FEQ: la sinfonía de verano en Québec Cité
Cortesía: Festival d'été de Québec

Tenía unos siete años cuando escuché por primera vez «Californication» de los Red Hot Chili Peppers; desde ese momento la música se convirtió en un referente en mi vida. Tomé clases de música y teclado a los 12 años y cuando tuve acceso a internet, comencé a descargar música a través de torrents. Tiempo después, asistí a mi primer festival en 2008 y desde entonces este hobbie y pasión no ha cesado.

Cuando supe que visitaría Quebec, me emocionó mucho saber que asistiría al Festival d’été de Québec (FEQ). No solo porque soy un asidua a los festivales, sino también porque dentro de la industria musical, el FEQ es uno de los festivales más destacados de Canadá y también tiene renombre internacional por su atmósfera única y la calidad excepcional de sus actuaciones.

El comienzo de la fiesta de verano en Québec

El Festival d’été de Québec (FEQ) es mucho más que un evento musical; es un relato vibrante de cómo una modesta celebración local se transformó en un ícono cultural canadiense. Todo comenzó en 1968, cuando el Festival de música de Québec, con raíces profundas en la música folclórica y tradicional, abrió sus puertas por primera vez.

Con el paso de los años, el festival atrajo atención más allá de las fronteras de la provincia, y así nació el Festival d’été de Québec en 1993. Bajo este nuevo nombre, el evento evolucionó hacia un escaparate internacional de música, donde los sonidos de rock, pop, jazz, folk y electrónica se entrelazan en un mosaico sonoro que captura la esencia diversa y vibrante de la ciudad.

Cada verano, el FEQ pinta la ciudad con un collage musical. Desde las majestuosas fortificaciones del viejo Québec hasta los modernos escenarios al aire libre, la ciudad se convierte en un escenario único donde la música no solo se escucha, sino que se siente. Artistas de renombre mundial como The Rolling Stones, Lana del Rey, Weezer, Post Malone y J Balvin han sido parte de este evento, así como talentos emergentes que comparten el mismo espacio. ¿El objetivo? Crear momentos inolvidables bajo el cielo de julio.

Mi experiencia en el FEQ

Lo que hace al FEQ realmente espectacular es su extensa duración. Durante 11 días, ofrece una gran variedad de propuestas musicales en varios escenarios icónicos repartidos por toda la ciudad. A esto se suma la facilidad de acceso a los venues y la comodidad para moverse entre ellos, permitiendo salir y volver a entrar sin problemas. Esto es especialmente valioso en comparación con los festivales en México, donde una vez que entras, no puedes salir del recinto.

Mi primer día de festival estuvo rodeado de música electrónica y aunque llovió, esto no fue impedimento para ver a Alan Walker, uno de los DJ’s más reconocidos alrededor del mundo; debo aceptarlo, tenía mucha curiosidad de saber cómo seria esta hazaña de estar en un festival en otra ciudad que no fuera la mía. Algo que atesoré mucho fue haber llegado a pie desde mi hotel y regresar de la misma forma. El acceso fue rápido y sin complicaciones para los VIP.

Uno de los artistas más esperados del FEQ, fue Post Malone quién tocó la noche del viernes. Antes de llegar al festival comimos y nos echamos unas cervecitas en el maravilloso y nuevo Hotel Maurice, el cual queda como a 10 minutos del venue. Llegamos nuevamente a pie, esta vez un poco más temprano porque sabíamos que iba a ser una locura alcanzar un buen lugar, no nos equivocamos.

El show de Post Malone duró aproximadamente una hora y media y en punto de las 11:00 pm se apagaron las luces del escenario; si algo debo aceptar es que los québécois tiene profundo respeto por los horarios y eso se reflejó en cada uno de los shows. La fiesta pareció haber terminado en el gran escenario del FEQ; sin embargo, continuamos nuestro camino hacia el after party y a las 12:30 am ya estábamos de regreso en el hotel, eso se agradece especialmente para las almas viejas como la mía.

El sábado vimos a J Balvin, ahora desde el lounge de Fairmont Le Château Frontenac, un lugar sumamente privilegiado y con todo lo necesario para pasarla espectacular. Baños privados, una barra de comida, snacks y cocteleria sin limitaciones. ¿El resultado? ¡Diversión garantizada!

El FEQ va más allá de la música; es una celebración de la vida y la cultura. Es arte callejero que cobra vida, es encuentros fortuitos entre amigos y extraños, es una paleta de sabores que danzan en los mercados y bistrós. Es la historia de una ciudad que respira arte y música durante 11 días de efervescencia cultural, uniendo a personas de todas las edades y procedencias en una experiencia que solo Québec puede ofrecer.