Cabo Verde ofrece una variedad de actividades y paisajes, desde playas de ensueño hasta montañas volcánicas, ideales para ser explorados durante los meses de verano. Por eso recibe cada año a más visitantes, pero aún está lejos de ser un destino masificado. Esto convierte a este lugar, repleto de rincones por descubrir, en el viaje perfecto para la época veraniega.

Clima y playas de ensueño
El verano en Cabo Verde, que va de junio a octubre, es la época ideal para visitar el archipiélago. Las temperaturas suelen oscilar entre los 25 y 30 grados centígrados, lo que permite disfrutar de actividades al aire libre sin el sofocante calor de otros destinos tropicales. Aunque es la temporada de lluvias, las precipitaciones son generalmente escasas y suelen ocurrir en forma de breves chubascos, seguidos de largos periodos de sol radiante. Además, las condiciones son ideales para practicar deportes acuáticos como el kitesurf y el windsurf, especialmente durante los meses de verano cuando los vientos son más constantes.
Las playas de Cabo Verde son uno de sus mayores atractivos. La isla de Sal, en particular, es famosa por sus largas extensiones de arena blanca y aguas cristalinas. En nuestro viaje, organizado por Soltour, la recorrimos de punta a punta, y conocimos los encantos de su capital, Espargos, las vistas increíbles desde su cala Sharkbay (desde donde pueden avistarse tiburones, de ahí su nombre), la bellísima playa de Santa María (perfecta para nadar, hacer snorkel o simplemente relajarse bajo el sol), y el paisaje lunar de la pequeña localidad Pedra de Lume, conocida por sus famosas salinas.
Por cierto, durante nuestra estancia, nos quedamos en dos Hoteles. Por un lado, el Meliá Llana Beach Resort & Spa en un lujoso resort solo para adultos en primera línea de la espectacular playa de Algodoeiro, ante un arrecife de coral rebosante de fauna marina en la Isla de Sal, encontrarás elegantes instalaciones entre deslumbrantes jardines tropicales: spa, piscinas, gimnasio, 4 restaurantes y las atenciones excepcionales del servicio The Level.





El otro hotel es el Hilton Cabo Verde Sal Resort, en las blancas arenas de Playa Santa María, a menos de un kilómetro del centro de Santa María y de los restaurantes sobre el embarcadero.



Lo mejor, su gente
La cultura caboverdiana es una vibrante mezcla de influencias africanas, portuguesas y brasileñas. En verano, las islas cobran vida con festivales y eventos culturales que muestran lo mejor de la música, la danza y la gastronomía local. La música tradicional, como la morna y la coladeira, se puede escuchar en numerosos bares y restaurantes, creando una atmósfera festiva y acogedora.
Los habitantes de Cabo Verde son conocidos por su hospitalidad y su buen humor. De alguna manera, su personalidad coincide con el ambiente que se respira en la isla: belleza y diversión a bajas revoluciones.

Vivir aventuras en la naturaleza
Para los amantes de la aventura, Cabo Verde ofrece mucho más que playas. La isla de Santo Antão es conocida por sus paisajes montañosos y senderos de trekking que serpentean a través de verdes valles y abruptas montañas. El trekking por el Cañón de Ribeira das Patas o la subida al Pico da Cruz son experiencias inolvidables que permiten apreciar la impresionante biodiversidad de la isla.

Gastronomía
La gastronomía de Cabo Verde es otro de sus grandes atractivos. Los platos típicos, como la cachupa (un guiso de maíz, frijoles y carne o pescado), son una deliciosa muestra de la fusión cultural del país. Durante el verano, muchos restaurantes ofrecen mariscos frescos, que incluyen langostas, atunes y marlines, capturados el mismo día y preparados con recetas locales que realzan su sabor.
En definitiva, Cabo verde, todavía al margen de los destinos más frecuentados, es un paraíso por descubrir, disfrutar y degustar.