
Hay ciertos rincones del mundo que, a menudo, son pasados por alto en favor de lugares más populares como Hawaii, Roma, Tokio o Sidney… Pero, ¿a dónde vamos cuando ya hemos agotado nuestra lista de deseos? Es posible que la respuesta esté en destinos como Bután, Mozambique o Jordania. Este último, en particular, esconde algunas joyas que son igual de maravillosas que la ciudad perdida de Petra.
Conocido como el Reino del Tiempo, Jordania posee una vasta historia milenaria y kilómetros de paisajes desérticos. Sin embargo, los más curiosos saben que este país de Medio Oriente tiene mucho que ofrecer; desde coloridas mezquitas, imponentes castillos y fuertes antiquísimos hasta paseos en globo aerostático. ¿Qué ciudades y parajes tienen lo necesario para ser incluidos en un buen itinerario de viaje?
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Amán, una capital exuberante
Amán, la capital del país, es el resultado de una ecléctica combinación entre el pasado y el futuro. Por un lado, sus calles están llenas de bulliciosos mercados en donde es posible encontrar alfombras, joyas y especias de todo tipo, y, por el otro, de construcciones modernas que se alzan a lo alto del horizonte.
La Calle Arcoíris, que está ubicada en el distrito de Jabal Amman, es uno de esos sitios que destilan el verdadero espíritu de los locales. Sus food trucks están abiertos casi todos los días y los viernes se instala el mercado Soak Jara, que además de música en vivo, cuenta con puestos que ofrecen productos artesanales, antigüedades y recuerdos.

Si te diriges hacia la calle Rey Faisal encontrarás el restaurante Hashem, que está abierto 24/7. Aunque sencilla, su carta se ha convertido en un favorito de lugareños y turistas. Sus platos más populares son el hummus y, sobre todo, los falafel.
Al oeste se encuentra la Mezquita Rey Abdalá I, que resalta entre los demás edificios por su imponente cúpula de color azul cielo. La sala principal puede albergar hasta a 7.000 fieles y en el museo se pueden observar algunos objetos personales del difunto rey, así como cerámicas antiguas, monedas y grabados en piedra. Es el único recinto musulmán que puede ser visitado por personas que no practican esa religión; estas se pueden hacer los viernes (siempre y cuando no sea el momento de la oración). En la entrada hay pañuelos y abayas para que las mujeres se cubran el cabello, los brazos y las piernas.
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Wadi Rum, una aventura en el desierto
La combinación de las dunas de arena rojiza y de las formaciones rocosas de Wadi Rum han creado un paisaje único que parece salido de otro planeta. Gracias a su belleza cósmica, ha servido como telón de fondo para éxitos de taquilla como The Martian, con Matt Damon, y Rogue One, con Diego Luna y Mads Mikkelsen.
Existen varias formas de explorar los 721 kilómetros cuadrados de Wadi Rum. Para observar cómo la arena se tiñe con los primeros rayos del sol, embárcate en un tour a camello. Un paseo en globo aerostático te permitirá apreciar la vastedad del desierto desde una perspectiva diferente. Los amantes de la aventura pueden optar por alquilar un vehículo 4×4 y disfrutar de la cálida brisa de este paraje por dos o tres horas.
Para vivir la experiencia completa hay que pernoctar en el Valle de la Luna, como también se lo conoce. La opción más auténtica son los campamentos de beduinos, pero también hay glampings que disponen de todas las comodidades como Memories Aicha o Sun City Camp.

Madaba, la ciudad de los mosaicos
Más allá del bullicio de Amán y de la tranquilidad de Wadi Rum, Madaba se revela como una parada obligatoria al viajar a Jordania. El legado de su pasado bizantino la convierte en un destino único para los amantes de la historia y el arte.
La iglesia ortodoxa de San Jorge resguarda una de las tantas obras que han convertido a Madaba en la cuna de los mosaicos. Es la representación cartográfica más antigua de la Tierra Santa y, aunque solo se puede ver un tercio del diseño original, permite vislumbrar los puntos religiosos más importantes del Medio Oriente, así como el Mar Muerto y Jerusalén.
El monte Nebo se eleva en las cercanías de la ciudad y su relevancia histórica y religiosa es innegable. El mirador regala una vista privilegiada del paisaje jordano y, durante los días despejados, se pueden llegar a distinguir el Mar Muerto, el Monte de los Olivos e, incluso, la ciudad de Belén. En la cima hay un museo que revela la historia de este lugar, así como una iglesia en la que se conserva un mosaico del año 530.
Recomendaciones para viajar a Jordania
Para disfrutar al máximo al viajar a Jordania, la nación del Mar Muerto, hay que tener en cuenta algunas cosas:
- El islam es la religión oficial del país, por lo que es aconsejable empacar ropa modesta que cubra la mayor cantidad de piel posible.
- Es probable que los vendedores que se encuentran en lugares turísticos sean insistentes a la hora de ofrecer sus productos. Si no estás interesado puedes decir “la, shukran” que significa “no, gracias”.
- Las mejores temporadas para viajar a Jordania son la primavera y el verano.
- El Jordan Pass es un paquete turístico que permite ahorrar tiempo y dinero y disfrutar de más de 40 museos, castillos y atracciones como Petra y Pella.
- Por último, ¡déjate sorprender por los sabores de la gastronomía jordana! Asegúrate de probar platos como el mansaf, un guiso de cordero que se cocina con un caldo de yogurt seco, los knafes espolvoreados con pistacho molido, y la maqluba, que lleva arroz, carne y verduras.