
La provincia de Huelva esconde un pequeño pueblito del municipio de Almonte llamada El Rocío, situada a 15 kilómetros de Matalascañas. Esta bella y pequeña localidad española se destaca por su parque nacional de increíble belleza y al mismo tiempo, por ser cuna de una ceremonia católica de increíble emotividad, tanto, que llega a conmover hasta el llanto.
Caracterizada por sus casas pequeñas y blancas, El Rocío y su singular trazado urbano y paisajístico es una aldea única donde se fusionan la pasión religiosa y la belleza de su patrimonio natural.
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Conoce el Patrimonio Natural de El Rocío en Huelva

Esta bella aldea es rica en humedales, también conocido como marismas, y dado que las riquezas de El Rocío coinciden con un inmenso parque nacional, la localidad forma parte de una maravilla natural elegida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Se trata del Parque Nacional y Natural de Doñana, una de las reservas naturales más importantes de Europa. Este parque es una maravilla de la naturaleza compuesta por 122 487 hectáreas que comprende las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz.
Hogar de una increíble diversidad de especies de aves, mamíferos y flora, su inclusión en el pueblo de Rocío desde 1995 aporta un valor añadido a la experiencia de visitar este lugar, permitiendo a los turistas disfrutar de su belleza natural y la biodiversidad única que ofrece por estas latitudes.
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Turismo religioso en Andalucía: la Romería de El Rocío

Además de la marisma en Doñana, El Rocío es una localidad popular en Andalucía gracias a una festividad religiosa sumamente característica. Se trata de la Romería de El Rocío, un evento religioso que recibe a miles de personas por año.
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El Rocío recibe a multitud de peregrinos que vienen a postrarse ante la Blanca Paloma, una virgen que data del siglo XIV, para pedirle favores o rezar en su nombre. Ver cómo el pueblo se decora con música, banderas y flores es un recuerdo difícil de olvidar. Durante la celebración de la Romería, lo más típico es peregrinar a pie o a caballo a través de las marismas de Doñana y dormir bajo las estrellas.
Sin embargo, el momento cúlmine de la Romería es cuando, al llegar al templo de la Paloma Blanca, los locales invaden la ermita y pasean a la virgen por toda la aldea. La alegría que transmiten conmueve a todos los presentes en una fusión exacta entre devoción y emoción.