
Lo primero que tienes que saber antes de visitar Mendoza —la región vinícola argentina más conocida— es que es muy extensa.
Segundo, que existe Mendoza ciudad y Mendoza provincia. Si tu viaje a Mendoza viene motivado por visitar la región vinícola, no te hospedes en la ciudad porque las vinícolas aún te quedarán lejos y la experiencia será más citadina y de menos desconexión. Busca hospedaje en las zonas de Maipú, Chacras de Coria, Luján de Cuyo. Justamente vamos hacia Luján.

Un amplio y sobrio portón casi a pie de calle podría pasar desapercibido si no tuviera la leyenda “Entre Cielos”. Mendoza es una ciudad callada; el sonido que domina el paisaje es el de los periquitos verdes que se arremolinan en las copas de los árboles. Al cruzar este portón llegarás a un espacio aún más silencioso. Un buggy te recogerá para llegar al lobby de Entre Cielos Wine and Wellness, un hotel pensado para la desconexión en la naturaleza.
Para mi, la señal inequívoca de los hoteles de lujo es que te ofrezcan una copa de vino o champagne al llegar. Entre Cielos va más allá: te ofrecen una copa del vino que ha sido hecho con sus propias uvas.
El primer hotel bodega urbano de América está en Mendoza
El hormigón expuesto nos dice que estamos en un edificio de arquitectura brutalista. El check in es personalizado y veloz, y cómo no habría de serlo, si en este hotel de ocho hectáreas no reciben a más de 42 huéspedes al mismo tiempo. Para llegar a la habitación recorremos un pasillo que pareciera el pasaje de una nave salida de Odisea del Espacio o del imaginario de Norman Foster. Al final del pasillo está la vereda que conduce al viñedo.
Las habitaciones se distribuyen en dos zonas: alrededor de la alberca y en el viñedo. Nos quedamos en un vineyard loft que se levanta unos dos metros sobre las parras a los pies de la precordillera de los antes. En las mañanas, los picos bañados de nieve se observan desde la cama, rodeados de cielos azules, limpios y despejados. Entonces uno entiende el nombre del hotel.
Las amenidades son una regla durante tu estadía. Todas las habitaciones incluyen una botella de bienvenida, que es producida, al igual que el vino que te ofrecen en el lobby, con las vides de la propiedad. El minibar es de uso ilimitado y encontrarás principalmente jugos, refrescos y agua. Las pantuflas y la bata te ayudarán a disfrutar aún más de tu cama, la salita interior y el columpio de la terraza.
Para volver del viñedo al edificio principal puedes caminar o, si la pereza te gana, llamar al buggy. Pero los 10 minutos de caminata valen la pena para escuchar a los pericos, a las otras aves o para, de vez en cuando, ver a los zorros que pasan por aquí para devorar las uvas.
El desayuno también está incluido en todas las categorías de habitación. Una pequeña barra con frutas, quesos, fiambres, bollería, tapenade, salmón ahumado… más todos los huevos que quieras ya sea en omelette, enteros, revueltos… Se incluye cortesía de mimosas ilimitadas: en esta barra se hacen con Chandon, un vino espumoso del grupo LVMH que se produce aquí en la zona.
Para la hora de la comida y la cena, en este mismo espacio se sirve una pequeña carta pensada para resaltar los sabores locales mientras se ofrecen opciones para huéspedes internacionales. El servicio y la comida son de alta cocina, por supuesto con algunos platos reconfortantes como el sándwich de pollo frito. Ciertos días el huésped podrá probar asado argentino a la cruz a la orilla de la alberca o solicitar una canasta para tomar un picnic con las vistas de la montaña. La selección de vinos honra a lo local y todos los días, en punto de las 6 de la tarde, el hotel ofrece una cata sin costo para sus huéspedes.
