
Entre A Coruña y las verdes llanuras del interior gallego se esconde Betanzos, una villa medieval de calles empedradas, iglesias centenarias y olor a tortilla recién hecha. Famosa por su Semana de la Tortilla, que divide a España entre partidarios del huevo cuajado y los fieles al estilo “betanceiro”, lo cierto es que el municipio tiene mucho más que ofrecer que su sabrosa polémica gastronómica.
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Con poco más de 13.000 habitantes, Betanzos combina historia, naturaleza y autenticidad, y es una de las joyas más discretas de Galicia.
Un casco histórico de cuento
Si te das un paseo por el casco viejo de Betanzos tendrás la sensación de haber retrocedido en el tiempo. Declarado Conjunto Histórico-Artístico, conserva la estructura urbana medieval, con plazas irregulares, soportales de piedra y callejones estrechos.

La Plaza de los Hermanos García Naveira es el corazón de la villa, flanqueada por balcones acristalados típicos de la arquitectura gallega. Desde ahí se puede visitar la Iglesia de San Francisco, del siglo XIV, que alberga los sepulcros de los Andrade, una de las familias más poderosas de la Galicia medieval. No muy lejos se levanta la Iglesia de Santa María del Azogue, una joya del gótico rural con curiosos relieves en su portada.
Sabores con identidad propia
Pero, claro, hablar de Betanzos sin mencionar su tortilla de patatas sería un sacrilegio. Aquí se prepara sin cebolla, poco cuajada y con el huevo casi líquido, una receta que ha ganado fama nacional. En la ciudad hay decenas de sitios donde probar versiones excelentes del plato.
Todos los años se celebra el Concurso de la Mejor Tortilla de Betanzos, un evento que atrae a turistas, cocineros y curiosos de toda España. Ganar ese título es casi un reconocimiento gastronómico de culto.

Más allá de la tortilla, Betanzos ofrece una cocina tradicional basada en productos locales: el pulpo á feira, el lacón con grelos, los callos y los vinos blancos de la comarca completan la experiencia gastronómica.
Naturaleza y rutas fluviales
Betanzos también es una puerta de entrada al turismo verde de Galicia. El río Mandeo, que atraviesa la villa, ofrece paseos fluviales en los que se mezclan la tranquilidad del paisaje con el murmullo del agua.
El Parque Natural de las Fragas do Eume, a media hora en coche, es otro imprescindible. Uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa, donde robles y helechos cubren los senderos que conducen al Monasterio de Caaveiro, un enclave espiritual entre montañas. Es uno de esos lugares mágicos que merecen la pena visitar a pesar de la pereza que pueda darte el desplazamiento.

Para los aficionados al senderismo, la Ruta del Mandeo o el Camino Inglés —una de las variantes del Camino de Santiago— ofrecen la posibilidad de recorrer la comarca a pie, descubriendo aldeas, molinos y miradores sobre el valle.
Un destino auténtico, sin prisas
Quizás el mayor atractivo de Betanzos sea su autenticidad. No hay grandes cadenas hoteleras ni turismo de masas. Los viajeros encuentran pequeños alojamientos rurales, tabernas donde aún se habla gallego y vecinos que saludan en la plaza.
Su localización estratégica —a solo 25 minutos de A Coruña y una hora de Santiago de Compostela— la convierte en una escapada perfecta para quienes buscan conocer la Galicia más genuina sin renunciar a la comodidad.
Entre historia, gastronomía y naturaleza, en Betanzos encontrarás uno de esos lugares en los que la tranquilidad no está reñida con un turismo dinámico. Basta con dejarse llevar por sus calles, probar su tortilla sin prejuicios y descubrir, sin prisas, por qué este rincón del norte tiene tanto que ofrecer.







