
Los Valles de la Luna son paisajes singulares en la Tierra que se caracterizan por su apariencia extraterrestre, evocando imágenes de la superficie lunar. Estos destinos, ubicados en diferentes partes del mundo, ofrecen experiencias visuales únicas debido a sus formaciones geológicas y características climáticas. A continuación, exploramos cinco de los más conocidos:
Valle de la Luna, Chile
El Valle de la Luna, situado en el Desierto de Atacama en Chile, es un lugar fascinante con un origen geológico que data de aproximadamente 33 millones de años. Este proceso formativo implicó la creación de un conjunto de rocas que han sido testigos de la resiliencia de la naturaleza, marcada por períodos de tranquilidad y grandes liberaciones de energía que dieron origen a fallas y pliegues. Esto llevó al levantamiento de la Cordillera de la Sal, donde se encuentra el Valle de la Luna.
Originalmente conocido como «Las Salinas» debido a la gran cantidad de sal en la zona, este destino turístico ofrece varias atracciones naturales, como la Duna Mayor, el Anfiteatro y las formaciones rocosas conocidas como las Tres Marías. La Duna Mayor, con sedimentos erosionados de la Cordillera de Domeyko, y el Anfiteatro, con pliegues y fallas resultado de fuerzas de compresión, son ejemplos de la impresionante geología del lugar. La formación de sal y yeso, visible en la Mina de Sal, es el resultado de la precipitación química inducida por la evaporación.
Está ubicado a 13 km al oeste de San Pedro de Atacama y a 110 km al sureste de Calama, en la región de Antofagasta.
Auroras boreales: los espíritus del bosque
Valle de la Luna, Argentina

El Parque Provincial Ischigualasto, también conocido como Valle de la Luna, se encuentra en el noreste de la provincia de San Juan, Argentina, en los departamentos de Valle Fértil y Jáchal, limitando al norte con la provincia de La Rioja. Cubriendo una extensión de 62.916 hectáreas, el parque se sitúa entre los 1200 y 1800 metros sobre el nivel del mar.
Creado en 1971 gracias a los esfuerzos del geólogo William Sill, se convirtió en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, junto con el Parque Nacional Talampaya en La Rioja. La misión del parque es conservar la única secuencia completa de sedimentos continentales del periodo Triásico, lo que lo convierte en un sitio paleontológico de gran relevancia mundial.
Ischigualasto ofrece varias opciones de recorridos. El circuito tradicional, de 40 kilómetros y aproximadamente tres horas y media de duración, incluye cinco paradas donde los visitantes pueden observar formaciones geológicas como El Hongo, El Submarino, la Cancha de Bochas y el Valle Pintado. En este recorrido también se puede visitar el Museo Dr. William Sill, que alberga fósiles reales y muestra el trabajo paleontológico en el lugar.
Además del circuito tradicional, el parque ofrece otras experiencias, como el Circuito de Luna Llena, trekking al Cerro Morado, circuitos en bicicleta de montaña y el Circuito del Río Salado. Estos recorridos permiten a los visitantes disfrutar de los paisajes únicos y la diversidad de colores que cambian según la hora del día.
Para llegar al parque desde San Juan, se puede acceder a través de la Ruta Nacional 150 y la Ruta Provincial 510, que conectan con las principales ciudades y pueblos cercanos.
Cuáles son los 8 pueblos de Argentina nominados por la ONU Turismo para ser los mejores del mundo
Valle de la Luna, Bolivia

El Valle de la Luna es una peculiar atracción natural ubicada a solo 5 kilómetros de La Paz, Bolivia. Este valle, de gran belleza, se formó debido a la erosión causada por fuertes vientos y agua a lo largo de miles de años. El resultado son cráteres espectaculares que recuerdan a la superficie lunar, convirtiéndolo en un lugar de visita obligada para muchos turistas.
Los visitantes pueden explorar varias rutas que conducen al corazón del valle, desde donde se pueden apreciar hermosas vistas de la Cordillera. Además, podrán observar lagartijas y viscachas, especies típicas de la fauna andina. El centro turístico subterráneo proporciona información relevante sobre la historia geológica del área y los circuitos internos.
En el camino hacia el Valle de la Luna se encuentra el «Cactario», un jardín donde se pueden ver más de 32 especies de cactus nativos en su entorno natural. Desde allí se pueden disfrutar vistas espectaculares de las formaciones rocosas del sitio y de la «Muela del Diablo».
El nombre del Valle de la Luna proviene de la visita en 1969 de Neil Armstrong, el primer astronauta en caminar sobre la luna, quien comparó el paisaje del valle con los paisajes lunares que había visto. Esta comparación dio lugar al nombre del lugar.
Valle de la Luna, Brasil

El Vale da Lua, ubicado en el estado de Goiás, a unos 250 km al norte de Brasilia, junto al enorme Parque Nacional Chapada dos Veadeiros, es un valle rocoso que se formó hace más de 600 millones de años debido a la acción del viento, la lluvia, el calor y, sobre todo, las aguas del río São Miguel. Este lugar recibe su nombre por las rocas de colores grisáceos y extrañas formas, erosionadas por arroyos con pequeñas cascadas que forman lagunas donde darse un buen chapuzón. Aunque está alejado de las grandes ciudades de Brasil, llegar es sencillo ya que la ruta GO-239 pasa muy cerca y solo hay que recorrer un sendero de unos 900 metros desde el estacionamiento.
Valle de la Luna, Jordania

Wadi Rum, o Valle de la Luna, es un área protegida que abarca 720 kilómetros cuadrados en el sur de Jordania, caracterizada por su impresionante desierto salvaje. Se compone de imponentes montañas de arenisca y granito que emergen de valles arenosos, alcanzando alturas de hasta 1700 metros. Estas formaciones rocosas están marcadas por estrechos cañones y fisuras que ocultan antiguos dibujos rupestres realizados por los habitantes del desierto a lo largo de milenios. Las tribus beduinas siguen viviendo en esta región y sus grandes tiendas de pelo de cabra son una característica distintiva del paisaje.
Para disfrutar de las atracciones de Wadi Rum, existen varias opciones, como recorridos en jeep, en camello y senderismo, además de la posibilidad de pasar la noche en una tienda beduina y contemplar el asombroso panorama de estrellas.
Reconociendo la importancia del turismo para la economía local y la singularidad del paisaje y la historia cultural de Wadi Rum, el gobierno de Jordania declaró esta área como protegida en 1998.