Un hotel wellness no puede estar completo sin un spa y el de Entre Cielos podría ser uno de los mejores en los que he estado. Escondido en la entrada de la propiedad, frente a un espejo de agua, nos internamos en las venas del circuito hammam, inspirado en los legendarios baños turcos. Al llegar una de las chicas nos recibe con una escudilla de metal y un keffiyeh. El circuito comienza con un baño para proseguir con varias estaciones de vapor con calor controlado, piletas de agua, exfoliaciones con aceites naturales… Uno mismo realiza el ritual solamente guiado por las instrucciones de la anfitriona, lo que le confiere intimidad a la experiencia. Terminarás tu paso por el hammam en una loza de piedra redonda, caliente, donde caben hasta tres personas al mismo tiempo.
Si después del spa quieres seguir relajándote, enfila hacia la alberca para disfrutar del silencio y las vistas, los valores más importantes de este hotel. Custodiadas por las habitaciones dúplex de categoría superior, el edificio de hormigón y el césped bien podado, la piscina me hace recordar la casa de The Big Lebowski. Todo el hotel conserva una mezcla de futurismo de los sesentas y espíritu mid century.
Fundado por Cecile Adam, una mujer suiza que llegó a Argentina buscando escribir un nuevo capítulo en su vida, Entre Cielos Wine and Wellness forma parte de Preferred Hotels, un portafolio global de hoteles y experiencias integrado por hoteles que inspiran a quienes los visitan. La propiedad forma también parte de las recomendaciones de hoteles de la Guía Michelin. Reserva.
4 propuestas para comer en Mendoza (Argentina)
¿Qué hacer en Mendoza?
Tu visita a la región no estará completa sin poner un pie en Catena-Zapata. Propiedad de la familia Catena-Zapata, esta vinícola es una de las más importantes de Argentina y embajadora del vino de este país en el exterior. Una marca con herencia y legado que ha sido clave en la introducción de tecnologías en la industria local.
Para tener un punto de referencia entre una vinícola de gran producción y otra más independiente, pasa por Huentala Wines, en Gualtallary, ciudad de Tupungato. Que sea el pretexto para conocer Rastro, un apoteósico restaurante que, en un ambiente de alta cocina, busca dibujar el rastro que las cocinas nativas y las migrantes han dejado en la cocina argentina. La vinícola está enmarcada por distintas esculturas: al llegar, una hormiga gigante que se asoma por entre los viñedos te dará la bienvenida.
Gualtallary es la zona de más reciente explotación en la industria vinícola mendocina. También es la más alejada del centro de Mendoza (está a aproximadamente una hora y media). Si ya fuiste hasta allá, pasa también por Ruda Cocina, un pequeño restaurante enclavado en esta zona que es la más alta y fría de Mendoza.
Con su propio huerto, ofrecen cocina de la región con ingredientes que suman, como la “tortita”, un pan típico mendocino que aquí se eleva con grasa de wagyu. Generalmente los restaurantes y vinícolas te reciben solo con reservación, aunque en algunos son bienvenidos los walk-ins. Para comer, es común que no tengan menú a la carta, solo paquetes de varios tiempos con maridaje. Son sitios alejados de los corazones urbanos, mejor comunícate con ellos antes de aventurarte a asistir sin una reservación.
¿Cuál es la mejor manera de moverse por Mendoza?
Por las distancias, visitar Mendoza en transporte público o a pie no es posible. O vaya, habrá para quien lo sea, pero el reto será gigante. Las dos opciones que nos quedan son rentar un auto o contratar un servicio de transportación con chofer. Muchos caminos para llegar a vinícolas y restaurantes son aún veredas llenas de piedras y los deslaves son comunes; si vas a probar vinos mejor contrata un chofer. Te recomiendo a Fede Burgos. Acepta pagos con tarjeta y en línea (la mayoría de choferes no y conseguir efectivo en Argentina puede ser una pesadilla).
Sobre la autora
Jazmín Martínez lleva casi una década comiendo, contando historias y metiéndose hasta la cocina en Food Police. Fundó dicha plataforma para compartir lo bonito (y lo no tan bueno) de la gastronomía dentro y fuera de México, con un estilo honesto y divertido.