Imagina despertar con el sonido de la jungla mezclándose con el oleaje del Pacífico. En Rosewood Mandarina, cada una de sus 134 suites parece nacer del paisaje: terrazas y piscinas privadas que invitan a detenerse y dejar que los ojos recorran horizontes que cambian con la luz del día. Cada detalle, desde los muebles hasta los objetos decorativos, es fruto del diálogo con las comunidades Wixárika y Cora: bordados, chaquiras y símbolos ancestrales se entrelazan con un diseño contemporáneo que respira armonía.
Ya sea en una suite frente al mar, en un refugio sobre el acantilado o en las Flatland Suites, cada estancia recuerda que el verdadero lujo es íntimo y conectado con la tierra. Las villas privadas —una sobre la arena, otra en lo alto de la montaña— llevan esta experiencia al siguiente nivel, ofreciendo espacios pensados para vivir el Pacífico en toda su magnificencia.
Cada rincón del resort es un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad. Materiales locales y técnicas artesanales se mezclan en pabellones, villas e interiores de suites, convirtiendo el arte y la cultura regional en parte de tu experiencia diaria.
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Rosewood Mandarina: gastronomía, lujo y recreación en perfecta sintonía
En Rosewood Mandarina, cada experiencia va más allá de lo esperado, y la gastronomía no es la excepción. Los sabores del Pacífico y la riqueza cultural de México dialogan con propuestas internacionales en espacios que sorprenden tanto por su ubicación como por su concepto. Desde un restaurante suspendido sobre el valle hasta un bar en lo alto de un acantilado, cada rincón invita a saborear el entorno de una manera distinta. Aquí, el lujo también se sirve en la mesa.
- La Cocina, frente al mar, eleva la cocina mexicana tradicional con tortillas hechas a mano, mariscos frescos y ceviches.
- Toppu, suspendido sobre el valle, fusiona Japón y México con sushi, robatayaki y tempura, siempre con ingredientes locales.
- Barra Peñasco, sobre un acantilado, invita a descubrir cocteles que celebran la esencia de los elementos y botánicos locales.
- Buena Onda, junto a la alberca y la playa, ofrece un ambiente relajado con tapas, parrilla, sangrías y coctelería refrescante.
Las actividades del resort parecen creadas para que cada momento sea memorable: tirolesa entre la jungla, paseos a caballo hasta la playa, polo y equitación en el club privado, golf con el sello de Greg Norman, y excursiones a pueblos bohemios cercanos. Para los más pequeños, el Explorers Club convierte la mitología Wixárika en aventuras que despiertan curiosidad y amor por la naturaleza.
Sustentabilidad y lujo conviven aquí: colaboraciones con artesanos, protección de hábitats únicos y experiencias que invitan a dejar un impacto positivo. Cada instante es un recordatorio de que viajar con propósito también puede ser extraordinariamente placentero.
En Rosewood Mandarina, el horizonte nunca es igual: jungla a un lado, montaña al otro, y frente a ti, el mar infinito. Y en medio de todo, un refugio que redefine el significado de vivir, explorar y conectarse con lo que realmente importa.
