Si bien el lugar de origen del surf aún es motivo de discusión, la Polinesia Francesa fue una de las regiones en las que este deporte tejió raíces profundas. Por ese motivo, que la segunda participación oficial del surf dentro de los Juegos Olímpicos (JJOO 2024) tenga cita aquí genera grandes expectativas.
Las islas de Tahití y sus alrededores han sido la cuna del surf durante siglos. En tiempos antiguos, la realeza polinesia ya disfrutaba de deslizarse sobre las olas en tablas de madera. Este deporte, conocido localmente como «he’e nalu», era más que una simple actividad recreativa; era una expresión cultural y espiritual.
Fue a principios del siglo XX cuando el surf comenzó a ganar popularidad a nivel mundial, gracias en parte a figuras hawaianas como Duke Kahanamoku, quien ayudó a llevar el surf a la atención internacional. Hoy en día, el surf sigue siendo un pilar de la cultura polinesia, no solo como deporte, sino también como una forma de celebrar la conexión íntima entre las personas y el océano.
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El epicentro del surf mundial durante los Juegos Olímpicos de París 2024 será Teahupo’o, un pequeño pueblo en la costa suroeste de Tahití. Este lugar, cariñosamente apodado “Tchops” por los polinesios, no solo es famoso por sus impresionantes olas, sino también por su profunda historia y su cultura vibrante.
Cada año se lleva a cabo aquí el Tahiti Pro Teahupo’o, una etapa crucial del campeonato mundial organizado por la World Surf League (WSL), en la que los mejores surfistas del mundo se reúnen para ponerse a prueba contra sus icónicos tubos. Surfistas icónicos como Kelly Slater, John John Florence y Gabriel Medina han competido en este lugar, consolidando aún más su estatus como uno de los mejores spots de surf del mundo.

La ola de Teahupo’o es conocida por ser extremadamente potente y peligrosa, dado que rompe en un arrecife de coral afilado y poco profundo. El «canal de Hava’e» es el lugar específico donde se forman las olas legendarias. Durante ciertas épocas del año, especialmente cuando las depresiones tropicales frente a Nueva Zelanda envían grandes oleajes, pueden superar los 10 metros de altura. Estas condiciones extremas han hecho de Teahupo’o un lugar temido y reverenciado en la comunidad del surf.
Preparativos para los Juegos Olímpicos de París 2024
En anticipación a los Juegos Olímpicos de París 2024, las autoridades de Tahití están llevando a cabo una serie de obras de infraestructura y seguridad para asegurarse de que todo esté listo para recibir a los atletas y visitantes. Se han planificado varias sedes en la isla para diferentes disciplinas deportivas, con el pueblo de Teahupo’o preparado para ser el centro de las competencias de surf.
El primer lugar de celebración estará ubicado en el jardín de Paofai, donde se presentarán varias disciplinas deportivas. En la playa de Atimaono, en Papara, se promoverán los deportes de tabla, mientras que la aldea de Teahupo’o recibirá a los atletas con acceso controlado. Además, se instalarán pantallas gigantes para que quienes deseen seguir todo el evento puedan hacerlo de manera gratuita.
El relevo de la antorcha olímpica, que comenzó hoy en Teahupo’o y terminará en To’ata en la ciudad de Papeete, es uno de los eventos más esperados. Las pruebas se llevarán a cabo durante cuatro jornadas en una ventana de 10 días, desde el 27 de julio hasta el 8 de agosto.
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Atracciones y bellezas naturales

Más allá del surf, Teahupo’o y sus alrededores ofrecen una variedad de atracciones naturales que son simplemente impresionantes. La laguna de Teahupo’o es conocida por su autenticidad y naturaleza salvaje, con una vegetación exuberante, arrecifes de coral y playas de arena negra. Un recorrido por la laguna permite a los visitantes apreciar la belleza intacta del lugar.
Los arrecifes de coral y las aguas cristalinas de Teahupo’o también son un paraíso para los buceadores. Bajo la superficie, se puede encontrar una rica biodiversidad marina, incluyendo vertiginosos desniveles, nudibranquios y gorgonias. Además, la menor contaminación acústica en esta área permite observar de cerca a las ballenas jorobadas que migran a través de estas aguas.