Aunque el verano haya quedado atrás, las ganas de viajar no desaparecen. De hecho, otoño e invierno son estaciones ideales para planificar una escapada corta sin alejarse demasiado. España tiene una ubicación privilegiada para encontrar lugares encantadores a pocas horas de vuelo: el exotismo del norte de África, las preciosas estampas mediterráneas o la majestuosidad de las capitales europeas. Aquí tienes algunas de las mejores escapadas de fin de semana cerca de España para esta época del año.
Burdeos: vino y cultura
A poco más de una hora de vuelo desde Madrid o Barcelona, Burdeos es una joya del suroeste francés perfecta para un fin de semana otoñal. Su ambiente elegante y su tamaño asequible permiten descubrirla sin prisas.
Pasea por el espejo de agua de la Place de la Bourse, uno de los rincones más fotografiados de la ciudad, y entra en la Cité du Vin, un museo inmersivo dedicado a la cultura del vino. El otoño, con los viñedos cercanos teñidos de tonos ocres y rojizos, es el momento ideal para reservar una visita a alguna bodega en la región de Médoc o Saint-Émilion.
Además, la ciudad celebra en noviembre el Festival Internacional de Cine de Burdeos y los mercados cubiertos como Marché des Capucins ofrecen productos locales perfectos para saborear el estilo de vida francés en los meses fríos.
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Marrakech: exotismo a dos horas de vuelo
Si prefieres huir del frío sin cruzar medio mundo, Marrakech es una opción imbatible. A menos de tres horas de vuelo desde España, esta ciudad marroquí despliega un torbellino de aromas, colores y sonidos. En otoño e invierno, las temperaturas rondan los 20-25 °C, lo que permite recorrer sus calles sin el calor sofocante del verano.
Comienza tu escapada en la icónica Plaza Jemaa el-Fna, corazón palpitante de la ciudad, y piérdete por los zocos, donde podrás comprar especias, alfombras y cerámica tradicional. Dedica unas horas a visitar el Jardín Majorelle, creado por Yves Saint Laurent, y el Palacio de la Bahía, una joya de la arquitectura islámica.
Para una experiencia auténtica, termina el día con un baño relajante en un hammam tradicional y una cena en la terraza de un riad con vistas a la Koutoubia, la gran mezquita que domina el horizonte. Marrakech es ideal para quienes buscan una escapada diferente sin alejarse demasiado.
Lisboa: no es decadente, es bellísima
La capital portuguesa nunca decepciona y es uno de los destinos favoritos para escapadas desde España durante todo el año. En otoño e invierno, Lisboa se tiñe de una luz suave y melancólica que la hace aún más especial. Además, al estar a solo una hora de vuelo o incluso a unas horas en tren desde Madrid, resulta perfecta para un viaje corto.
Explora sus barrios históricos, desde las callejuelas empinadas de Alfama hasta el ambiente bohemio del Bairro Alto. Sube en el emblemático tranvía 28, visita el Monasterio de los Jerónimos y degusta unos pastéis de Belém recién horneados.
El clima templado permite pasear junto al río Tajo o hacer una excursión de medio día a Sintra, con sus palacios de cuento y bosques cubiertos de niebla. Y si viajas en diciembre, el ambiente navideño en la Praça do Comércio añade un extra de encanto a la ciudad.
Roma: historia viva
Otoño e invierno son las mejores estaciones para redescubrir Roma sin las largas colas del verano. Con vuelos directos de dos horas desde muchas ciudades españolas, la Ciudad Eterna ofrece una escapada de fin de semana intensa y apasionante.
Comienza tu visita en el Coliseo y el Foro Romano, que lucen especialmente bellos con la luz dorada de otoño. Pasea por el Trastevere, un barrio de calles adoquinadas y trattorias acogedoras, y lanza una moneda a la Fontana di Trevi para asegurarte un regreso.
En invierno, los museos y basílicas son refugios perfectos: el Museo Vaticano y la Basílica de San Pedro merecen al menos medio día, y la gastronomía romana —desde la carbonara tradicional hasta un espresso en el Caffè Sant’Eustachio— se disfruta aún más con el frío. Además, si viajas en diciembre, podrás visitar los mercados navideños en la Piazza Navona.
Fez: la joya medieval del norte de África
Menos conocida que Marrakech, Fez es otra joya marroquí ideal para un fin de semana diferente. Su medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un laberinto de más de 9.000 callejones donde el tiempo parece haberse detenido.
Visita la Universidad de Al Quaraouiyine, considerada la más antigua del mundo, y la madrasa Bou Inania, un ejemplo magistral del arte islámico. No te pierdas el barrio de los curtidores de Chouara, donde se siguen usando técnicas medievales para trabajar el cuero.
En otoño e invierno, el clima templado y el ambiente menos turístico hacen que Fez se revele en toda su autenticidad.
