La bonita estación abandonada del metro de Nueva York que pocos conocen que es una joya para visitar y detenerse en el tiempo
Esta estación del metro de Nueva York es una joya oculta (iStock)

El metro de Nueva York es una de las redes de transporte más extensas e icónicas del mundo. Con más de 400 estaciones en funcionamiento, millones de pasajeros lo utilizan a diario. Sin embargo, bajo las alborotadas calles de Manhattan se esconde una pieza arquitectónica pocas veces visitada: la estación abandonada de Old City Hall.

Esta terminal, inaugurada en 1904 como parte de la primera línea del metro neoyorquino, permaneció en activo solo cuatro décadas antes de quedar relegada al olvido. Hoy en día, se convirtió en un destino casi místico para aquellos interesados en explorar los rincones más singulares de la Gran Manzana.

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La estación de Old City Hall es una atracción única para los interesados en la arquitectura del metro de Nueva York. (Pexels)

El secreto del metro de Nueva York: así es la estación fantasma de Old City Hall

A pesar de su abandono, Old City Hall se resiste a perder los rasgos de elegancia y estilo que la hicieron célebre en su día. Sus arcos de ladrillo, tragaluces y candelabros la convierten en un recuerdo de una época pasada. Caminar por su andén es como meterse en una cápsula del tiempo.

Cabe recordar que a finales del siglo XIX, Nueva York era una ciudad en constante ebullición. El aumento de población y el desarrollo económico requerían mejoras en las infraestructuras. Fue entonces cuando las autoridades municipales apostaron por la construcción de un sistema de transporte subterráneo que revolucionaría la ciudad: el metro.

Tras años de planificación y obras, el 27 de octubre de 1904 se inauguraba la línea de la Interborough Rapid Transit (IRT), la primera del metro de Nueva York. Esta línea conectaba City Hall, en el bajo Manhattan, con la calle 145 de Harlem, y contaba con un total de 28 estaciones. La promesa era ambiciosa: «De City Hall a Harlem en 15 minutos».

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Uno de los vagones del metro de Nueva York, por dentro. (Pexels)

Old City Hall y el declive de la terminal más espectacular

Para convertirse en el buque insignia del proyecto, la terminal de City Hall (posteriormente renombrada Old City Hall) requería un diseño impresionante. La construcción fue encargada a los reputados arquitectos Heins y LaFarge, mientras que su aspecto interior corrió a cargo del valenciano Rafael Guastavino, pionero en el uso de bóvedas catalanas.

Guastavino creó un espacio de elegancia inusual para una estación de metro. Destacaban sus arcos ornamentados con azulejos de colores, los tragaluces de vidrio amatista que permitían la entrada de luz natural y una iluminación a base de lámparas de araña dignas de un salón palaciego. En sus paredes se colocó incluso una placa conmemorativa del primer viaje, obra del escultor del Monte Rushmore, Gutzon Borglum.

A pesar del éxito inicial, el tráfico en Old City Hall comenzó a decaer tras unas décadas. La apertura de la estación de Brooklyn Bridge, mucho más concurrida, fue restando protagonismo a la terminal original. Pero el golpe definitivo llegó cuando los convoyes se alargaron de 5 a 10 vagones: las vías curvas de Old City Hall no permitían acoger trenes más largos. Así, el 31 de diciembre de 1945, la estación tuvo que cerrar sus puertas. Lo que fue ideado como la perla del sistema quedó enterrado y en desuso, convirtiéndose en una «estación fantasma» bajo las calles de Manhattan.

Cómo visitar la estación abandonada hoy día

Hoy en día Old City Hall es un destino codiciado por quienes buscan explorar los rincones más singulares de Nueva York. Aunque está prohibido entrar sin autorización, existen dos formas de acceder:

  1. Desde el metro: los trenes de la línea 6 utilizan los raíles de Old City Hall para cambiar de sentido en su última parada en Brooklyn Bridge-City Hall. Si te quedas a bordo en ese momento, podrás vislumbrar fugazmente la estación fantasma a través de las ventanillas.
  2. Tours guiados: unas pocas veces al año, el Museo del Transporte de Nueva York organiza visitas guiadas exclusivas para sus miembros. Es la única forma de recorrer cómodamente el andén, siempre que consigas plaza en estos tours de aforo muy limitado.