
Pocas series tuvieron el impacto que tuvo Juego de Tronos en España. Su popularidad no quedó limitada al fenómeno del boca a boca en el streaming, sino que se convirtió en un suceso cultural que incluso se vio reflejado en el turismo. Desde los bulliciosos mercados de Desembarco del Rey hasta los majestuosos castillos de Poniente, la serie de HBO dejó una marca indeleble en el paisaje español.
En ese sentido, no es exagerado decir que si hay un paraje que capturó la fascinación de los espectadores y de los turistas por igual, es el peculiar paraje de Navarra donde se rodaron escenas inolvidables: las Bardenas Reales.
En este paraje de Navarra, cobró vida una parte de Juego de Tronos

Las Bardenas Reales fueron el telón de fondo para algunas de las escenas más memorables de Juego de Tronos, transportando a los espectadores a tierras lejanas y exóticas. Desde el secuestro de Daenerys por los Dothraki hasta las epopeyas de conquista y liderazgo, este paisaje desértico ha cobrado vida en la pantalla, convirtiéndose en un personaje más de la historia. Con sus extensas llanuras, escarpadas formaciones rocosas y cielos infinitos, las Bardenas Reales ofrecen el escenario perfecto para la épica fantasía de Poniente.
También conocidas simplemente como Bardenas, este lugar constituye un paraje semidesértico de 41 mil 845 hectáreas que se extiende por el sureste de la comunidad foral de Navarra y parte de la comunidad autónoma de Aragón. Este paisaje único ostenta las figuras de reserva natural y reserva de la Biosfera, siendo un territorio singular tanto por su composición geológica como por su historia y gestión.
Así, las Bardenas, conocidas como el Mar Dothraki en Juego de Tronos, fueron testigo de la historia y la fantasía, atrayendo a turistas de todo el mundo que desean sumergirse en su inusual belleza.

Las Bardenas, más allá de Juego de Tronos
Pero las Bardenas Reales son mucho más que un simple escenario. Este paraje semidesértico encierra una belleza natural sorprendente, con su paisaje modelado por siglos de erosión y cambio geológico. Desde las inmensas formaciones rocosas hasta los vastos campos de hierba, las Bardenas Reales son un paraíso para los amantes de la naturaleza y los entusiastas del aire libre. Además, su historia como territorio fronterizo entre reinos cristianos y musulmanes añade una capa extra de fascinación a este lugar único.
Al visitar las Bardenas Reales, es importante recordar la fragilidad de este ecosistema único. Como visitantes, se debe respetar y proteger este tesoro natural, evitando dañar las formaciones geológicas y respetando las normas de conservación.
Con su acceso principal desde la localidad de Arguedas, los visitantes pueden explorar las diferentes zonas del parque, desde la meseta del Plano hasta la zona más erosionada de la Blanca. Ya sea a pie, en bicicleta o en coche, hay muchas formas de disfrutar de la belleza de las Bardenas Reales, siempre con el máximo respeto por este paisaje único.