
“Un yakitori es un lugar donde se sirven brochetas de partes del pollo (desde la pechuga hasta el hígado, las mollejas, el corazón y otros despojos)”. Y Hiyoko es el primer restaurante especializado en yakitori en México.
La experiencia inicia desde que cruzas la puerta del 132 de Río Pánuco. En lugar de mesas, hay una barra para únicamente 15 comensales, ubicada frente a los fogones. Así que la atención es más que personalizada, sin llegar a ser invasiva. Puedes ver la preparación de los platillos: el fuego, la precisión, la atención al detalle.


Visitamos este restaurante, en el llamado “Little Tokyo”, un lunes por la noche. Había recibido una sugerencia de platillos, pero preferimos el “omakase”, esta expresión japonesa significa “lo dejo en tus manos” y suele utilizarse en restaurantes, cuando en lugar de revisar el menú, confías en la recomendación del chef. Para mí es una forma casi segura de comer delicioso. Además de probar platillos cuya descripción podría no hacerte salivar, pero que resultan ser sorpresas positivas.
Voraz: el restaurante en un antiguo taller mecánico liderado por N4NO Padilla
El servicio inicia con una toalla para que limpies tus manos y un vaso de agua natural. Te recomiendo que a esta bebida le siga una cerveza japonesa o Roku, una ginebra artesanal elaborada con seis botánicos japoneses como la flor de sakura y la pimienta sansho, si prefieres la segunda opción, pídela con agua mineral, pues el destilado ya es súper aromático y refrescante.
Si bien, el yakitori —una de las comidas más populares en Japón— se elabora tradicionalmente con pollo, también se pueden usar otros ingredientes como carne de puerco, mariscos, hongos y vegetales. Los cuales se asan con binchotan, un carbón que no genera humo y que no modifica el sabor de los insumos.
Comenzamos con unas brochetas de hongos shiitake; la recomendación fue acompañarlas con shichimi tōgarashi, conocido como el “chile de los siete sabores”, aunque el chile rojo es su ingrediente principal también suele llevar cáscara de algún cítrico, ajonjolí y otras especias. Una vez que nos ofrecieron el primer plato, el resto fue llegando sin demasiado tiempo de espera entre uno y otro. Siguieron los elotes baby y las brochetas de jalapeño rellenas de pollo molido, cartílago y shiitake y cubiertas con tocino. Mis favoritas.


También probamos brochetas de muslos de pollo con pimienta sansho (agrégala a tu plato con moderación pues es astringente). Y el yaki onigiri, un triángulo de arroz que se tuesta a la parrilla, lo que le da una consistencia crujiente por fuera y suave por dentro. Este plato hay que comerlo con las manos, como un “taquito” envuelto en alga. Y el toque final de su preparación se realiza frente a tus ojos o cámara porque es un espectáculo de humo.
De la granja a la mesa
Algo que resulta de suma importancia en cocina es el origen de los ingredientes. El pollo, uno de los más utilizados, proviene de Kobayashi Farm, una granja y criadero de la familia del chef Edo, donde se cuida meticulosamente la crianza, alimentación y bienestar de los animales para garantizar la mejor calidad posible.
Por si alguna vez pensaste en quedarte a dormir en un restaurante
Horarios de Hiyoko, el restaurante de Edo Kobayashi
Hiyoko abre sus puertas de lunes a sábado, de 12:30 a 23:00. Además del menú omakase de yakitori, está la opción del menú a la carta con platos tradicionales como arroz gohan, ensalada de cilantro, edamames y onigiris.
Durante el día, entre las 12:30 y las 16:30, se ofrecen charolas de teishoku, que incluye un plato fuerte, guarniciones, sopa y arroz gohan, algo que podría compararse con la comida corrida o de las fondas mexicanas.
- Dirección: Río Pánuco #132-B, Col. Cuauhtémoc, Cuauhtémoc, 06500, Ciudad de México
- Horario: lunes a sábado de 12:30 a 23:00
- Cuenta promedio: $1000 a $1200 pesos mexicanos por persona







