Escondido en el corazón de Capadocia, en Turquía, encontramos uno de los lugares más asombrosos del mundo antiguo: la ciudad subterránea de Derinkuyu. Sin profundizar, el pueblo actual puede parecer sencillo y discreto. Sin embargo, bajo sus calles se extiende un laberinto plagado de túneles, cámaras y pasadizos que descienden más de 85 metros.
Un refugio bajo la roca
La ciudad de Derinkuyu fue redescubierta en 1963. Un ciudadano local encontró por casualidad una pared falsa que ocultaba una habitación subterránea. Lo que al principio podía parecer un simple sótano resultó ser la bienvenida a una ciudad oculta.
Se calcula que la construcción original se remonta a los siglos VIII y VII a.C., aunque sí es cierto que fue ampliada y modificada por distintas civilizaciones, como los bizantinos y cristianos primitivos, entre otros.
Una ciudad autosuficiente bajo la tierra
Esta ciudad subterránea contaba con viviendas, cocinas, bodegas, establos, pozos y hasta una iglesia. Los diseñadores de Derinkuyu, a pesar de la antigüedad del origen del lugar, planificaron con precisión un sistema de ventilación y acceso que permitía la supervivencia durante largos periodos de tiempo sin necesidad de salir a la superficie.
Las gigantescas piedras circulares que sellaban los túneles actuaban como puertas defensivas, protegiendo a sus ciudadanos de posibles invasiones o persecuciones. Además, cada nivel podía aislarse del resto, creando así una fortaleza autosuficiente.
A pesar de que somos conocedores de algunas civilizaciones que ocuparon esta ciudad, el verdadero origen de la ciudad sigue siendo un misterio a día de hoy. ¿Fueron los hititas quienes comenzaron la excavación? ¿Fue una obra más antigua que ha sido perfeccionada a lo largo del tiempo? Actualmente, los arqueólogos siguen investigando; sin embargo, la falta de registros complica su trabajo, dejando muchas preguntas abiertas.
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Una visita al pasado
Hoy en día, Derinkuyu está abierta al público y se trata de uno de los lugares más visitados de Capadocia. En esta experiencia, los visitantes pueden recorrer varios niveles del complejo y contemplar la verdadera obra de arte arquitectónica que es.
Caminar por túneles es como viajar al pasado, a un tiempo donde la supervivencia dependía de esconderse bajo la tierra para evitar conflictos o enfrentamientos.
Descubrir Derinkuyu no es solo adentrarse en una ciudad subterránea: es sumergirse en la historia, el ingenio humano y la resistencia a través de un misterio que aún cautiva al mundo.
