
Como todas las grandes ciudades del mundo, Ámsterdam es muchas Ámsterdam. Y como viajero, tu experiencia en la ciudad cambiará drásticamente dependiendo del sector en el que decidas hospedarte.
En el centro conocerás al Ámsterdam de postal, exuberante, que habla en voz alta entre los callejones repletos de turistas. Será difícil alejarte de los canales más concurridos, legendarios pero a veces descuidados. Aunque puedes encontrar alojamientos que son oasis de calma (de eso te hablaré en mi siguiente entrega de hoteles de lujo en Ámsterdam), lo cierto es que, conforme más te alejas del centro, descubres una ciudad distinta, más apacible.
El Conservatorium se localiza en lo que probablemente sea el segundo distrito más popular de la ciudad: el de los museos. No hay un hotel más cercano al Stedelijk (el museo de arte contemporáneo) ni al Museo Van Gogh: la entrada del alojamiento está, literalmente, en la acera de enfrente de ambos edificios.
Con el Museumplein a tiro de piedra, es de suponerse que el Conservatorium sea un espacio cultural vibrante. No es un hotel únicamente para turistas; el huésped se encontrará con la grata sorpresa de que es un punto de encuentro para locales.
En el brunch y el lobby, que son el corazón del hotel, se ven grupos de creativos con pinta de locales, haciendo reuniones, cerrando tratos… El gimnasio-spa Akasha, que es completísimo y te ayuda a mantenerte motivado incluso en vacaciones, además, ofrece membresías disponibles para residentes.

Taiko, el restaurante insignia del lugar, especializado en cocina asiática, también recibe grupos de neerlandeses bien vestidos dispuestos a comer y a explorar el menú de degustación o la carta de vinos de la región. Pero la verdadera esencia local se siente en el bar de Taiko, donde no faltan los dj’s para animar a una multitud que se aprieta en este pequeño espacio con un gran sistema de sonido (que, sin embargo, no se filtra hacia las habitaciones) y buenos cocteles.
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Conservatorium, un hospedaje histórico en Ámsterdam
El Conservatorium toma su nombre de un conservatorio de música que existió en este mismo inmueble. Por todo el hotel encontrarás referencias a la historia del edificio. En el hall que separa el sector público del hotel del pasillo que da a los cuartos se encuentra una escultura hecha de violines. Pero este no es el único pasado del edificio, que en realidad se erigió como un banco en 1897.
El éxito en la restauración de un edificio con tanta historia como éste puede medirse por la forma en que el inmueble va soltando guiños de su pasado. Durante su conversión a hotel, a cargo del arquitecto italiano Piero Lissoni, el equipo de construcción encontró, debajo del piso del conservatorio, las antiguas baldosas del banco. Símbolos relacionados con abundancia y trabajo siguen flanqueando las paredes del hotel: son los azulejos originales decorados con abejas que datan del periodo art nouveau.
Por supuesto, este es un edificio protegido. Las modificaciones que se le pueden hacer son mínimas, y eso incluye máximo respeto a la altura de las ventanas originales que dan al exterior. Esta peculiaridad provoca que la mayoría de las habitaciones sean de dos pisos, aprovechando el detalle de que en el siglo XIX las ventanas tenían varios metros de altura.
Me hospedé en una junior suite, un elegante departamento decorado en tonos crudos. Unas fotografías que recuerdan los claroscuros de Rembrandt adornan la habitación, junto con un par de suecos de madera cruda. Fuera de esos dos detalles más tradicionales, el resto de la habitación tiende hacia el Ámsterdam contemporáneo. Con un baño arriba, otro abajo y una sala de estar con vista a la avenida, este es un cuarto adecuado para quien visita Ámsterdam con el ánimo de sentirse más local o incluso de recibir amigos.

Los grandes ventanales dan a la suite una sensación de amplitud y cercanía con la ciudad. Si te sientas en la cornisa a media tarde a tomarte un vino del minibar, pareciera que estás en las terrazas de la acera de enfrente viendo a la gente pasar.
El Conservatorium se encuentra, además, muy cerca de De Pijp, el barrio creativo de Ámsterdam, el sitio adecuado para encontrar galerías de diseño, restaurantes encantadores y terrazas para tomar una copa de vino. En este lado de Ámsterdam, ver parejas montando picnics a la orilla de los canales, con mesa, mantel blanco, cubitera y cubiertos de metal, es una posibilidad latente.
Conservatorium pertenece a The Set, una colección cuidadosamente curada, compuesta por algunos de los hoteles y resorts independientes más excepcionales del mundo. Habitaciones desde 500 dólares. Reserva tu habitación.
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¿Qué hacer cerca del hotel Conservatorium?
- Para una cena Michelin on a budget: Umami by Han en Overtoom 31HS, comida china fusión reconocida con el galardón bib gourmand de la guía Michelin.
- Para comer mucho queso holandés: Kassbar en Ferdinand Bolstraat 10. Un bar que toma el concepto del sushi en banda pero aplicado en platos de queso holandés, cuidadosamente montados con guarniciones deliciosas como trocitos de panal de abejas. La carta de vinos y cervezas es muy amplia.
- Compras de lujo cercanas: En la calle de atrás se encuentra el distrito de las boutiques de lujo como Chanel, Hermès, Louis Vuitton…
Landmarks cercanos:
- Vondelpark: El parque más grande y famoso de Ámsterdam, perfecto para pasear, hacer picnic o simplemente relajarse entre sus áreas verdes y estanques.
- Museumplein: La plaza de los museos, un amplio espacio público rodeado por los museos más importantes de la ciudad, donde también se realizan eventos y conciertos al aire libre.
- Moco Museum: Un museo boutique que exhibe arte moderno y contemporáneo, con obras de artistas como Banksy y Andy Warhol.
- Rijksmuseum: El museo nacional de los Países Bajos, hogar de obras maestras del arte holandés como «La ronda de noche» de Rembrandt y «La lechera» de Vermeer.
- Stedelijk Museum: El museo de arte moderno y contemporáneo, con una extensa colección de arte y diseño de los siglos XX y XXI, incluyendo obras de Mondrian y Chagall.