El suave vaivén de un velero, mecido por las aguas de Mediterráneo, enmarca una postal que es claro ejemplo de cómo los pequeños placeres de la vida los regala la naturaleza. Sobre todo, si se está inmerso en un apacible entorno en el cual la brisa marina se erige como compañera inseparable de un sueño interminable en el resort Marbella Club, ubicado en la “Milla de Oro” en la Costa del Sol, al sur de España.
La hermosa finca de elegancia simple, por donde alguna vez caminó la realeza, es en la actualidad un retiro en el cual cada detalle del diseño parece estar dispuesto para adentrarse en un profundo estado de calma y una sensación de plenitud. Desde realizar una apacible caminata por sus senderos admirando, a lo lejos, el paisaje montañoso enmarcado por una exuberante vegetación, hasta tomarse un instante para respirar profundo a la orilla de un encantador muelle; ésta, una posición en donde el enigmático cuerpo de agua que lo rodea se torna aún más misterioso e indescifrable.
Este lugar que en 1954 fuera fundado por el Príncipe Alfonso von Hohenlohe, quien se enamoró de los atardeceres eternos frente al mar, celebra su 70 aniversario rodeado de jardines botánicos y más de 300 variedades de plantas que evocan los paisajes mexicanos, pues el príncipe basó el diseño del hotel en los diversos destinos que había visitado, entre ellos, México.
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Vivir despacio
En este entorno, ideal para desplegar una filosofía “slow living”, la propiedad atesora una imperturbable propuesta wellness, permitiéndole a los huéspedes desplegar la mejor versión de sí mismos por medio de cuatro pilares: bienestar, spa, nutrición y fitness.
Qué más motivador, para llenarse de energía y ganas de disfrutar la vida, que comenzar el día con una clase
de yoga en un espacio abierto con vistas inigualables. Después habrá que entregarse a un momento de
completa relajación en Spa Thalasso, cuyos tratamientos utilizan los beneficios curativos y energizantes del agua
del mar, permitiendo así aliviar el stress y energizar cuerpo y mente, como lo han demostrado las antiguas
prácticas griegas y egipcias en las cuales se basan sus rituales de talasoterapia.
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La propuesta de Marbella Club también se nutre de excursiones en bicicleta, rutas de senderismo en la montaña de La Concha, programas personalizados para mejorar la rutina del sueño, detox o rejuvenecimiento; así como de clases de cocina interactiva para adentrarse en el conocimiento de la alimentación natural.
No se trata de embarcarse en el frenesí de hacer la mayor cantidad de actividades, sino de tomarse el tiempo de realizar alguna con calma, atesorando el momento para despertar los sentidos. Para conseguirlo, una estancia en esta lujosa propiedad no estaría completa sin una suculenta experiencia gastronómica. Sus distintos restaurantes desbordan sabores frescos e ingredientes locales, convirtiéndose en un verdadero viaje para el paladar, abrazado por la brisa del mar en spots como El Olivar, El Patio, Rudi’s, Summer Bar, El Grill o Beach Club.
Así, el icónico resort andaluz promueve una filosofía basada en el despertar, motivación personal e integración natural en el día a día. Con ello, cada visitante experimentará una sensación de profunda calma tras unos días en un destino en donde el tiempo pareciera haberse detenido para bajarle el ritmo a la vida.
