
Durante más de un siglo, el Jardín Qianlong, ubicado en el corazón de la Ciudad Prohibida de Pekín, permaneció cerrado al público. Pero esa larga espera por fin terminó.
A finales de septiembre, el jardín —construido en la década de 1770 como retiro personal del emperador Qianlong— volvió a abrir sus puertas tras un proyecto de restauración de 25 años, posible gracias al Fondo Mundial de Monumentos y a una inversión estimada entre 15 y 18 millones de dólares, según informó CNN.
La magnitud del proyecto fue destacada incluso por Xi Jinping, quien lo calificó como “un símbolo importante de la civilización china” y subrayó la importancia de proteger y valorar las reliquias culturales.
El experto Ho Puay-peng, titular de la Cátedra UNESCO de Conservación y Gestión del Patrimonio Arquitectónico en Asia, celebró el resultado: “Me alegra ver que le hayan dedicado tanto tiempo”, declaró a CNN.
También conocido como el Palacio de la Tranquila Longevidad, el Jardín Qianlong abarca cuatro patios interconectados y 27 estructuras que fueron diseñadas como refugio privado del emperador. Los visitantes podrán admirar jardines de rocas, árboles centenarios y arroyos, que crean una atmósfera de serenidad total.
Los interiores son un espectáculo aparte: mobiliario imperial, incrustaciones de jade, marquetería de bambú y murales de seda pintados a mano hacen de este lugar uno de los mejores ejemplos del diseño interior chino tradicional.
“El Jardín Qianlong es un ejemplo sobresaliente de colaboración chino-estadounidense, y un modelo para futuros proyectos de conservación en la Ciudad Prohibida”, señaló el Fondo Mundial de Monumentos, destacando más de dos décadas de trabajo conjunto entre equipos internacionales.
El proceso no estuvo exento de retos. Un portavoz de la organización explicó a The Art Newspaper que “preservar materiales frágiles como murales de seda, carpintería histórica y acabados antiguos” exigió recrear técnicas tradicionales que habían caído en el olvido, garantizando la autenticidad histórica sin sacrificar los avances de la ciencia moderna.
Hoy, quienes deseen descubrir el renovado Jardín Qianlong pueden hacerlo comprando entradas para el Museo del Palacio, con precios desde 5,60 dólares durante la temporada baja. Eso sí: conviene adquirirlas con anticipación, porque este tesoro imperial —oculto durante más de cien años— vuelve a ser uno de los lugares más codiciados de China.







