Las 7 mejores heladerías clásicas para refrescar el verano en Buenos Aires
Foto: urbazon

La tradición heladera es un arte arraigado en el corazón de la cultura argentina. Desde la llegada de inmigrantes italianos en el siglo XIX, la pasión por el helado ha crecido hasta convertirse en un fenómeno nacional. Las heladerías, muchas de ellas con recetas familiares transmitidas por generaciones, ofrecen un abanico de sabores únicos y auténticos. El compromiso con ingredientes de calidad y la elaboración artesanal son sellos distintivos. La tradición no solo reside en los sabores clásicos, sino también en la constante innovación, donde la creatividad se fusiona con la nostalgia, brindando una experiencia única y deliciosa para los amantes del helado argentino.

La mayor prueba de la fascinación argentina por el helado es un estudio centrado en los hábitos de consumo durante el verano 2022-2023 en el país, hecho por la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFADHYA) en base a 1200 participantes, que señala que el 95% de ellos consumió helado en verano, el 91% eligió Helado Artesanal y el 68% considera que disfrutar de helado es una tradición veraniega.

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Crédito: iStock/ Authentic Images

Dicho lo anterior, te recomendamos las que para nosotros son las mejores heladerías de Buenos Aires:

Hace 66 años, en 1957, Silvestre Olivotti llegó desde Cadore, Italia, a Buenos Aires, llevando consigo las recetas familiares del mejor gelato. Su heladería en Avenida Corrientes, Cadore, no solo mantiene viva la tradición, también logra año tras año mantener su lugar dentro de los rankings que la califican como una de las mejores heladerías del mundo.

El distintivo dulce de leche, cocido durante más de catorce horas a fuego lento, es casero y resuena con el auténtico sabor del tarro de dulce de leche. Gabriel Famá, sobrino del fundador y actual propietario, destaca la fidelidad a las recetas tradicionales, utilizando ingredientes naturales como chaucha de vainilla y frutas frescas diarias. Con sabores clásicos como coco y Crema Rusa, Cadore también se aventura con opciones innovadoras como naranja con jengibre y Chai, demostrando que el helado del futuro debe mantener el valor del producto y la artesanía del pasado.

Dirección: Av. Corrientes 1695, San Nicolás

Andrés Scannapieco, pastelero italiano, llegó a Buenos Aires en 1915, marcando el inicio de una tradición heladera. El negocio, originalmente en Avenida Córdoba 4826, resurgió en 2013 en Av. Álvarez Thomas 10, en Colegiales, bajo la dirección de Juan Andrés, nieto de Scannapieco. La clave del éxito radica en la fidelidad a las recetas originales, utilizando ingredientes simples y de alta calidad. Junto a los clásicos como dulce de leche y pistacchio, destacan creaciones únicas como el dulce Astor y el Chocolate Scannapieco. El compromiso con lo artesanal se refleja en cada sabor, preservando la esencia argentina sin sucumbir a modas extravagantes.

Dirección: Paseo La Plaza, Corrientes 1660, Local 7, San Nicolás

Con un origen alejado del rubro, el carpintero Alfredo Zanetti, originario de Pordenone, Italia, desembarcó en Buenos Aires en 1955. Su trabajo lo llevó a diseñar muebles para trece heladerías locales. Más de dos décadas después, para el 24 de diciembre de 1981, finalmente inauguró la propia, con tanto éxito que se mantuvo ocupado hasta la medianoche y no llegó a brindar a su casa. Hoy, Zanetti supervisa personalmente la heladería por las noches, velando por la calidad de su famoso sambayón. También de otros sabores destacados como el chocolate amargo Maggiore con nueces, higos, pasas de uva y rhum, y la crema Turca con crema de nuez, nueces e higos.

Dirección: Av. Callao 777, San Nicolás

Francesco Saverio Manzo, un intrépido inmigrante italiano, aterrizó en Buenos Aires con sueños de prosperidad para su familia. Armado con la artesanía de hacer helados al estilo «uso Napoli» que aprendió en su ciudad natal, dio inicio a una tradición que data de 1909, cuando inauguró su propia heladería, una de las primeras en Buenos Aires. Manteniendo un secreto bien guardado, Don Saverio introdujo el éxito original: el helado de crema chantilly, ahora con versiones que incorporan dulce de leche y nueces. Entre los sabores clásicos que definen la marca, destaca el sambayón, una experiencia única para amantes y no amantes de este sabor tradicional. Aunque presentan opciones innovadoras como el Malbec con frutos del bosque, el legado de Saverio Helados sigue cautivando con sus clásicos, siendo incluso el preferido de Carlos Gardel, quien solía deleitarse con el helado de limón en este emblemático rincón.

Dirección: Av. San Juan 2809, San Cristóbal

Si bien es un clásico del verano en Mar del Plata, hace dos años la icónica heladería, reconocida por sus inigualables cannoli, abrió dos nuevas sucursales en Recoleta y Palermo, en la capital del país. Si bien el cannoli siciliano relleno y bañado en chocolate es el rey indiscutible de esta heladería con cinco décadas de historia, todos sus sabores son excepcionales. Entre los más destacados, la crema Tramontana, un emotivo homenaje al fundador de Helados Italia, Giuseppe Tramontana. Después de tantos años, la autenticidad artesanal de sus helados sigue intacta, palpable en cada deliciosa cucharada.

Dirección: Juncal 1760, Recoleta

Iniciada como una chocolatería en 1948 en Bariloche, esta marca ha evolucionado hasta convertirse en una tradición arraigada en toda la Patagonia. A lo largo del tiempo, ha ampliado su oferta más allá del chocolate, incorporando helados y los bombones Fra Nui. En la actualidad, sus sucursales están presentes en diversos barrios porteños, incluyendo Caballito, Palermo, Recoleta, Villa Devoto, Colegiales y Retiro. Su sabor más icónico es el chocolate en numerosas combinaciones, incorporado al ránking de Taste Atlas como uno de los helados más destacados del mundo.

Dirección: Uruguay 1284, Recoleta

Desde su apertura en 1963, este icónico establecimiento en el corazón de Caballito ha atraído a multitudes frente a sus puertas. Situada en una de las esquinas más concurridas del barrio, esta heladería clásica no sigue modas; es auténtica, innovadora y siempre repleta de personas buscando qué sabor elegir. Su fundador, originario de Bari se mantuvo fiel a los sabores clásicos durante más de dos décadas, hasta que en 1989, su hijo, Mauro Diana, se unió para liderar la creación de nuevos sabores. Su enfoque se centra en helados recién elaborados, sin conservantes ni aditivos, priorizando textura y cremosidad. Destacan un amarena con cerezas importadas de Italia y el éxito del chocolate andino, oscuro y enriquecido con frutos patagónicos y salsa de frutos del bosque.

Dirección: Av. Rivadavia 5078, Caballito