
Colmar, conocido por algunos como La Petite Venice, parece salido de un cuento de hadas. Tal es el encanto de esta localidad francesa que se dice que los creativos de Disney se inspiraron en ella para diseñar el pueblo natal de Bella, la protagonista del clásico de 1920 La Bella y la Bestia.
Aunque la empresa del ratón nunca ha confirmado este rumor, es imposible pasear por las calles adoquinadas de Colmar sin recordar a la princesa de voz dulce y cabello castaño. Ubicado en la región de Alsacia, al noreste de Francia, este pueblo se caracteriza por sus canales bordeados de flores, sus pintorescas casas con entramado de madera y un rico pasado que se remonta a la Edad Media.
Un pequeño viaje al pasado

Como muchos pueblos europeos, Colmar existe desde hace cientos de años y, por ende, ha sido protagonista de un gran número de importantes sucesos históricos. Para hacerse una idea de su antigüedad, el nombre de la ciudad apareció por primera vez en una crónica de las guerras sajonas de Carlomagno, que tuvieron lugar entre 772 y 804.
El rey Luis XIII decidió tomar a Colmar bajo su protección en 1635. Posteriormente, fue anexada a Francia en un proceso que se extendió desde 1648 a 1678. Como parte de la región de Alsacia, estuvo bajo el mando de los alemanes en 1871 y en 1919, durante la Segunda Guerra Mundial.
Hubo varios grupos que impusieron su poder sobre la ciudad. Sin embargo, la influencia germánica se puede apreciar en sus cuentos tradicionales y su gusto por los vinos blancos elaborados con uvas riesling.
Museos, mercados y casitas coloridas

Si estás buscando un lugar que te haga sentir como Bella, la Petite Venice debe ser tu primera parada. Este barrio está atravesado por el río Lauch. Además, está bordeado por locales y casas con el tradicional entramado de madera que se puede apreciar en la película animada. En verano las vistas son especialmente llamativas porque todo se llena de flores coloridas y de un agradable bullicio de disfrute.
Las casas que se encuentran en la Petite Venice destacan por sus colores. Sin embargo, parece que detrás de ellas hay una historia muy peculiar. Se dice que en el siglo XIV las personas pintaban sus fachadas según su profesión. El azul era para los pescadores, el rojo para los carniceros y, por último, el blanco para los curtidores. Para confirmar este rumor podrías ir al distrito de los curtidores, que era donde trabajaban y vivían estos últimos.
En la vía puedes parar para visitar el Mercado Cubierto. Este imponente edificio de hierro fundido y ladrillos fue construído en 1865 y fue utilizado para distintas actividades a lo largo de los años. Desde su restauración en 2010, alberga carnicerías, tiendas de quesos, panaderías, venta de productos agrícolas y otros locales comerciales. Puedes picar algo en La Terrasse du Marché mientras disfrutas de ver a los botes y a los transeúntes.

Los amantes del arte y la cultura pueden dirigirse al Museo Unterlinden, que está al lado del teatro municipal de la ciudad. Este lugar cuenta con una interesante colección de pinturas y esculturas de finales de la Edad Media y el Renacimiento, así como de objetos y arte moderno. El Retablo de Isenheim, elaborado por el pintor alemán Matthias Grünewald entre 1512 y 1516, es una de sus piezas más conocidas.
Otro punto icónico del pueblo de “La Bella y La Bestia” es la casa de Frédéric-Auguste Bartholdi, el escultor de la Estatua de la Libertad. En el Museo Bartholdi, nombre que se le otorgó hace unos años, podrás ver algunas de sus maquetas, dibujos, pinturas, grabados y fotografías.
Vino, vino y más vino
Una visita a Colmar no está completa sin antes probar los vinos blancos hechos con la uva riesling, que solo se cultiva en Alsacia. Si tienes ganas de más, te recomendamos hacer la ruta de los vinos que está conformada por 170 kilómetros de extraordinarios paisajes y explotaciones vinícolas.
Esta travesía se puede realizar en cualquier época del año. Sin embargo, se vuelve aún más especial entre la primavera y el otoño. Durante esos meses, los pueblos organizan fiestas, vendimias y otros eventos que giran en torno a las costumbres locales. Además, algunas de las bodegas más recomendadas por la Oficina de Turismo de Estrasburgo son Turckhei, Mosbach, Lorentz-Klipfel, y Robert Blanck.
Otros “pueblos de La Bella y La Bestia”

Teniendo en cuenta el pasado de Alsacia, es normal descubrir que el título “pueblo de La Bella y la Bestia” no es exclusivamente de Colmar. Existen otros lugares que cuentan con todas las características para grabar el próximo live-action de esa famosa historia.
Las localidades vecinas Riquewihr y Eguisheim también tienen encantadoras calles adoquinadas, ventanas floridas y el típico entramado de madera en cada esquina. Además, forman parte de la ruta de los vinos.
Alemania tiene su propia ciudad de ensueño. Se llama Rothenburg y está ubicada en el estado federado de Baviera. Es muy similar a Colmar, Riquewihr y Eguisheim, pero es famoso porque forma parte de la conocida ruta romántica.
En cualquier caso, Colmar tiene un encanto único que solo puede ser descrito por quienes han navegado por sus canales, curioseando sus museos, y comprobado la modestia de sus viticultores y enólogos.