
Restaurantes recomendados por la guía Michelin, los mejores restaurantes de Buenos Aires, 50 Best Buenos Aires… cualquiera que sea la búsqueda que te trae a la capital Argentina, te tenemos cubierto con esta Guía de restaurantes en Buenos Aires.
Niño Gordo
Una parrilla argentina que en el camino se cruzó con Asia
Un Niño Gordo y descomunal flota sobre el dintel de la puerta. Más allá de las peceras y las medusas, detrás la barra llena de juguetes, está una cocina escandalosa que mezcla parrilla argentina con sabores asiáticos y manga.
“Emporio gastronómico sobre la calle Thames” es un eufemismo que no me pude sacar de la cabeza desde que lo leí en el libro de Niño Gordo. Se refiere al grupo de restaurantes que Germán Sitz y Pedro Peña han montado a lo largo de esta calle, que une al barrio de Palermo con el de Villa Crespo. De este emporio, quizás el más conocido es Niño Gordo. Ocupa un escaño entre los 50 mejores de latinoamérica, según 50 Best, y en 2024 fue recomendado por la Guía Michelin.
La carne reina en el menú, pero se hace acompañar de ingredientes de diferentes cocinas de Asia . El tataki de bife con yema, wasabi, shiso y arroz es un platillo que además de llenar el ojo, satisface y emociona. La idea es (por supuesto) romper la yema, mezclar y armar un bocado poderoso. El katsu sando es otro de los iconos de este menú, un sándwich de pan de caja casero, sin orillas, que abraza a una milanesa embarrada de mayo japonesa. Vino argentino de diversas regiones, un menú corto y concreto de coctelería, y mucha plática es lo que se vive en esta bulliciosa cocina. Recomiendo sentarte en la barra frente a la cocina, que está completamente abierta.
- Thames 1810, Palermo, Buenos Aires, Argentina.
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José El Carnicero
Carne en serio. Desde la calle, un asado a la cruz se observa a través de la vitrina.
De la misma familia que Niño Gordo. Una galería contemporánea dedicada a ese elemento que a los extranjeros nos guía hacia la cultura argentina: la carne. Germán Sitz proviene de una familia de migrantes polacos que se dedicaron a la ganadería en la Pampa. La carne que venden en los restaurantes del grupo sale de las praderas de su familia, gracias a un orgulloso ciclo de producción donde la crianza, la faena y lo que se presenta en el plato, es trazable.
“El asado se hace en el interior del país; la parrilla es de la capital… pero José El Carnicero (aunque estamos en el corazón de Palermo) es un asado”, me cuenta Germán para explicarme la diferencia entre un asado y una parrilla, porque no, no son lo mismo. En el asado se sirve vacío, tapa de asado, achuras (“casquería” en mapuche)… por el espacio que requiere es difícil encontrarlo en Buenos Aires. Por otro lado, la parrilla se hace con cortes más “citadinos” y nuevos, como el bife de chorizo o el ojo de bife; es el festín carnívoro adecuado para la ciudad y sus pequeños departamentos.
“El argentino no sale tanto a comer carne, porque la come en casa”, cuenta Germán, así que es posible que en este sitio, más que locales veas extranjeros, buscando darle un mordisco a ese ritual que los argentinos nos han creado alrededor de la carne. Porciones grandes: este es un menú para compartir. Elige alguno de los cortes, un par de guarniciones, una buena ensalada y deja que te guíen en la elección del vino. José El Carnicero ofrece un nivel de servicio superior que conecta una tradición, la de la carne, a un entorno refinado y cuidado centímetro a centímetro. ¿Barra o salón? Si no te molesta salir un poco ahumado, plántate en la barra.
- Thames 2326, Palermo, Buenos Aires, Argentina.
Las Flores
Un jardín exhuberante para tomar vino.
Este será el primer restaurante que visite al aterrizar en Buenos Aires. Con el jet lag a tope, la repostería que da a la calle será para mi un espectáculo floral, frutal y apapachador, como decimos en México.
