Finca El Paraíso: un château en el Cono Sur

En Argentina, el apellido Arizu es sinónimo de historia vitivinícola. La familia mendocina lleva décadas y décadas produciendo vinos de altísima calidad para todos los segmentos e impulsando el enoturismo en la provincia. Hace no tanto tiempo decidieron abrir las puertas de su residencia más preciada: Finca El Paraíso, hogar de Bodega Luigi Bosca, para que fuera disfrutada por turistas y locales.

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Ni Médoc ni Saint-Émilion, el château de los Arizu se encuentra en Maipú, una de las zonas más tradicionales de Mendoza. Refundada en 1926 por Leoncio Arizu, albergó a cuatro generaciones de la familia y fue testigo de los hitos enológicos alcanzados por Bodega Luigi Bosca. En sus alrededores, los viñedos guardan celosamente el material genético de la bodega. Varietales clásicos como el malbec, las cabernet, chardonnay y pinot noir; aunque también otros menos comunes, como Gewürztraminer o Pinot Meunier, indispensable en espumosos de estilo tradicional. 

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En 2022 la empresa familiar decidió abrir las puertas de la residencia y recibir con brazos abiertos a aquellos interesados que pasean por Mendoza. La propuesta estuvo bien pensada desde el minuto cero: el edificio y la naturaleza son magia suficiente, no se necesita nada más. El lujo es austero y se encuentra en el producto de calidad. Quienes visiten El Paraíso pueden disfrutar de la experiencia “Raíces”, un recorrido por la finca y sus viñedos. La visita, guiada por enólogos o sommeliers, termina en un picnic al aire libre, otro guiño a la tradición vitícola francesa. La gastronomía de la casa está a cargo de Pablo del Río, un gran cocinero mendocino que busca mostrar el potencial mendocino a través de la calidad de sus materias primas, que cambian según la estación. 

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Más allá del turismo

Las visitas guiadas, los picnics y las catas no son las únicas actividades que El Paraíso ofrece. Distintos espacios pueden alquilarse para celebraciones o eventos privados. Casamientos entre vides, viajes de negocios o hasta festejos casuales se convierten en grandísimos planes cuando  se toma como escenografía alguno de los espacios de la residencia. 

¿Qué depara el futuro? Completar la oferta de hospitalidad con un hotel boutique dentro del establecimiento. Sólo tres habitaciones bien exclusivas para descansar entre la vegetación de la finca y los Andes imponentes, a pura calma. La estadía incluirá desayunos, visitas por los viñedos, degustaciones de vino y otras sorpresas que conoceremos próximamente.