
Imagina despertar en una habitación tallada en hielo con paredes que brillan como cristales y donde, en completo silencio, puedes escuchar la nieve caer. No se trata de una fantasía: los hoteles de hielo son una realidad que cada invierno atrae a viajeros de todo el mundo para vivir una experiencia única.
Estos alojamientos efímeros se construyen con bloques de hielo y grandes cantidades de nieve compacta. Con la llegada de la primavera se derriten lentamente hasta desaparecer, y cada año se vuelven a construir. Durante el invierno, dormir en un hotel de hielo se convierte en una vivencia inolvidable que une arte, aventura y naturaleza ártica.
Una obra de arte que se renueva cada año
El ICEHOTEL de Jukkasjärvi en Suecia fue el primero en todo el mundo y a día de hoy sigue siendo el más famoso. Desde el año 89, artistas de todo el mundo se trasladan al Círculo Polar Ártico para esculpir habitaciones, capillas y pasillos del hotel. Cada habitación es única: desde mundos fantásticos hasta palacios escandinavos.

Otro hotel que destaca es el Hotel de Glace en Quebec en Canadá o el Arctic SnowHotel en Finlandia, donde tienes la posibilidad de dormir en iglús de cristal y contemplar las auroras boreales desde la cama.
Cada hotel ofrece bares de hielo, restaurantes con vajilla congelada y actividades especiales como paseo en trineos, pesca en hielo o excursiones en moto de nieve.
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Dormir entre el hielo
Pasar la noche en un hotel de hielo no es tan frío como parece, la temperatura interior se mantiene entre los -5 °C y -8 °C. Sin embargo, las camas están cubiertas con pieles, colchonetas aislantes y sacos de dormir térmicos.

Algo esencial si vas a ir es llevar ropa térmica y seca, además de mantener la actitud aventurera.
Son muchos los viajeros que combinan esta experiencia con estancias en habitaciones cálidas en el mismo hotel, disfrutando de baños calientes en jacuzzis, saunas o bebidas calientes bajo las estrellas.
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Una experiencia perfecta para aquellos que busquen lo diferente
Dormir en este tipo de hotel no es solo una forma de hospedaje, sino toda una vivencia sensorial: silencio polar, luz azulada del hielo, aire puro y la posibilidad de contemplar auroras boreales.

Si buscas una experiencia diferente y fuera de lo común, un hotel de hielo debe ser tu próxima aventura. Viaja al norte, abrígate bien y prepárate para descubrir que el frío también puede ser cálido.