Al cruzar la tienda de los pasteles, galletas y demás golosinas decoradas con flores, un parche verde, con plantas altas, arbustos y cientos de flores será la antesala del salón abierto donde la gente se sienta a abrir los vinos de la monumental cava. En los días subsecuentes descubriré que los bonaerenses tienen ALGO con los jardines y que abundan por toda la ciudad, así que es lo más normal que construyan restaurantes en torno a espacios verdes.
Es difícil creer que este haya sido un taller de locomotoras. El menú en verano es fresco, lleno de platitos para picar algo: no dejes pasar la ensalada de tomates antiguos o la cesardorf, una fusión entre César y Waldorf golosa y fresca.
- Gorriti 5870, Buenos Aires, Argentina.
Chui
Una vanguardista parrilla vegetariana que no necesita decir que es vegetariana.
En un país que construyó su reputación en torno a la carne y las harinas es cada vez más común encontrar parrillas vegetarianas y espacios gluten free. Este es otro restaurante con historia similar al anterior: un galerón industrial reacondicionado (aquí era una fábrica de sombreros) con un jardín monumental.
Chui es filoso, “edgy”. Al llegar, las luces rojas te invitan a comenzar tu visita en la barra de la entrada que presenta una cartita de cocteles firmados por la casa mas lo clásicos que se te ocurran. El salón está flanqueado por una muralla de ladrillo expuesto, pelado, y la parrilla abierta con una cocina que no se detiene. Los vinos, las neveras con fermentos de colores y los cultivos de setas inundan el espacio de una sensación distópica.
En lugar de carne aquí se usan hongos cocinados con diversas técnicas. La pizza es también protagonista, pero no esperes encontrar la típica pizza argentina, sino una versión al estilo napolitano, con quesos de muy buena calidad. Abrimos con unos tacos de gírgolas con mole verde y pareciera que estamos comiendo carne molida, pero no: las gírgolas son unas setas generosas con forma de ostra. El bocado me recuerda al mole rojo de setas que hacen en la zona otomí del pueblo de Temoaya, en el Estado de México. No hace falta decir que el menú es vegetariano, pero lo es. El gazpachito de melón es refrescante para esta noche de calor. A veces organizan tardes de vinitos y vinilos.
- Loyola 1250, Buenos Aires, Argentina.
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Aldo’s
El restaurante italiano con una de las cavas más grandes de Buenos Aires
La historia de Argentina y el vino no ha sido lineal. El argentino de a pie, más que vino, consume cerveza y las marcas que más se mueven en las mesas son, por supuesto, las más comerciales: Finca las Moras, Trivento, Chandon… Si bien en este país la cultura del vino está expuesta, no viene mal rascarle un poco más para llegar a la sección de los descubrimientos.
Aldo Graziani es sommelier, restaurantero y melómano. Tiene décadas en la industria de pasarla bien. En Aldo’s Vinoteca, en la última esquinita de Palermo Hollywood, ofrece cocina italo-argentina y una cava descomunal. Ya sea que te sientes en la terraza o en el salón pide una pasta o un aperitivo de aceitunas y salami y déjate guiar en los vinos.
El tiramisú, hecho con buen café y queso mascarpone biodinámico, es excepcional con todas las letras. Aldo produce, junto con el winemaker Leandro Velázquez y Miguel Rep, una marca de vinos de mínima intervención llamada Tutu. Inspirada en el disco homónimo de Miles Davis, aquí puedes probar las distintas etiquetas del proyecto.
Si andas de shopping pídele al equipo que te haga una selección de vinos para llevar de regreso a casa; la cava está muy nutrida como para que te armen una buena caja con distintas gamas de precio, uvas raras, otras más comerciales… te los entregan en caja, listos para montarse al avión.
- Arévalo 2032, Buenos Aires, Argentina.
Sobre la autora
Jazmín Martínez lleva casi una década comiendo, contando historias y metiéndose hasta la cocina en Food Police. Fundó dicha plataforma para compartir lo bonito (y lo no tan bueno) de la gastronomía dentro y fuera de México, con un estilo honesto y divertido.