Muy cerca de Paseo de la Reforma —una de las avenidas más importantes de la Ciudad de México— está Quebracho, un restaurante de parrilla argentina al que te recomiendo ir cuando no tengas ganas de experimentar. Aquí vas a comer rico y de forma abundante, no por nada este establecimiento celebra más de 20 años desde su apertura en 2004.
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La decoración de este restaurante, cuyo nombre proviene de un árbol originario de la zona norte de Argentina, es clásica, como la de un bodegón rioplatense. Se caracteriza por los manteles a cuadros de colores blanco y azul, el piso de mosaico y la cantina con barra de madera donde se sirven tragos que puedes adivinar sin ver el menú.
Si vas a cenar, llega antes de las 19:00 y elige una mesa cercana a las ventanas. El salón principal y la terraza suelen llenarse de comensales; así que es común el bullicio, la plática en voz alta, el choque de copas y el ruido de los televisores (que seguramente estarán transmitiendo un partido de fútbol). También se escuchan las planchas de metal en las mesas, con carne que está terminándose de cocinar..
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Comienza con un Aperol spritz, el coctel tradicional italiano, para acompañar las entradas, que pueden ser: empanadas (como las de carne y espinacas con queso) y queso provoleta, entre otras opciones de la carta. Sigue con uno de los vinos de la casa, te recomiendo que pidas una botella de “Vientos del Sur”, un malbec de la región de Mendoza para acompañar los fuertes; sin embargo, hay más de 10 etiquetas importadas que se anuncian en un pizarrón y que puedes adquirir por copa, botella o caja a precios que van desde $182 pesos por pieza.
De la parrilla puedes elegir un vacío al punto, arrachera, asado de tira, ojo de bife o entraña; entre otros cortes argentinos (con guarnición, chiles toreados y cebollitas), además hay una opción de hamburguesa angus prime, parrillada de carne, brocheta de pollo y hasta atún y salmón cocinados de igual manera. Un platillo distintivo son las papas soufflé, que se inflan con una fritura de aceite de oliva. Y, si llegas al postre, pide el alfajor.
Las porciones son generosas, como para compartir al centro de la mesa y probar más de todo. Y, no estaríamos diciendo que nos recuerda a un bodegón argentino, sin la opción de milanesa napolitana o a caballo (con huevos fritos) con papas en el menú.
