Descubre el bosque escondido bajo un lago en Kazajistán

Escondido en las montañas de Kazajistán existe un lugar que parece desafiar la lógica y el tiempo: un bosque que duerme bajo el agua. Entre picos nevados y valles olvidados, el Lago Kaindy guarda un secreto tan asombroso como hipnótico.  

Sus aguas color turquesa esconden los restos de un antiguo bosque de abetos, cuyas copas aún emergen hacia la superficie. Se trata de un espectáculo donde la naturaleza demuestra su capacidad de transformar la tragedia en belleza. 

Un paisaje nacido del terremoto 

El Lago Kaindy está ubicado en las montañas Tian Shan, a unos 2.000 metros sobre el nivel del mar y a unas tres horas de la ciudad de Almatý. Entre acantilados y bosques de coníferas, este lago se ha convertido en uno de los paisajes más enigmáticos de Asia Central.  

Sin embargo, su historia no comenzó de algo bonito, sino con un desastre natural: en 1911, un fuerte terremoto sacudió la región, provocando un deslizamiento de tierra que bloqueó el valle. Con el paso de los años, la lluvia y los deshielos, se llenó la depresión, creando un lago de unos 400 metros de longitud que sepultó el bosque que existía. 

El bosque que el agua no pudo borrar 

Lo más sorprendente es cómo la naturaleza decidió conservar su obra. A pesar de haber estado más de un siglo bajo el agua, los troncos y ramas del bosque de abetos se mantienen casi intactos. Las bajas temperaturas y la pureza del agua actuaron como conservantes naturales, deteniendo el proceso de descomposición.  

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Lago Kaindy, Kazajistán / iStock: serikbaib

Desde la orilla, los árboles que sobresalen del agua simulando lanzas o esqueletos de un bosque petrificado, pero bajo la superficie se revela un mundo sumergido: un bosque completo que parece haberse detenido en el tiempo. 

El Lago Kaindy se ha convertido en un destino de ensueño para aquellos que sean aficionados buceadores o fotógrafos aventureros. Sumergirse en sus frías aguas —que en pocas ocasiones superan los 6 °C— ofrece una experiencia surrealista: nadar entre las copas sumergidas de árboles centenarios, iluminadas por los rayos de sol que atraviesan el agua como si fueran haces de cristal. Es un lugar donde el silencio se vuelve casi sagrado, roto solo por el burbujeo de la respiración del buzo. 

Donde la naturaleza se reinventa 

Visitar Kaindy no es solo contemplar un fenómeno natural único; es también una lección sobre la resiliencia del paisaje. Lo que nació de una catástrofe se transformó en una maravilla que inspira respeto y asombro.