
Montreal, la ciudad más cosmopolita de Canadá, es un destino perfecto para una escapada corta llena de contrastes. Su mezcla única de historia europea y modernidad norteamericana, su vibrante vida cultural y su excelente gastronomía la convierten en un lugar que sorprende en cualquier época del año. A continuación, te presentamos seis planes imprescindibles en Montreal para que aproveches al máximo tu visita.
Pasear por el viejo Montreal y puerto histórico

Ningún viaje a Montreal está completo sin perderse por las calles empedradas del Vieux-Montréal, el corazón histórico de la ciudad. Aquí se siente el legado francés en cada rincón, desde la majestuosa Basílica de Notre-Dame, con su impresionante interior neogótico, hasta las pequeñas plazas y cafés con encanto europeo.
Dedica unas horas a recorrer el Puerto Viejo, donde podrás alquilar una bicicleta, subirte a la noria La Grande Roue de Montréal para disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares o pasear junto al río San Lorenzo. En verano, el puerto se llena de vida con artistas callejeros, mercados al aire libre y festivales; mientras que en invierno puedes patinar sobre hielo en sus pistas al aire libre.
Subir al Mont Royal y disfrutar de las mejores vistas de la ciudad

Uno de los lugares favoritos de locales y viajeros es el Mont Royal Park, el gran pulmón verde de la ciudad diseñado por Frederick Law Olmsted, el mismo paisajista que creó Central Park en Nueva York. Subir hasta el mirador del Chalet du Mont-Royal es un imprescindible: desde allí tendrás una de las vistas más icónicas del skyline de Montreal.
Los paseos por el parque merecen la pena particularmente en otoño, cuando los árboles lo tiñen con tonos rojizos y dorados. En invierno, es el escenario perfecto para practicar con raquetas de nieve o hacer patinaje sobre hielo. Además, su ambiente tranquilo lo convierte en el lugar ideal para hacer un picnic.
Explorar los barrios con más personalidad: Plateau-Mont-Royal y Mile End

Montreal es una ciudad de barrios, cada uno con su propio carácter, y dos de ellos no pueden faltar en tu visita: Le Plateau-Mont-Royal y Mile End. El primero es conocido por sus coloridas fachadas, escaleras exteriores de hierro y murales que lo convierten en un auténtico museo al aire libre. Aquí encontrarás pequeñas librerías, cafés acogedores y boutiques independientes.
Muy cerca está Mile End, el epicentro creativo de la ciudad. Este barrio multicultural es famoso por su ambiente bohemio y por ser el lugar donde probar algunos de los sabores más auténticos de Montreal, como los bagels de St-Viateur Bagel o Fairmount Bagel, elaborados de forma artesanal desde hace décadas.
Sumergirse en la escena cultural de los museos y galerías

Montreal es una de las capitales culturales más importantes de Norteamérica, y sus museos son parada obligada. El más emblemático es el Museo de Bellas Artes de Montreal (MBAM), con unas 45.000 obras que abarcan desde la antigüedad hasta el arte contemporáneo. Otro imprescindible es el Museo Pointe-à-Callière, dedicado a la historia de la ciudad y construido sobre los restos arqueológicos de su fundación.
Si te atrae el arte contemporáneo, no te pierdas el MAC Montréal (Museo de Arte Contemporáneo), donde artistas locales e internacionales exploran las tendencias más innovadoras. Además, la ciudad celebra numerosos festivales durante el año —como el Festival Internacional de Jazz o el Just for Laughs—, lo que garantiza una oferta cultural vibrante en cualquier estación.
Probar la gastronomía local: del poutine al mercado Jean-Talon

La gastronomía es parte fundamental de cualquier viaje a Montreal. Empieza por su plato más famoso, el poutine, una contundente mezcla de patatas fritas, queso rallado y salsa gravy, ideal para los días fríos. Pero la ciudad tiene mucho más que ofrecer: desde el famoso sándwich de carne ahumada de Schwartz’s Deli hasta los elegantes restaurantes de cocina de autor que combinan influencias francesas, canadienses y del mundo entero.
Para una experiencia más auténtica, visita el Marché Jean-Talon, uno de los mercados al aire libre más grandes de Norteamérica. Allí podrás degustar productos frescos locales, quesos artesanales y dulces típicos elaborados con sirope de arce.
Descubrir la ciudad subterránea y disfrutar del invierno como un local

Si viajas a Montreal en los meses más fríos, hay un plan curioso y práctico que no debes perderte: recorrer la RÉSO, la ciudad subterránea. Este laberinto de más de 30 kilómetros conecta centros comerciales, hoteles, museos y estaciones de metro, permitiendo moverse por la ciudad sin salir al exterior cuando las temperaturas bajan de los -10 °C.
Además, Montreal se transforma en invierno con eventos como el Montréal en Lumière, un festival que combina gastronomía, arte y actividades al aire libre, y con sus numerosos mercados navideños que llenan de ambiente las calles del centro.