
Los momentos finales antes de que un avión despegue del aeropuerto se centran en la comunicación. Los pasajeros rara vez notan estos intercambios de información—a menos que sean muy observadores.
“Los pilotos y sobrecargos están comunicándose activamente sobre detalles del vuelo, número de pasajeros, estado del combustible, clima y cualquier cambio de último minuto”, explica Corry Lane, director de seguridad de la compañía de vuelos privados Cirrus Aviation Services.
Lane señala que mantener la puerta abierta también ayuda a que pilotos y miembros de la tripulación puedan hablar más rápido antes de que la cabina quede sellada para el vuelo.
“El personal de tierra, de mantenimiento o los despachadores pueden necesitar entrar a la cabina para entregar documentos, actualizar planes de vuelo o realizar revisiones finales”, comenta. “Según [las regulaciones federales], la puerta de la cabina debe estar cerrada con llave antes del retroceso del avión.”
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La norma a la que Lane se refiere es la CFR 121.587, parte del Código de Regulaciones Federales que establece cómo deben operar las aerolíneas. Este código exige que la puerta de la cabina permanezca asegurada durante todo el vuelo una vez que el avión está listo para salir de la puerta de embarque.
Sin embargo, antes de que el avión parta, mantener la puerta entreabierta es esencial para que los sobrecargos mantengan informado al capitán de lo que ocurre en la cabina de pasajeros.
“Los pilotos dejan la puerta abierta durante el abordaje porque están ocupados con sus propios deberes y necesitan comunicarse”, explica la sobrecargo Venezia Macias. “Se coordinan con los agentes de puerta y el personal de pista sobre cosas como la hoja de equipaje para el peso y balance, papeleo de último minuto o problemas de mantenimiento. También permanecen disponibles para nosotros, los sobrecargos, en caso de que surja un problema en la cabina—como si necesitamos retirar a un pasajero. Al final del día, el capitán está al mando y tiene la última palabra, por lo que la puerta abierta ayuda a mantener ese flujo de comunicación antes de la salida.”
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A veces puede ser una oportunidad para los pasajeros
Esa puerta abierta puede, en ocasiones, representar una oportunidad para los viajeros curiosos: echar un vistazo rápido al interior. Aunque no es común ni está garantizado, algunas aerolíneas pueden permitir una visita breve, especialmente si viajas con niños o muestras un interés genuino en la aviación.

Sin embargo, el mejor momento para preguntar no es durante el abordaje, sino una vez que el avión ha aterrizado y está en la puerta de llegada. La visita siempre queda a discreción de la tripulación y sujeta a estrictas normas de seguridad, por lo que conviene considerarla un privilegio agradable y no un derecho que debas esperar.