses en operaciones.
Camino a la estancia, donde hay un sofá para una familia completa, y, antes de abrir la puerta de la terraza, me fijo muy bien por dónde voy para no pisar a ningún cangrejo, creo que son de la especie “Halloween”, por sus patas coloridas, pero no soy experta crustáceos. Me siento en el sillón exterior, inmersa entre la vegetación de la Península Papagayo. Miro el puente colgante y detrás: el océano, compuesto por varios tonos de azul, que se funden con el color del cielo. Escucho la naturaleza: el viento, el sonido de las olas, las aves, algunos insectos… no percibo voces, ni música, nada interrumpe ese momento de contemplación y paz.
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Para llegar al mar, desde mi habitación, hay que cruzar el puente colgante y descender por un funicular, eso ya es un espectáculo. Paso por “Ámbar” un bar que parece estar suspendido entre las copas de los árboles. Dejo mis sandalias cerca de la escalera y me sumerjo en el agua tibia. Desde este punto la huella del hombre parece pequeña, me siento parte de la selva tropical. Después del chapuzón, desayuno “gallo pinto”, uno de los platos tradicionales de Costa Rica que consiste en una mezcla de frijoles y arroz, aunque también puede llevar huevo, queso frito y plátano, entre otros ingredientes.
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¿Cómo llegar a Nekajui a Ritz-Carlton Reserve?
Para visitar el primer Ritz-Carlton Reserve en Centroamérica y Sudamérica tomé un vuelo de Ciudad de México al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, que presta servicio a San José. La segunda parte del trayecto fue en avioneta, nunca había volado en una aeronave de este tipo, sin embargo y a pesar de la lluvia, el recorrido fue disfrutable, casi sin turbulencias y con vistas increíbles… ¡puro verde! ¡pura vida! en el territorio que alberga el 5% de la biodiversidad del planeta.
Después de un trayecto de 40 minutos en carretera, llegué (junto a otros periodistas de México y Colombia) a Nekajui, en Guanacaste. Un complejo de 77 habitaciones, 27 suites, 3 suites tipo tienda de campaña (treetop) y una Grand Villa (de cuatro habitaciones). Todos los espacios distribuidos en una área de mil 400 acres (más de 566 hectáreas).

Las habitaciones
Tanto las suites como las habitaciones incluyen en su mayoría una piscina de inmersión y ducha al aire libre, además de una tina con vista al jardín. Otro espacio a destacar es la terraza.
Sin embargo, quienes viajan en familia, especialmente con niños, prefieren las tiendas de campaña, que en realidad son suites de lujo con dos habitaciones, pero diseñadas con un concepto que te hace sentir en un safari en África. Cada opción de hospedaje tipo glamping cuenta con piscina al aire libre y una zona común para tomar el sol y relajarse.


Entender el: “pura vida”
Todos hemos escuchado la expresión costarricense de “pura vida”, pero experimentarla va más allá de tirarse frente al mar, incluye la cultura local, un ejemplo es desde que amanece con la primera taza de café.
- Café Rincón. En la cafetería del complejo se tuesta el café y los huéspedes están invitados a presenciar el proceso, además de realizar una cata de los diferentes granos y métodos de extracción.
- Nimbu Spa. El circuito de agua fría y caliente se disfruta al aire libre, aunque el día esté nublado, y resulta gratificante.
- Ámbar. Es el bar que se encuentra entre las copas de los árboles. Aquí disfruta de la puesta de sol mientras bebes un cóctel clásico.
- Un secreto debajo de la ceiba. No te puedo decir más, te toca descubrirlo.
El complejo también ofrece un programa de actividades con enfoque de ejercicio y diversión. Puedes comenzar el día con una clase de yoga o una caminata por la reserva; para después ser parte de un taller de cocina local.
Qué más hacer en la Península Papagayo
The Explorers Península Papagayo
Después de todo el reposo y relajación, agrega a la experiencia un poco de aventura con tu visita a este parque. Disfruta de las tirolesas y del circuito de puentes colgantes, para terminar con un pequeño salto en caída libre.
También puedes visitar los manglares en balsa, aquí hay que respetar el ecosistema y evitar ingresar con vehículos de motor, esto también te permitirá percibir el ruido de la fauna local.
Dato
Nakajui significa “jardín exuberante” en el idioma de los habitantes originales Chorotegas de Guanacaste.