Chubut de mar a montaña: ruta entrañable por la Patagonia argentina

Este rincón de la Patagonia argentina no se parece en nada al glaciar Perito Moreno ni a los centros de esquí de la Ruta de los Siete Lagos. Tampoco a las postales del llamado Fin del Mundo ni a las inconfundibles Torres del Paine, en Chile. Sin ocupar lugar en el imaginario colectivo ni aludir a los atractivos regionales tachados de imperdibles, la provincia de Chubut resguarda otra cara de la Patagonia. Quizás, gracias a su discreción, el súmmum.

A cambio de sacrificar carreteras asfaltadas y dejarse llevar por caminos secundarios, Chubut revela la presencia de calderas volcánicas enormes, fresas silvestres que saben a gloria y playas vírgenes que compiten por el título de las más bonitas de Argentina. Aquí, en medio de la nada, está todo. Esta es la tierra de las especies resilientes, de los ríos que serpentean y de las comunidades que no se cansan de hacer frente a la minería.

Una diagonal permisiva conecta a Bahía Bustamante, conocida como la Galápagos del sur, con Huemules, una reserva de montaña cubierta de bosque andino patagónico. El trayecto, un cruce transversal por Chubut, es mucho más que un traslado. Con la ayuda de vinos de la provincia, carpinteros magallánicos y guías locales que al poco son hermanos, esta ruta de mar a montaña es tan grande como la Patagonia misma.

Bahía Bustamante: la belleza rústica de la costa

No muy lejos de Comodoro Rivadavia descansa Bahía Bustamante, un cachito de Patagonia argentina donde las playas parecen paraísos terrenales y la biodiversidad es digna de documental de la BBC. Aquí son más comunes los encuentros con pingüinos y guanacos que con otras personas, pero no siempre fue así. Pese a su aspecto desolado y remoto, estas tierras fueron hogar tanto de grupos de cazadores-recolectores como de algueros.

Caracolas apiladas y restos de embarcaciones cuentan la historia de diferentes pobladores a lo largo del tiempo. Sin embargo, no es la presencia humana la que hace especial a Bahía Bustamante. Si este sitio llama la atención es por su naturaleza: cielos libres de contaminación lumínica, pozas de bajamar que funcionan como piscinas naturales y campos de coirón en los que se dejan ver especies como la mara, un roedor endémico con pinta de liebre.

Un campamento alguero del siglo XX, convertido en hotel de lujo, sirve como base para explorar el parque nacional Patagonia Austral. Equipado con botes, vehículos todoterreno y un equipo de guías excepcionales, Bahía Bustamante Lodge ofrece recorridos para contemplar la belleza rústica de la costa sur de Chubut. A menudo, aunque sin garantías, con la aparición de animales como zorros, lobos marinos, martinetas y petreles.

Meseta Central: secreto de la Patagonia argentina

Unas nueve horas al volante conectan a Bahía Bustamante con Esquel, puerta de entrada a la cordillera chubutense. Esto, claro, si se sigue el camino asfaltado. La Ruta Nacional 25 ofrece eficiencia, pero la Patagonia no se entiende con las prisas. El camino menos obvio, una diagonal de ripio que une al Atlántico con los Andes, toma casi el doble de tiempo. Eso sí, seguir el cauce del río Chubut se recompensa con paisajes inesperados.

El viaje inicia en la Ruta Provincial 48, la transición de la costa al interior. Como si se tratara de una iniciación, las primeras escenas anuncian el porvenir estepario. Entre los llanos, si acaso hay suerte, se dejan ver choiques o armadillos. El trayecto transcurre con cierta monotonía hasta Los Altares, una localidad famosa por sus farallones de piedra y sus sándwiches de jamón crudo. Lo que sigue, que escapa a la lógica de Google Maps, es otro mundo.

valle-rio-Chubut-Ruta-Provincial-12-Patagonia-argentina-Marck-Gutt-1000x665 - Chubut de mar a montaña: ruta entrañable por la Patagonia argentina
ESCENA CARRETERA DE LA PATAGONIA ARGENTINA EN LA RUTA PROVINCIAL 12 DE CHUBUT. CRÉDITO: MARCK GUTT

A mitad de trayecto, un desvío apto para vehículos todoterreno conduce a la Ruta Provincial 12. Aunque el camino promete traqueteo prolongado, el ripio pasa a segundo plano. Los paisajes áridos del valle del río Chubut sorprenden tanto como descolocan. Con una geología particular, la Meseta Central evoca antes a desiertos de lugares como Salta o Arizona que a las postales obvias de la Patagonia argentina. 

