Cayman Cookout: un festival en el paraíso
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Comer caviar desde el desayuno hasta la cena frente a una playa paradisíaca de color turquesa brillante y en un hotel de mil estrellas donde la cama parece una nube y cada rincón es inspirador. Esto no es una utopía: es precisamente lo que sucede en Cayman Cookout. El lujo, la gastronomía y la belleza del Caribe se juntan en una semana pensada para el disfrute y la cultura.

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¿Qué es Cayman Cookout?

Se trata del evento culinario y cultural más significativo del Caribe, organizado por el chef Eric Ripert desde hace casi 20 años en Seven Mile Beach, una de las increíbles playas turquesas de las islas Caimán. Los afortunados invitados a este extenso y variado banquete se alojan en el fastuoso hotel The Ritz-Carlton Grand Cayman, llevando la experiencia de hospitalidad y placer a niveles impensados.

Al reunir a talentosos chefs, expertos en vinos y licores e influencers culinarios, Cayman Cookout se encuentra entre una de las festividades más prestigiosas del mundo en lo que refiere a comida y vino. Quienes asisten a este festival exclusivo e interactivo disfrutan, a lo largo de varios días, de demostraciones dinámicas de cocina, degustaciones exclusivas, eventos gastronómicos, emocionantes recorridos locales y experiencias epicúreas únicas; cada una de estas actividades se encuentra cómodamente cubierta por un velo de “elegancia al descalzo“ que hace olvidar todo lo que ocurre fuera de la playa. 

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El calendario de eventos íntimos y celebraciones permite un acceso e interacción sin precedentes con algunos de los chefs más famosos y queridos del mundo, así como comidas inolvidables, todo enmarcado por uno de los destinos más exclusivos del Caribe. Cayman Cookout es presentado en asociación con el Departamento de Turismo de las Islas Caimán.

Así se vivió Cayman Cookout 2025

La más reciente edición del festival, celebrada en la semana del 14 al 19 de enero, fue una oportunidad para vivir experiencias únicas junto con algunos de los chefs más talentosos del mundo, interactuando con ellos; así, por ejemplo, disfrutamos de cenas Signature en las que los chefs cocinaron en vivo. Eric Rippert, nuestro principal anfitrión, nos agasajó con un gran menú en Blue, su restaurante dentro de The Ritz-Carlton Grand Cayman; Jorge Vallejo, de Quintonil, deleitó a todos en Beach Pavilion con su mirada innovadora de la gastronomía mexicana, acompañando cada plato con tequila Volcán; y la chef Mawa McQueen tomó el restaurante Saint June para demostrar su talento en la cocina afro-mediterránea, con un giro franco-americano que generó una fusión inesperada de sabores y técnicas; hubo muchas más experiencias como estas a lo largo de toda la estadía, además de varias situaciones en las que fue posible probar platos de diferentes cocineros a la vez.

Buceo con el chef José Andrés

Fuera del hotel, tuvimos aventuras de lujo en grupos privados y exclusivos. Una de las más destacadas fue la organizada por José Andrés, reconocido cocinero, autor, filántropo y personalidad de la TV, quien nos llevó a bucear por las aguas caribeñas a la caza del pez león, una especie tan necesaria de ser controlada como exquisita. Comprobamos el sabor del pez león en las preparaciones que el chef preparó a bordo para todos los presentes: ceviche y sopa cremosa de papa. También hubo un viaje a Jamaica en jet privado con Eric Ripert y Terry Peabody, propietario de la bodega Craggy Range. La travesía llevó a los comensales al GoldenEye Resort, un paraíso jamaiquino que sirvió de inspiración para la película de James Bond; allí esperaba un gran almuerzo de platos preparados con ingredientes locales y vinos de Craggy Range. La agenda contó además con clases de navegación, cenas en veleros, excursiones en kayak por los bosques de manglares y recorridos en bicicleta por las islas, entre otras experiencias.

Otras experiencias memorables

Y hablando de vinos, no faltaron ocasiones para probar vinos fabulosos de distintos rincones del planeta, que degustamos bajo la guía de los expertos sommeliers, enólogos y representantes de bodegas como Château d’Esclans, Domaines Ott, Booker Wines, JUSTIN, Lingua Franca, Fraîche y Château Minuty, entre otras. También hubo degustaciones de otras bebidas, como té, sake, vodka y mezcal, además de numerosas oportunidades para disfrutar de buena coctelería junto con renombrados bartenders del mundo.

Esto es solo una pequeña parte de todo lo que incluyó el festival, cuyo calibre solo se compara con la magnificencia de The Ritz-Carlton Grand Cayman y, por supuesto, de las propias Islas Caimán. El hotel, que es el único en el Caribe en haber obtenido cinco estrellas por parte de Forbes en tres oportunidades, cuenta con servicios y experiencias de spa incomparables, además de la propuesta gastronómica de Eric Ripert en Blue. Tiene 365 habitaciones, un grandísimo desayuno, canchas de tenis, un club de golf diseñado por Greg Norman, piscinas y varias actividades disponibles para reservar.

Un festival gastronómico en el paraíso

Seven Mile Beach, la playa sobre la que se encuentra el hotel, es apenas una porción (aunque tal vez de las más bellas) de todo lo que ofrecen las Islas Caimán. Arenas blancas, aguas turquesas, naturaleza y desconexión absoluta en un lugar que está de todas formas bien conectado con el mundo. Las islas son además una oportunidad para aprender sobre la importancia de la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, tarea que The Ritz-Carlton toma muy en serio: por medio del programa Ambassadors of the Environment, el hotel desarrolla actividades para toda la familia con el objetivo de enseñar, poner en valor y generar conciencia sobre las maravillas naturales y las tradiciones culturales de las Islas Caimán. El programa tiene un impacto significativo en la protección de los manglares que forman parte integral del ecosistema de la región.

La experiencia de The Ritz-Carlton Cayman Cookout va mucho más allá de la buena comida y los vinos de lujos: es un momento único en el tiempo, durante el cual es posible acercarse a la gastronomía de una manera multicultural, global y completa, en un entorno inigualable donde cualquier tipo de estrés se va con el viento y las olas, y la naturaleza recuerda lo importante que es conectarnos con las cosas que nos hacen vivir mejor.