
Si eres un viajero que aprecia la privacidad exclusiva, este Hotel Boutique es justo lo que necesitas. Con apenas doce habitaciones Hotel Valldemossa promete ser un santuario para descansar y experimentar Mallorca.
Ubicado en la Sierra de Tramuntana (una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011) ofrece vistas panorámicas al valle y pueblo de Valldemossa, al que podrás llegar caminando en cinco minutos. Este hotel se convierte en una invitación a bajar el ritmo y reconectar con la belleza esencial de las cosas.

Un recinto emblemático
El hotel, que forma parte de la colección It Mallorca, ha sido restaurado con una delicadeza que honra la historia de la isla. Cada rincón revela un diálogo entre lo antiguo y lo contemporáneo: suelos de terracota, vigas de madera originales, textiles nobles y piezas de diseño firmadas por Charlotte Perriand, Le Corbusier y Miguel Milá. El resultado es estético y emocional. Se suman a la vibra de descanso vistas al valle de Valldemossa y a La Cartuja, un jacuzzi privado en la terraza y un restaurante de cocina creativa al pie de la montaña.

El hotel cuenta con solo doce habitaciones, cada una con personalidad única. La Suite Valldemossa, de 65 m², es un refugio con terraza privada, salón interior, jacuzzi exterior y una ubicación privilegiada junto al spa del hotel El Santuario. Ahí, el descanso toma otra dimensión. Más allá del circuito de piscina climatizada y sauna, hay terapias inspiradas en la medicina tradicional china y el drenaje linfático, lideradas por la terapeuta Amor Garzón. El programa “Valldemossa Longevidad” combina masajes, aceites esenciales y técnicas de sanación que buscan el equilibrio integral entre cuerpo y mente.
Mallorca cobra vida
La experiencia del Hotel Valldemossa no se limita a sus muros. Afuera, el entorno natural ofrece rutas de senderismo y ciclismo entre calas escondidas y faros históricos. El hotel cuenta con garage para bicicletas, mapas personalizados, rutas guiadas y hasta un taller de reparación, para quienes llegan con el ánimo de explorar.

No hay que dejar de lado la gastronomía que da un salto notable con la llegada del restaurante De Tokio a Lima, una fusión de sabores japoneses y peruanos con acento mediterráneo. Bajo la batuta del chef Germán Bernardi y del chef Ricardo Rossi, la carta sorprende con platos como el ceviche de verduras, tataki de solomillo y una tarta de limón de Sóller excepcional.
Vacacionar también es un arte
El arte también tiene un rol esencial en este espacio. Obras de artistas como Jordi Alcaraz o Jaume Roig decoran tanto las zonas comunes como las habitaciones, reforzando la idea de que aquí, cada detalle importa. Más allá de lo visual, hay una intención clara de crear una experiencia auténtica para el huésped, donde el lujo no se impone, sino que fluye con naturalidad.

Como lo define su creador, Miguel Conde, “el Hotel Valldemossa es un santuario, un oasis de tranquilidad en un pequeño pueblo”. Y sí, lo es. Uno de esos lugares donde el tiempo se estira, la luz parece más dorada y el silencio sabe a descanso verdadero.
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