
“En pocos años, Macondo fue la aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes”. Esa es una de las muchas ocasiones en las que Gabriel García Márquez menciona el lugar que enmarca la historia de la familia Buendía en Cien años de soledad. Con el estreno de la serie homónima de Netflix, este tipo de frases se han convertido en objeto de estudio para aquellos que sienten curiosidad por los elementos que le dan forma a este enigmático relato.
Además de llamar la atención sobre temas como la muerte, el destino y, por supuesto, la soledad, la serie también ha hecho que millones de espectadores se pregunten si es posible visitar el pueblito fundado por José Arcadio y los paisajes representados en ella. Desde el municipio de Alvarado hasta La Guajira, nos adentramos en los parajes de la costa colombiana que inspiran el realismo mágico de la obra.
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El legado de García Márquez en Aracataca

Aunque solo vivió allí hasta los ocho años, Aracataca marcó profundamente la vida de Gabriel García Máquez. Por ello, no es una sorpresa que la atmósfera “solitaria” y “polvorienta” de esta localidad, situada a 80 kilómetros de la ciudad de Santa Marta, haya inspirado la creación de Macondo en Cien años de soledad.
La popularidad de Aracataca creció rápidamente tras la publicación del libro en 1967. Con el paso del tiempo, el interés aumentó y sus lazos con el autor influyeron en el desarrollo de su atractivo turístico. Este reconocimiento incluso motivó al exalcalde Pedro Sánchez a diseñar una propuesta para modificar el nombre a Aracataca-Macondo en 2006.
Si bien aquella iniciativa no prosperó por falta de votos, es obvio que este poblado está orgulloso de ser la cuna del Premio Nobel de Literatura de 1982. La estatua que se encuentra en la Plaza Central y la Casa Museo de Gabriel García Márquez, cuya colección incluye objetos personales y familiares, son ejemplos de ello. Otros puntos frecuentados por los turistas son la estación de tren, mencionada en el libro, y la Casa Turística Realismo Mágico, un hostal donde abundan las flores y las mariposas amarillas.
Más allá del Macondo verdadero

Durante décadas, Macondo sólo existió en la mente de Gabo, como le decían sus amigos, y, más tarde, en la de sus lectores. Sin embargo, para la grabación de Cien años de soledad, Netflix construyó una versión meticulosamente detallada de casi 17 mil metros cuadrados, con casas de barro, chinchorros y daguerrotipos. Este proyecto, que comenzó hace casi tres años, se llevó a cabo cerca de Alvarado, a cuatro horas en auto de la ciudad de Bogotá.
Aunque tiene ese ritmo de vida pausado que caracteriza a los pueblos pequeños, Alvarado no es el único lugar que vale la pena visitar en el departamento del Tolima. Al contrario, esta zona de Colombia ofrece una amplia variedad de paisajes y destinos que son ideales para ir más allá del Carnaval de Barranquilla y los edificios modernos de Medellín.
Ibagué, por ejemplo, es, a menudo, nombrada como la capital musical del país y, por ello, es sede de eventos como el Festival Nacional de la Música Colombiana y el Festival Internacional Ibagué Rock. El Espinal es famoso por sus Fiestas de San Juan y San Pedro, mientras que las piscinas naturales y termales de Melgar son perfectas para una excursión breve desde Bogotá.
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Un compromiso con la autenticidad

Rodrigo y Gonzalo García Bacha, hijos del escritor, llegaron a un acuerdo con la plataforma de streaming para que se eligiera a talento colombiano y los diálogos se mantuvieran en español. También solicitaron que la adaptación, rechazada en varias ocasiones por su padre, se ambientara en Colombia. Para cumplir con esta última petición, el equipo seleccionó locaciones específicas que dieran un testimonio fiel de la historia y resaltaran las riquezas naturales del país.
En este sentido, varias de las escenas al aire libre transcurren en parajes de los departamentos de La Guajira, que resalta por sus desiertos y dunas de arena; César, hogar de la Sierra de Perijá, compartida con Venezuela; y Cundinamarca, con sus lagunas y cascadas.
Por otra parte, la Sierra Nevada de Santa Marta, la “montaña costera más alta del mundo”, el río Magdalena, uno de los más importantes de Colombia, y toda la región del Caribe merecen menciones honoríficas. ¿La razón? Están referenciados en la novela o poseen ciertos elementos, industrias, costumbres o tradiciones que forman parte de la trágica historia de siete generaciones de los Buendía.