El espectáculo carretero es la antesala de Piedra Parada, una caldera volcánica formada hace 50 millones de años. Este antiguo cráter seduce a escaladores, pajareros y amantes del arte rupestre. Un monolito de 240 metros de alto y un sendero encañonado son los atractivos principales de la reserva. Luego de recorrer el Cañadón de la Buitrera en compañía de chinchillones y lagartijas endémicas, la Meseta Central se despide con asados en viñedos locales.

Huemules: verdor en las montañas de Chubut

Más cerca de Chile que de la costa, los tonos terrosos que dominan la ruta ceden ante otros colores. En Chubut, como en la mayor parte de la Patagonia argentina, solo el agua de la cordillera es capaz de convertir secarrales en bosques. Ya en Esquel, a 550 metros sobre el nivel del mar, el cambio es evidente. Cuesta arriba, el verdor de la reserva Huemules es seña inequívoca de la llegada a los Andes.

Huemules protege más de 6,000 hectáreas de bosque andino patagónico, tierras que hasta hace apenas unas décadas fueron ganaderas y mineras. Con el nombre de una especie de ciervo amenazada, esta reserva de montaña resguarda cóndores, fresas silvestres y árboles nativos como la lenga y el ñire. El proyecto, concebido como un respiro ambiental, integra un lodge discreto rodeado de senderos poco transitados.

La combinación de alta montaña, ríos en cascada y bosques autóctonos hace de Huemules un destino de contrastes. Este rincón andino se las arregla para robar el aliento siempre: ya sea al hacer cumbre, al descubrir un carpintero magallánico o al develar miradores panorámicos. Desde las alturas, la costa de Chubut y Huemules no se parecen en nada. En el fondo, sin embargo, comparten un rasgo esencial: la grandeza de la Patagonia.

Guía práctica para recorrer Chubut

¿Cómo llegar a Chubut?

Chubut cuenta con cuatro aeropuertos comerciales: tres en la costa y uno en la cordillera. Comodoro Rivadavia es la mejor puerta de entrada para Bahía Bustamante, Esquel lo es para Huemules. Ambos aeropuertos operan vuelos directos al Aeroparque Jorge Newbery, que concentra la mayoría de los vuelos domésticos de Buenos Aires. La mayoría de los vuelos internacionales suelen llegar a Ezeiza, un aeropuerto más lejos de la ciudad.

¿Cuándo visitar la Patagonia argentina?

La Patagonia resulta atractiva en cualquier estación, pero tiene temporadas muy marcadas. Una ruta como esta solo es viable durante el verano austral extendido. Si bien Huemules opera también en invierno, con una oferta de actividades distinta, Bahía Bustamante solo recibe huéspedes entre octubre y abril. Las temperaturas varían considerablemente entre la costa, la Meseta Central y la cordillera. Incluso en verano, las noches pueden ser frías.

¿Cómo organizar una ruta en Chubut?

Parte del encanto de las rutas de ripio es que están lejos de señal celular y todavía más lejos de asistencia. La agencia local Terra Valdés, con el sello Destino Argentina, brinda servicios de logística, transporte y guías. En lugar de alquilar un todoterreno y probar suerte, conviene dejar la planificación en manos expertas. Unos mates y varios kilómetros después, la compañía de guías como Vane y Migue termina por ser tan entrañable como el viaje mismo.

Marck Gutt es escritor, fotógrafo profesional y partidario devoto del turismo sostenible. Dirige el blog Don Viajes, colabora en programas de radio y publica en medios como El Financiero y National Geographic en Español. Las montañas son su lugar feliz y el pan dulce es su primer amor. Encuéntralo en Instagram como don.viajes