Comacchio: la joya secreta de Emilia-Romaña que parece sacada de una pintura metafísica

Venecia es un sueño para muchos, pero entre multitudes, cruceros y selfies por minuto, empieza a sentirse como una postal sobreexpuesta. ¿La solución para quienes buscan un rincón más tranquilo (pero igual de encantador)? Comacchio, un pequeño pueblo de la región italiana de Emilia-Romaña, a menos de dos horas de distancia.

Ubicado donde el delta del río Po se encuentra con el mar Adriático, Comacchio es conocido como la “Pequeña Venecia” por su red de canales, puentes arqueados y casas de colores reflejadas en el agua. Un paseo por sus callejones y canales —especialmente por el icónico Ponte dei Trepponti— transporta a una atmósfera casi surrealista, que recuerda las pinturas metafísicas de De Chirico, como bien sugiere el asesor de viajes Fulvio De Bonis, de Imago Artis Travel.

Pero Comacchio no es solo un escenario de ensueño. Tiene sabor, historia y alma.

Su Manifattura dei Marinati, una antigua fábrica ahora convertida en museo, es un ejemplo de arquitectura industrial fascinante. Aquí se conservan barcas, herramientas y testimonios de la milenaria tradición local de la anguila marinada, estrella absoluta de la gastronomía local y reconocida como un Presidium de Slow Food. En los meses de noviembre y diciembre, la experiencia se vuelve aún más especial: las chimeneas de la Sala dei Fuochi cobran vida para asar y marinar la anguila con métodos ancestrales.

Y si pensabas que la anguila era la única protagonista, te espera un festín: desde vieiras, almejas y sardinas marinadas, hasta espaguetis con cangrejo o risotto alla pescatore. Todo maridado con un buen vino local Bosco Eliceo DOC, blanco, fresco y perfecto para el paladar costero.

Para quienes aman la historia, el Museo del Delta Antiguo, instalado en el Antico Ospedale degli Infermi, guarda uno de los hallazgos más sorprendentes del lugar: el cargamento intacto de un barco romano descubierto en 1981. Y si prefieres las aves a los artefactos, los flamencos rosados de la Salina di Comacchio y Valle Campo te esperan. Puedes explorarlos en bici o en barco, y será como entrar a un documental, solo que sin voz en off británica.

Comacchio es ese tipo de lugar que no necesita filtros ni multitudes para dejar huella. Una alternativa auténtica, sabrosa y hermosa a los clásicos italianos que ya todos conocemos.