Enclavado en el oriente mexicano, el Pueblo Mágico de Durango conocido como «Nombre de Dios» siempre espera para sorprender a quienes lo visitan con sus impresionantes paisajes naturales y su rico legado histórico. Aquí las cascadas, ojos de agua y los frondosos bosques de sabinos se entrelazan armoniosamente con las imponentes torres de sus antiguas iglesias.
Su fundación se remonta al 17 de noviembre de 1562, a manos de Francisco de Ibarra, quien lo denominó originalmente Villa de los Cuatro Templos. Este nombre hacía referencia a las cuatro capillas que se construyeron en sus inicios.
El oasis de refrescantes aguas cristalinas en medio del desierto a 40 minutos de Tehuacán
Así es Nombre de Dios, el Pueblo Mágico de Durango que destaca por su naturaleza
Este municipio, llamado originalmente Villa de los Cuatro Templos, fue fundado en 1562 por los españoles, convirtiéndose en uno de los asentamientos más antiguos de la Nueva Vizcaya. Sus raíces se remontan a una misión franciscana establecida por Fray Gerónimo de Mendoza, quien ofició la primera misa católica en la región. Desde entonces, Nombre de Dios fue un lugar de encuentro entre la naturaleza y la fe.
No obstante, lo más destacable es que Nombre de Dios es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus atractivos naturales son los siguientes:
- El Saltito: una impresionante cascada de 20 metros de altura que irrumpe en el paisaje semiárido, creando un oasis refrescante. Esta caída de agua es única, ya que se puede apreciar desde el nivel del suelo, envolviendo a los visitantes en una experiencia inolvidable.
- Río Mezquital: un bosque de antiguos sabinos, cuyos nudosos troncos y raíces abrazan el suelo, formando caprichosas formaciones que desafían la imaginación. Este escenario natural es perfecto para caminatas y fotografías memorables.
- Los Salones: un paraje mágico donde los sabinos se inclinan sobre el río Tunal, creando un túnel de ramas que refleja el agua azul oscura. Una postal digna de compartir en las redes sociales.
- Ojo de Agua de los Berros: pequeña población que se estableció entre sauces y sabinos. Aquí hay balnearios.
Legado histórico, patrimonio cultural y gastronómico de Nombre de Dios
Además de sus maravillas naturales, Nombre de Dios es un tesoro arquitectónico y religioso. Ejemplo de ello son los siguientes lugares:
- Templo de San Francisco: una joya del arte sacro del siglo XVI, este templo es un ejemplo notable de la arquitectura religiosa virreinal en el noroeste de México.
- Templo de Jesús Nazareno: con su portada decorada con angelitos, este templo evoca el arte religioso de Michoacán. En su interior, existen impresionantes frescos y esculturas policromadas.
- Iglesia de San Pedro Apóstol: construida en 1790, esta iglesia se perfila en la plaza principal, siendo un símbolo del patrimonio histórico de la villa.
Por último, la visita a Nombre de Dios no estaría completa sin degustar su deliciosa gastronomía y sumergirse en sus coloridas tradiciones.
- Gorditas rellenas: un verdadero placer para el paladar son las famosas gorditas rellenas con una variedad de guisos.
- Artesanías: artesanos locales que se destacan en la elaboración de cestos de vara de sauce, cordeles, morrales de lechuguilla y bateas de madera.
- Festividades: desde la celebración del «Taquito de San José» hasta la Fiesta del Ojo de Agua de San Juan, las fiestas locales son una oportunidad única para experimentar la rica cultura de Nombre de Dios.
Cómo llegar a Nombre de Dios desde Durango
Se puede llegar a Nombre de Dios desde Durango en coche en aproximadamente 53 minutos. La distancia es de 58 kilómetros.
