De camino a Cabo San Lucas, Baja California Sur
Foto: Gary Blake

“La naturaleza como el lujo máximo”, llevaba varios días pensando en esta frase; la escuché en una cata de To’ak, el chocolate que se debe a la conservación de la selva ecuatoriana y a la preservación de un cacao que se creía extinto. Recordé estas palabras al sumergirme en el Mar de Cortés entre leones marinos, pero también cuando nos despedimos de La Paz para ir a Cabo San Lucas, en la punta de la península de Baja California Sur.

Tomamos la Carretera Transpeninsular y el horizonte se pintó de naranja para después volverse rosado. Los atardeceres hermosos son “comunes” en esta parte del mundo.

Esta escapada a Los Cabos fue una experiencia natural en medio del semidesierto, más allá de los antros y bares sin cover, del guacamole y de las margaritas en un club de playa. 

Primera parada: El Triunfo

Este antiguo pueblo minero se encuentra entre el centro de La Paz y Cabo San Lucas, en su mejor momento llegó a ser un pilar de la economía del estado, sin embargo, tras el cierre de las minas la gente emigró y de 10 mil habitantes, quedaron poco más de 300. 

Eran casi las 18:00 y el pueblo entero parecía en pausa, sin gente caminando por las calles, ni ruido, solo “La Ramona”, expectante, la vigilante estática, una chimenea de 47 metros que, según los locales, fue construida por Gustave Eiffel, el creador de la Torre Eiffel en París, sin embargo, no se muestran registros de esto. 

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Gary Blake / Raw Media

Nos estacionamos cerca del Museo del Vaquero de las Californias (MUVACA), que estaba por cerrar. Este recinto, junto al Museo Ruta de Plata son una visita obligada para conocer la cultura sudcaliforniana. Ambos lucen impecables y ofrecen un recorrido interactivo con grabaciones, proyecciones y réplicas de los antiguos pobladores. Todo huele a cuero y a damiana, un aroma peculiar entre especias, caramelo y madera.

Aquí se come totoaba, una especie codiciada por algunas culturas orientales que le atribuyen a su buche o vejiga natatoria propiedades curativas y afrodisíacas. La pesca desmedida provocó que en los 90 fuera considerada en peligro de extinción, junto a la vaquita marina que quedaba atrapada entre las redes de los mismos pescadores. Sin embargo, empresas como Earth Ocean Farms, han implementado técnicas de acuacultura para su preservación. 

La totoaba legal para el consumo humano crece en granjas submarinas y hasta hace unos meses no se podía exportar. En el café “Las Alforjas” la especialidad son los burritos de machaca de este pescado, los preparan con frijoles refritos y salsa; la carne es jugosa y mantequillosa por su alto contenido de grasa. 

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Gary Blake / Raw Media

Una cascada en el desierto

Un cambio de planes nos llevó a “El Cañón de la Zorra”, esta expresión es un cliché, pero nunca había estado más segura de utilizarla, se trata literalmente de “un oásis en el desierto”. Una cascada con una alberca natural de agua cristalina, entre cactus, rocas y matorrales. El secreto de la gente local. 

Tras 10 minutos de caminata, desde la entrada del Rancho Ecológico Sol de Mayo, llegamos a una formación rocosa en uno de los puntos más altos de la reserva. Los colores no nos abandonaron, vimos un paisaje verde —común en los meses de octubre y noviembre— después, cuando la temperatura baja, se vuelve desértico. 

El agua de la poza está templada y, principalmente durante el verano, es un alivio para el calor, pues la temperatura ronda los 30°C. Algunos visitantes escalan entre las piedras hasta la cima de la cascada y saltan a unos 12 metros de altura, es un espectáculo. 

Torote, un restaurante con su propio huerto y granja en Cabo San Lucas

Desde la terraza del restaurante Torote (cuyo nombre está inspirado en el árbol que recibe a los visitantes) se puede ver la puesta de sol y el famoso arco de Cabo San Lucas. 

Cuando fuimos estaba lloviendo, era más una llovizna que una tormenta, y se escuchaba el ruido de los animales de la granja. Nos acercamos a los corrales para ver a las cabras y cabritos, también había un burro al que alimentamos con zanahorias. Además de conejos y gallinas. Unos metros más adelante está el huerto con la siembra de temporada. 

gallinas - De camino a Cabo San Lucas, Baja California Sur
Gary Blake / Raw Media
establo-torote - De camino a Cabo San Lucas, Baja California Sur
Gary Blake / Raw Media

Al frente de los fogones se encuentra el chef Víctor Garrido, junto a su perro Oso. Nos platicó que empezó a interesarse por la cocina desde que era niño, cuando su abuela enfermó y su mamá cuidó de ella; alguien tenía que hacer la comida para la familia y él se propuso, lo eligieron o simplemente la oportunidad apareció. 

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Gary Blake / Raw Media

En Baja California Sur la gastronomía va más allá de los frutos del mar, para muestra el menú de este restaurante, que incluye opciones con carne y platillos para vegetarianos. Aquí prueba las flautas de costilla de res con ceviche de camarón y los hongos a la leña. 

Así transcurrió nuestra última noche en Los Cabos, con una cena bajo un techo, pero sin paredes, con la mesa llena de platos coloridos (por el uso de ingredientes naturales) y una plática que se extendió hasta que casi dejó de llover.