Conoce el Mictlán: niveles, leyendas y rituales del Infierno Mexica
La leyenda del Mictlán describe los pasos que recorren las almas hasta llegar a su eterno descanso. (Pexels)

La leyenda mexicana que da origen al Día de Muertos y a la manera en la que la cultura de México concibe la muerte tiene sus raíces en la historia del Mictlán, el inframundo de las culturas prehispánicas. 

Mucho antes de que los conquistadores llegaran a tierras mexicanas, los pueblos indígenas tenían su propia manera de interpretar el mundo, la vida y la muerte. Según esta leyenda de México, el Mictlán es el lugar del descanso eterno creado por los dioses y destinado para las almas de quienes se nos han adelantado en el camino.

¿Qué es el Mictlán según la leyenda?

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La típica celebración del Día de los Muertos expresa lo profundo que vive entre los mexicanos la leyenda del Mictlán. (Pixabay)

El Mictlán, o «lugar de los muertos», es una pieza fundamental de la cosmovisión mexica, reflejando una conexión muy arraigada entre la vida y la muerte. 

La celebración del Día de los Muertos, una de las festividades más emblemáticas de México, tiene sus raíces en estas antiguas creencias. Este día es una ocasión para honrar a los seres queridos que han fallecido, en un ritual lleno de colores, música y ofrendas, manteniendo vivo el legado cultural prehispánico.

Para llegar al Mictlán, se debe atravesar por 9 niveles que descienden de manera vertical en el espacio y el tiempo. Después de un viaje de 4 años enfrentando obstáculos que prueban la fortaleza del espíritu, las almas encuentran las puertas del Mictlán, donde los reciben el señor de la muerte Mictlantecuhtli y la diosa Mictlancihuatl.

Los 9 niveles del Mictlán: El viaje al descanso eterno

Para los mexicas, la muerte no es un solo paso, sino una transformación gradual. Los 4 años simbolizan el tiempo que tarda un cuerpo en descomponerse, período durante el cual los cuerpos de los fallecidos se mantenían cerca hasta convertirse en huesos, indicando que habían llegado a su destino.

Este es el primer nivel para llegar al Mictlán. La leyenda cuenta que en este lugar hay un río de aguas caudalosas llamado Chiconahuapan,que solo se puede atravesar con ayuda de un Xoloitzcuintle, los perros que asisten a los difuntos en su viaje al Mictlán.

Se dice que si en vida maltrataste a algún perro o animal, no serás digno de recibir su ayuda y te quedarás vagando a las orillas del río por toda la eternidad. Si logras tener un Xoloitzcuintle como aliado, te ayudará a cruzar las aguas del río y evitar a Xochitonal, la iguana azul gigante que se encarga de las almas que se aventuraron a cruzar sin acompañante.

El segundo nivel consiste en cruzar en el momento preciso justo en medio de dos grandes cerros que chocan entre sí de manera constante. El precio de fallar es el de ser triturado por estas montañas gigantes. En esta región gobierna Tepeyollotl, dios de las montañas, los ecos y señor de los jaguares.

En esta región manda Itztlacoliuhqui, dios de la obsidiana, señor del castigo y custodio de un cerro cubierto de filosos pedernales que desgarran al pasar.

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En México se recuerda a los muertos con altares especiales en los que se les ofrenda comida típica y se los honra. (Pixabay)

Una serie de collados cubiertos de hielo con vientos atroces capaces de descubrirte de ropas y pertenencias de la vida que estás dejando.

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Cuenta la leyenda que «El lugar donde la gente vuela» está a faldas del Itzehecayan, aquí no hay gravedad y terminas de perder lo poco que traías del mundo de los vivos.

Al dejar atrás el bosque sin gravedad comienza un camino muy amplio de piedra lisa suspendido en el espacio y el tiempo. La leyenda del Mictlán cuenta que todas las flechas que se han perdido en batalla vuelan a través del camino, acribillando a las almas que van caminando desnudas.

Aquí, cuenta la leyenda que los jaguares del dios Tepeyollotl les abren el pecho y se comen los corazones de las ánimas.

Al llegar aquí las almas terminan de descarnar y atraviesan un salvaje río de aguas negras.

Antes de llegar al descanso eterno, las ánimas exhaustas deben atravesar los nueve caudales del río Apanohuacalula, los nueve estados de la consciencia. Estas nueve corrientes tienen la propiedad de ayudarle a estar en paz con la vida que tuvo y lograr elevarse a un nivel superior, haciéndose digno de entrar en el Mictlán.

Esta leyenda mexicana concluye con los señores de la muerte recibiendo a las ánimas y dándoles la bienvenida a la eternidad diciendo: «han terminado tus penas, vete pues, a dormir tu sueño mortal».