
Como fotógrafa de viajes, me siento atraída por lugares impregnados de cultura e historia. Encuentro que estos elementos le dan profundidad, significado y contexto a mis imágenes, y me permiten mostrar una visión del mundo que va más allá de la estética superficial.
Siento una fascinación especial por el legado de Al-Ándalus, el periodo de casi 800 años de dominio islámico en la península ibérica. En lo que hoy conocemos como España, este periodo comenzó alrededor del año 700 y duró hasta 1492, cuando el rey Fernando II y la reina Isabel I unificaron la nación bajo una monarquía católica.
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En la actual Andalucía, especialmente en Sevilla y Córdoba, las influencias musulmanas y cristianas se entrelazan, muchas veces dentro de las mismas paredes. Mi intención era documentar cómo la arquitectura puede servir como un diálogo entre civilizaciones. Mi objetivo no era solo capturar imágenes bellas, sino también explorar las capas de intercambio cultural que definen esta región.
Córdoba fue alguna vez la capital de la dinastía omeya en España. En la Mezquita-Catedral de Córdoba, construida a fines del siglo VIII, me atrajeron las distintivas franjas rojas y blancas, un elemento importante del diseño omeya. El edificio fue convertido en iglesia católica en 1236.
“Quería documentar cómo la arquitectura puede servir como un diálogo entre civilizaciones. Mi objetivo no era solo capturar imágenes bellas, sino también explorar las capas de intercambio cultural que definen esta región.”
Un momento que me conmovió especialmente fue observar a una mujer subir las escaleras. Me hizo pensar en todas las personas que, a lo largo de los años, habían subido esos mismos peldaños para rezar, ya fueran seguidores del islam o del cristianismo. También reflexioné sobre cómo tantos monumentos han sobrevivido durante siglos, incluso cuando sus alrededores han cambiado con el tiempo.
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Las capas de historia en el Palacio de las Dueñas, en Sevilla, también me intrigaron. Propiedad de la aristocrática familia Alba desde 1612, fue transformado en edificio de apartamentos a finales del siglo XIX; uno de los poetas más queridos de España, Antonio Machado, nació allí en 1875. En el siglo XX, los Alba lo devolvieron a su uso residencial, y allí recibieron a celebridades como Jacqueline Kennedy y Grace Kelly.

Originalmente desarrollado a principios del siglo X como fortaleza musulmana, el Real Alcázar de Sevilla fue transformado con el paso de los años en un palacio monumental por dinastías musulmanas y monarcas cristianos. Hoy en día, sigue siendo una residencia de la familia real española cuando visita la ciudad.
La Iglesia de Santa Catalina, una iglesia sevillana construida principalmente en el siglo XIV, se erigió sobre el sitio de una antigua mezquita. Admiré las influencias islámicas que aún se pueden apreciar, como la albañilería, los arcos de herradura en la entrada y la linterna del techo que evoca la forma de un minarete.