
No es raro, en mi familia, que el mismo 24 de diciembre al mediodía estemos discutiendo dónde vamos a celebrar la Navidad. A diferencia del 31, en Argentina el mandato indica que la Nochebuena se pasa con los consanguíneos. Y los míos, no son muy organizados. Lo único que sí suele estar definido es, año a año, alternar entre familia propia con familia política y pasar el mediodía o la noche del 25 con la opuesta.
Pero, salvando las diferencias que puede haber en la manera de celebrar dentro del vasto territorio argentino, la mayoría lo suele hacer en familia y tener pactado con anticipación dónde se celebra. Siempre, de preferencia, en una casa; y si es al aire libre, mejor. Y si en el interior tiene aire acondicionado, ni hablar.
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Hay que considerar que el país se encuentra en el hemisferio sur y no es raro para esta altura del año que el día anochezca alrededor de las nueve de la noche y que nos acompañen más de 30 grados de sensación térmica -incluso he vivido navidades de 40 grados en el departamento de mi madre en la que nos quedábamos pegados en los sofás de cuero mientras el helado de postre se derretía antes de llegar a nuestra boca-.
La cena está servida
Antes de sentarse a cenar hay un momento de picada de quesos y embutidos varios, que sirve como tiempo de espera hasta que llegue toda la familia. También, de sentado, el melón con jamón. La cena arranca alrededor de las 10 de la noche, horario en el que todos los convocados -incluso los que fueron a misa- ya deberían estar disponibles.
La mesa suele tener decoraciones navideñas e incluir una canasta llena de panes ricos y platos tradicionales como el vitel toné (típico de la gastronomía italiana, peceto acompañado por una salsa a base de mayonesa, lomitos de atún, caldo de carne, anchoas y alcaparras), los piononos salados rellenos, el pavo o pavita, el lechón o cerdo a la parrilla o al horno y ensaladas frescas, como la infaltable, de papa y huevo. Hasta hace algunos años era común ver alguna de las presentaciones decorada con algo muy particular de la fecha que es el huevo hilado en forma de cabello de ángel. De postre, ensaladas de frutas, helado o alguna torta.
Mi versión familiar es bastante más simple e incluye tartas, pollo y colita de cuadril fileteados para comer en sándwich, con tomates disecados y salsas. La mayoría, frío. En otras épocas, también cabía en la mesa el carré de cerdo con puré de manzana.
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Navidad en Argentina: tiempo de regalar

El intercambio de regalos es una parte esencial de la celebración de la Navidad en Argentina y se realiza la misma noche, luego de la cena, antes o después de las 12 dependiendo la resistencia al sueño de los niños de la familia. La tradición dicta que ellos reciben regalos de Papá Noel -no Santa Claus-, quien a menudo es retratado con un traje rojo y blanco, a pesar del calor del verano. El sonido de una campanita es la indicación de que él ya está aquí.
Los adultos también participan en el intercambio de regalos, y es común que las familias realicen el tradicional «Amigo Invisible», donde cada miembro de la familia recibe un nombre al azar y compra un regalo para esa persona en secreto.
A medianoche, el brindis bajo las luces de los fuegos artificiales con sidra o champagne, pan dulce, garrapiñada, Mantecol y turrones que continuarán hasta Año Nuevo sobre la mesa porque no hay cuerpo que resista las tradiciones europeas con el calor que hace en esta parte del mundo para la fecha.

El día de Navidad, el 25, suele ser un momento más relajado y tranquilo. Las familias se reúnen nuevamente para compartir comidas, recuerdos y risas.
Esta fecha combina la calidez de las tradiciones familiares con la alegría de la temporada estival. Más allá de las propias costumbres, el espíritu festivo, la unión familiar y la generosidad son elementos comunes que caracterizan esta celebración en todo el país.