Situada al norte del distrito Anaga en Tenerife, la Playa de Benijo emerge como un rincón paradisíaco que revela la auténtica esencia volcánica de la isla. Enclavada entre los imponentes Roque Benijo y Roque La Rapadura, esta playa es un refugio virgen de arena negra, aguas azules y montañas majestuosas.
A diferencia de la imagen convencional de las playas turísticas, Benijo ofrece un escenario salvaje y puro, alejado del bullicio y repleto de encanto.
Benijo, la playa de Tenerife considerada un santuario natural y nudista
La playa de Benijo, compuesta por arena volcánica negra y grava, se encuentra cerca de los Roques de Anaga, proporcionando una vista impresionante de estos monumentos naturales. Designada como una de las playas nudistas del municipio, Benijo experimenta una ocupación moderada en verano, atrayendo principalmente a los lugareños y ofreciendo una experiencia auténtica lejos del turismo convencional.
Su paisaje sobrecogedor permite desconectar del ajetreo diario, ofreciendo una sensación de tiempo suspendido. La arena negra y el entorno bajo el caserío de Benijo crean un escenario inigualable en la costa norte de Tenerife, donde la presencia de turistas es escasa. Además, su condición virgen se traduce en la ausencia de cualquier infraestructura, invitando a los visitantes a sumergirse en la naturaleza sin distracciones.
La magia de Benijo alcanza su cúspide durante el atardecer. El juego de luces sobre la arena negra crea una experiencia visual inolvidable, perfecta para los amantes de la fotografía. La recomendación es esperar al crepúsculo para capturar la increíble luz que baña la playa, ofreciendo la posibilidad de presenciar atardeceres impresionantes si las condiciones climáticas son favorables.
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Recomendaciones para disfrutar la Playa de Benijo al máximo
Recomendamos dedicar un día completo para explorar esta joya costera, incluyendo visitas a otras playas cercanas como Almáciga y Roque de Las Bodegas. La elección del momento para visitar Benijo es crucial; ya que de eso dependerá poder disfrutar la mayor extensión de arena. En efecto, son en lo momentos de bajamar cuando resulta más atractivo este paisaje.
El acceso, a través de un sendero desde la carretera junto al restaurante El Mirador, requiere unos quince minutos de descenso por escalones. Aunque la belleza del entorno recompensa el esfuerzo, se aconseja precaución, especialmente en días de mala mar.
Cabe remarcar además que esta playa de Tenerife carece de cualquier equipamiento típico, como tumbonas o sombrillas. Los visitantes deben llevar consigo alimentos y bebidas, ya que no hay servicios disponibles en la playa. La ausencia de aparcamientos directos implica estacionar a lo largo de la carretera, garantizando una experiencia natural e inalterada. En invierno, la afluencia es menor, facilitando el estacionamiento, mientras que en primavera y verano, la disponibilidad puede ser limitada.
