Visité un resort en el Caribe mexicano para pasar días de relajación y purificación
Mayakoba

Llegué al Caribe sin expectativas preconcebidas, decidida a dejarme llevar y recibir lo que el Universo tenía preparado para mí. Desde el momento en que dejé atrás el aeropuerto y respiré el cálido aire impregnado de la esencia salina característica de la playa, supe que mi estancia en Fairmont Mayakoba sería mágica y no me equivoqué.

Este viaje no solo prometía paisajes increíbles y servicios excepcionales, sino también la atención meticulosa a los detalles, comenzando con el disfrute de un traslado cuidadosamente preparado hacia nuestro destino.

Intuí que que habíamos llegado al lugar cuando comencé a ver verde por todos lados. “Bienvenidas a casa”, fueron las palabras que acompañaron nuestra entrada a este oasis, que por algunos días se convirtió en mi hogar. 

Mayakoba, un edén situado en la Riviera Maya 

La visión de Mayakoba comenzó a tomar forma en 1994, cuando se iniciaron los estudios que sentaron las bases científicas del proyecto sustentable. Sin embargo, no fue sino hasta 1998 cuando se logró obtener la autorización ambiental para el Desarrollo Turístico.

El pionero de este destino, el hotel Fairmont Mayakoba, abrió sus puertas en 2006 con un total de 401 habitaciones. A lo largo de los años, este complejo ha evolucionado significativamente, y en la actualidad, presenta no solo más amenidades, sino también un compromiso continuo con la armonía ambiental. Cada habitación se ha convertido en un refugio meticulosamente ambientado y decorado, destacando siempre la prioridad del cuidado del medio ambiente en cada detalle.

Vista a la laguna desde una habitación en Fairmont Mayakoba / Video: Mariana García

Mayakoba, que en maya significa “el lugar que está sobre el agua”, es un santuario de más de 240 hectáreas que se erige como un vivo testimonio de la fusión armoniosa entre la grandiosidad natural y la sofisticación. Este paraíso que seduce con su playa de arena blanca y su exuberante vegetación, se encuentra estratégicamente ubicado a tan solo 40 minutos del aeropuerto, Mayakoba se presenta como un destino de lujo que abraza la esencia sublime del Caribe mexicano sin perder el tacto y conciencia con el medio ambiente.

Dentro de sus límites, se despliega un escenario donde resorts de renombre mundial se integran perfectamente con la naturaleza circundante. Mayakoba ofrece vivencias inolvidables, desde la serenidad en su Spa de primer nivel hasta la exploración de su intrincada red de canales que conecta la paz del manglar con la emoción del océano.

Desconectar para reconectar en Fairmont Spa

Durante mi estancia, tuve la oportunidad de explorar el renovado Fairmont Spa dentro de Fairmont Mayakoba. Antes de adentrarme en este espacio de serenidad, fui parte de un ritual de purificación bajo la sombra protectora de una Ceiba,- árbol sagrado para los mayas-. Este ritual fue más que un simple proceso; fue una conexión profunda con las raíces espirituales de la cultura maya.

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La Ceiba cuidando el Fairmont Spa

Fue en este contexto que resonó la frase In’yakumimba, que en maya significa «me amo». Esta expresión, cargada de significado, se integró con armonía en el ritual. Este encuentro no solo fue un viaje físico hacia la relajación, sino también una travesía espiritual que nos recordó la conexión entre el amor propio, la naturaleza y la búsqueda de la paz interior.

Ritual en la Ceiba en el Fairmont Spa / Video: Mariana García

En la cultura maya, los rituales constituían una vía esencial para establecer comunicación con sus dioses, especialmente para expresar gratitud, pedir bendiciones o buscar protección divina. Estos, estaban intrínsecamente vinculados a eventos astronómicos clave, ciclos agrícolas y fechas importantes en su elaborado calendario ceremonial. Así, los mayas, a través de sus prácticas, buscaban armonizar sus vidas con los ciclos de la naturaleza y mantener una relación equilibrada con lo divino.

Los amplios ventanales del Spa, permiten que la naturaleza y la luz haga contacto con el espacio interior y nos invita a relajarnos y vivir el momento. El diseño fusiona elementos naturales con una estética moderna. Materiales como la piedra y madera de origen local, no solo se integran perfectamente en el entorno, también celebran la autenticidad arraigada en la cultura local.

Concebido por un selecto grupo de arquitectos, diseñadores y expertos en bienestar, este santuario desvela experiencias exclusivas, tratamientos holísticos y rituales -ya les contaré en otra entrega sobre mi experiencia haciendo temazcal por primera vez y los tratamientos que tomé- que actúan como reverente homenaje a la rica herencia cultural de los mayas.